El valor de la teoría laboral: el dinero es un arma política de una clase sobre otra
por Jehu
Al castellano: Non Lavoro
Aquí va un dato que es absolutamente vital para tu nivel de vida material y el de tus hijos:
El dinero es político.
Es un arma política empleada por una clase para subyugar a la otra y obligarla a trabajar sin cesar.
Sin embargo, hoy tenemos un montón de inútiles teóricos laborales por ahí que se aproximan al dinero como si éste estuviera por sobre las clases. Hay dos clases en la sociedad y, por lo tanto, dos expresiones antagónicas e incompatibles del tiempo de trabajo socialmente necesario de la sociedad. Esto no puede sino dar lugar a dos formas de dinero fundamentalmente incompatibles. La lucha en la sociedad sobre cuál forma de dinero se establecerá como equivalente universal no puede divorciarse de la lucha por cuál es el tiempo de trabajo socialmente necesario de la clase trabajadora.
Nuestros teóricos laborales han mostrado que el dólar fiduciario inconvertible que juega el rol de dinero es una expresión del dominio del capital sobre el mercado mundial, pero nunca han mostrado las implicancias que tiene esta forma de dinero para el tiempo de trabajo mismo.
Aquí está la cosa: el dinero en forma de un fiat inconvertible emitido por el estado ya no está vinculado de ninguna manera al tiempo de trabajo materialmente necesario requerido para la producción de mercancías; ha perdido la capacidad de expresar el tiempo de trabajo socialmente necesario de la sociedad, de expresar el valor de las mercancías como valor de cambio. La pérdida de esta capacidad no puede explicarse por el dinero mismo, ni constituye un “movimiento” del dinero en el sentido en que Paulani emplea este término. La única razón por la que el dinero podría perder su capacidad de expresar los valores de las mercancías es que los precios de estas mercancías ya no reflejen el tiempo de trabajo socialmente necesario para su producción.
Esto nos señala que hay un problema con la forma en que los teóricos laborales tratan la categoría del dinero: entre algunos de estos teóricos laborales, el dinero no expresa los valores de las mercancías — los tiempos de trabajo socialmente necesarios para su producción — sino que le otorga a las mercancías sus valores, o, como argumenta Chris Arthur, “solo el dinero hace que el valor sea real”:
“Marx muestra que el aspecto universal de las mercancías está asegurado solo en la medida en que lo planteen a través de su relación común con un equivalente universal, a saber, el dinero. Esta forma de dinero no representa el valor supuesto de las mercancías, sino que se las presenta como su momento universal. El dinero no es una representación de algo dado en las mercancías, sino la única forma de hacer presente el valor, es decir, estar allí concretamente, en lugar de ser una abstracción irreal. Una vez que el valor se presenta explícitamente por sí mismo (en lugar de una mera inmanencia) en el dinero, plantea las mercancías como valores en sí mismas, inmanentemente.
La relación fuerza y expresión se invierte: en lugar de que el dinero exprese pasivamente la actividad de las mercancías que postulan valores, el dinero se convierte en el poder que los valida socialmente como valiosos. Por lo tanto, si el dinero no tiene valor, como otras mercancías, es de todos modos valor, la única existencia adecuada de valor, como vemos.
En opinión de Arthur, el valor no existe realmente hasta que el dinero le imparte valor a la mercancía a través de un intercambio; el trabajo es siempre trabajo particular concreto hasta que el dinero lo convierte en trabajo abstracto. Desde el punto de vista de Arthur, no hay distinción entre fiat inconvertible u oro, ya que ambos cumplen la función de convertir el trabajo concreto en trabajo abstracto.
De esto resulta que Bernanke pudiese ir caminando a una terminal de computadoras del Banco de la Reserva Federal en 2008 y “actualizar” el valor de los derivados sin valor de AIG [American International Group], creando dólares de la nada e intercambiándolos por los derivados sin valor. Mientras todos los demás creían que Bernanke estaba falsificando moneda, Arthur muestra por qué estaba en realidad haciendo que el valor de los derivados de AIG no comercializables fuese “real”.
Estoy siendo, claro, totalmente injusto con Arthur, quien probablemente pueda explicar por qué lo que hizo Bernanke difiere de lo que Geithner hizo cuando vendió bonos y usó las ganancias para rescatar a GM [General Motors]. Quizás la distinción que debe hacerse aquí puede ser que AIG es “capital ficticio”, mientras que GM es “capital productivo”. Y, por supuesto, una vez que las monedas entran en circulación, todos sabemos la diferencia entre los dólares utilizados para rescatar a AIG y los utilizados para rescatar a GM, ¿verdad?
Por otro lado, si tanto el valor de los derivados de AIG como de las acciones de GM eran cero, el dinero utilizado para comprarlos no representaba el valor de cambio y no era dinero. En la teoría laboral, el dinero es valor de cambio, la expresión del valor de una mercancía, pero en este caso las “mercancías” compradas con la falsificación no tienen valor que se exprese. Dado que los activos financieros no tenían valor en primer lugar (y dado que, por lo tanto, su valor de cambio también es cero), una hoja de papel sin valor era la forma de dinero adecuada.
Pero, en verdad, ¿no es sospechoso mi razonamiento aquí?
Decir que la moneda no tenía valor porque las mercancías por las que se intercambia no tienen valor es extraño, porque si las mercancías no tienen valor, ¿cómo explicamos la persistencia del dinero y las relaciones monetarias en la sociedad? ¿no importa cuán inútil sea la moneda que sirve como dinero? La persistencia del dinero y las relaciones monetarias — incluso en la forma de un pedazo de papel sin valor — sugiere que algo más está en juego.
“Los salarios tienen que ser recortados …”
Si, por un lado, un scrip sin valor que sirve como dinero en el mercado mundial sugiere que los productos en sí no tienen valor; por otro lado, la persistencia del dinero y las relaciones monetarias sugieren que las mercancías siguen teniendo valor. Entonces, ¿cuál es de las dos?
Las conclusiones contradictorias que se pueden extraer de estos supuestos anteriores sugieren que lo que debemos explicar, en cambio, es por qué, aunque las mercancías continúan teniendo valor, el objeto que sirve como dinero siempre debe expresar este valor como cero. Debemos explicar por qué los valores de las mercancías están siendo activamente suprimidos en el mercado mundial; en otras palabras, debemos explicar por qué las mercancías ahora deben venderse siempre por debajo de sus valores.
El hecho de que las mercancías se vendan ahora por debajo de sus valores nos sugiere que, en la actualidad, la producción de plusvalía ya no es compatible con el intercambio de mercancías a sus valores.
No puedo evitar que esta explicación parezca violar uno de los principios más básicos de la teoría del trabajo: en El Capital, como señalé en la segunda parte de esta serie, Marx supone que todas las mercancías se venden a sus valores. Luego, Marx explica cómo, sobre esta base, el capital crea plusvalía.
Creo que muchos teóricos del trabajo confunden el argumento de Marx aquí: Marx simplemente está demostrando que incluso cuando asumimos que las mercancías se venden a sus valores, el capital crea plusvalía — es decir, la ganancia no se obtiene vendiendo una mercancía por sobre su valor ni comprándola por debajo de su valor. Pero lo que ellos no toman en cuenta es que este argumento se realiza dentro de un argumento más amplio, en el que Marx afirma que la producción basada en el valor de cambio colapsa.
Según Marx, incluso si comenzamos con el supuesto de que las mercancías se venden a sus valores, terminamos con un colapso de la producción sobre la base del valor de cambio; lo que significa que, en última instancia, las mercancías ya no se pueden vender a sus valores.
La conclusión de Marx no se basa en el resultado directo de la producción en función del valor de cambio, sino en el impacto que la producción con fines de lucro debe tener en la producción en función del valor de cambio: la producción con fines de lucro surge de la producción en función del valor de cambio, pero inevitablemente lo destruye. El resultado no tiene nada que ver con los valores de las mercancías, que podemos suponer que siempre se realiza; sino con el valor de uso de una mercancía en particular: la fuerza de trabajo.
En El Capital, la fuerza de trabajo siempre se compra a su valor y el producto del trabajo siempre se vende a su valor; pero el valor de la suma de este último es siempre mayor que el primero. El valor de la fuerza de trabajo se simboliza con “v”, mientras que el valor de su producto se simboliza con “v + s”. En cierto momento del desarrollo del modo de producción capitalista, la suposición de que la fuerza de trabajo se vende a su valor ya no es válida.
Ahora, nada de lo que digo aquí es nuevo: los teóricos laborales lo han sabido al menos desde que Henryk Grossman reiteró por qué esto debe ser cierto en un artículo que escribió en 1929. No hay duda de que Marx tenía razón, pues su predicción se expresó de manera bastante explosiva en la Gran Depresión; y no ha habido refutación del argumento de Grossman en los 80 años desde que lo expuso. Después de casi un siglo, ni un solo teórico laboral ha presentado ninguna prueba creíble que refute el argumento de Grossman.
Grossman calificó el punto donde la fuerza de trabajo tenía que venderse por debajo de su valor como “colapso capitalista”; pero este nombre puede ser un error semántico: en Grundrisse, Marx lo llamó el colapso de la producción basada en el valor de cambio. En el documento, Grossman argumenta que debido a la sobreacumulación crónica de capital, los capitalistas comenzarían a toparse con lo que, un año después, Keynes llamaría “desempleo tecnológico”: demasiado capital y una población de trabajadores desempleados:
“Hay una escasez creciente de plusvalía y, bajo las condiciones dadas, una sobreacumulación continua. La única alternativa es violar las condiciones postuladas. Hay que recortar los salarios para aumentar aún más la tasa de plusvalía. Este recorte en los salarios no sería un fenómeno puramente temporal que desaparecerá una vez que se restablezca el equilibrio; Tendrá que ser continuo. Después del año 36, o bien los salarios tienen que recortarse continua y periódicamente o debe crearse un ejército de reserva”.
Obviamente, la “violación de las condiciones postuladas” de la que habla Grossman aquí, es de la suposición de que la fuerza de trabajo se compra/vende a su valor. Por lo tanto, aunque Marx inicialmente asume que todas las mercancías se compran y venden a su valor, en cierto punto en el desarrollo de la producción con fines de lucro se violaría esta suposición porque la mejora cada vez mayor en la productividad del trabajo haría imposible que la fuerza de trabajo fuese comprada a su valor.
Una vez que la producción con fines de lucro entra en conflicto directo con la producción basada en el valor de cambio, y la fuerza de trabajo debe venderse por debajo de su valor, ¿qué sucede con el valor de cambio y el dinero? El valor de cambio, en la forma de un dinero mercancía, expresa (y puede solo expresar) el valor de la mercancía. Si la mercancía se vende por debajo de su valor, el dinero mercancía obtenido en una transacción de mercado debe estar por debajo del valor de la mercancía.
¿Y cuándo podrían los precios de las mercancías caer por debajo de sus valores? Cuando hay un exceso de mercancías en el mercado, por supuesto — una depresión. El argumento que Marx desarrollaba en El Capital, es que la producción capitalista con fines de lucro inevitablemente produce un exceso de mercancías en el mercado, lo cual lleva a una depresión y al colapso de la producción basada en el valor de cambio.
No hay nada excepcional en esta observación, es tan obvio que ni siquiera merece ser notado — cualquier economista simplón e imbécil admitirá la posibilidad de que se lancen demasiadas mercancías al mercado y, por lo tanto, de la caída de los precios, o lo que algunos llaman deflación. Lo que Marx demuestra además, es que no se trata de simples mercancías comunes y corrientes — sino de capital en la forma de mercancías. Por lo tanto, la caída de los precios no solo afectaba a los precios de las mercancías como valores simples, sino también a sus precios como mercancías capitalistas: el colapso de la producción basada en el valor de cambio también tenía implicancias para la producción con fines de lucro.
Pero el colapso de la producción basada en el valor de cambio no es lo mismo que el colapso de la producción con fines de lucro, y no deben confundirse. Si bien la sobreproducción crónica significaba que los productos tenían que venderse por debajo de sus valores, era necesario encontrar una forma de hacerlo con fines de lucro — y esta es la “genialidad” de Keynes: Keynes notó que el precio de la fuerza de trabajo se denomina siempre en alguna moneda emitida por el estado. Si la moneda emitida por el estado pudiera separarse del dinero mercancía, el valor que representaría entonces sería puramente hipotético — se convertiría en un numerario sin valor.
Una moneda envilecida — que carece de una conexión definida con una mercancía — en otras palabras, no representaría ningún valor — ni siquiera simbólicamente. Los valores de las mercancías podían ser suprimidos simplemente separando la moneda en la que sus precios fueron denominados, del dinero mercancía.
La moneda fiduciaria inconvertible moderna es justo este tipo de objeto; no representa ningún valor y expresa los valores de todas las mercancías en cero. El valor de las mercancías expresado en dólares o en euros es siempre cero — independiente de la cantidad de moneda en cuestión. Por lo tanto, no es, como afirma Moseley, que los dólares fiduciarios inconvertibles emitidos por el estado funcionen como una medida de valor, sino que, el valor de las mercancías cuando se expresa en fiat moderno es siempre cero.
En otras palabras, con el fiat moderno, las mercancías para nada se tratan como valores, en absoluto; se tratan como valores de uso de un tipo especial: capital.
Las implicancias de esto serán examinadas a continuación.
El valor de la teoría laboral
- (…y la inutilidad de los teóricos laborales)
- “Nuestro poseedor de dinero, tendría que ser tan afortunado …”
- El dinero como una guerra de clases inconsciente en la sociedad
- El dinero es un arma política de una clase sobre otra
- El dinero como dictadura de clase
- Teóricos laborales, dinero y mentiras: una breve protesta