El valor de la teoría laboral: el dinero como una guerra de clases inconsciente en la sociedad

por Jehu

Al castellano: Non Lavoro

https://therealmovement.wordpress.com/2014/07/14/the-value-of-labor-theory-money-as-an-unconscious-class-war-raging-in-society/


Continuado desde aquí

Una de las dificultades que a menudo encuentro en las discusiones sobre el dinero, es que siempre están formuladas con patrañas filosóficas o escolásticas tan incomprensibles, que la relevancia absolutamente vital que tiene este debate para los trabajadores comunes y corrientes ni siquiera logra asomarse. La pregunta en este debate no es simplemente: “¿Qué es el dinero?” La pregunta es, más bien: “¿Cuál sería el tiempo de trabajo socialmente necesario de la sociedad actual si el dinero que utilizáramos fuese un dinero-mercancía, como señala Marx?”

Hay toda una gama de muy interesantes respuestas de los teóricos laborales a la pregunta: “¿Qué es el dinero?” Pero ni siquiera uno solo de ellos ha investigado las implicancias que tendría su respuesta favorita para la esclavitud asalariada, si ésta fuera cierta. Podemos verlo en los escritos de sujetos como MoseleyFoley , NelsonArthurCampbell , etc. Todos tienen respuestas muy interesantes a la pregunta: “¿Debe ser el dinero una mercancía?” Pero notarás que lo que todos estos artículos tienen en común, es que ni siquiera uno solo de estos inútiles académicos logra explicar en qué afecta su respuesta en particular al tiempo de trabajo de la clase trabajadora.

Es hora de poner fin a esta sarta de absurdos: el dinero es guerra de clases y los teóricos laborales están del lado equivocado.

En la teoría laboral, el dinero es una expresión del valor, del tiempo de trabajo socialmente necesario de la sociedad. ¿Quién en la sociedad trabaja? ¿Marca tarjeta la reina de Inglaterra? ¿Qué hay de Paris Hilton? ¿O Warren Buffett? ¿No será al menos indirectamente importante cuál será el objeto que exprese el tiempo de trabajo socialmente necesario de la sociedad? ¿Y qué impacto, si es que lo tiene, tiene el material que sirve como dinero en lo que se considera trabajo socialmente necesario en la sociedad?

Los académicos, como Chris Arthur o Fred Moseley, jamás han considerado esta pregunta en un solo documento que hayan escrito, porque, francamente, les importa una mierda acabar con la esclavitud asalariada y jamás les ha importado más que una mierda. Como ha escrito Kurz, para estos marxistas, el fin del trabajo asalariado existe en algún futuro utópico y no juega ningún rol práctico en la lucha cotidiana de la sociedad.

Así que en esta parte de esta serie, quiero centrar mi atención en demostrar por qué lo que sirve como dinero tiene real importancia para los trabajadores. Mostraré cómo, manipulando la moneda, los fascistas pueden hacerte creer que necesitas trabajar 40 horas a la semana, cuando en realidad no. No tienes para qué trabajar 40 horas a la semana — ni siquiera necesitas trabajar diez horas a la semana. En efecto, en esta sociedad actual, no necesitas trabajar en absoluto. Si te parece que el trabajo asalariado sigue siendo necesario en la sociedad, esto solamente se debe a que los fascistas, en forma encubierta, utilizan el control estatal de la moneda fiduciaria para mantenernos al borde de la inanición.

Pero antes, quiero mostrar brevemente por qué lo que sirve como dinero en nuestra sociedad es una cuestión política, es decir, es una cuestión, en su mayor parte inconsciente (al menos en lo que respecta a uno de los lados), de una guerra de clases desatada entre la clase capitalista y la clase trabajadora — y los teóricos laborales están del lado equivocado.

El dinero NO es una categoría neutral de clase en la teoría de Marx

Para entender por qué es cierto esto, tenemos que revisar un punto crítico en lo que afirma Paulani. En su artículo, Paulani escribe:

“Si consideramos el segundo y el tercer movimiento juntos, es fácil ver que se dan las condiciones para que el dinero se libere del valor intrínseco que carga el dinero-mercancía y asuma la forma de dinero inconvertible, resolviendo así la contradicción entre el asunto del dinero y el rol social que debiese jugar”.

El argumento de Paulani es simple: como expresión del tiempo de trabajo socialmente necesario, el dinero es muy problemático; los problemas que el dinero supone para la sociedad, ella los usa como la razón por la cual la sociedad adopta una moneda fiduciaria inconvertible como dinero.

Esta es la explicación de moda para responder por qué EE.UU. puso fin al patrón oro en 1971. El fin de Bretton Woods se atribuye a todo tipo de causas incidentales: que era difícil mantener el vínculo entre el dólar y el oro, o que era difícil evitar el monopolio que tiene la Unión Soviética y Sudáfrica sobre el mercado del oro, o que se estaban agotando las reservas de oro de los Estados Unidos.

Pero la razón más importante que en general ofrecen los teóricos laborales está basada, sorprendentemente, en el argumento que los propios fascistas fueron los primeros en presentar: el patrón oro, de alguna difusa manera, está implicado en la Gran Depresión. El argumento de que el oro fuera el responsable de la Gran Depresión, fue formulado por primera vez por el infame fascista Milton Friedman, y su colega Anna Schwartz, en la década de 1960. Según una reseña del trabajo de Friedman y Schwartz, ambos autores establecieron que la Gran Depresión fue provocada, no por la sobreproducción de capital, sino por haber muy poco dinero en circulación:

“De especial importancia es la evidencia sobre las perturbaciones monetarias: los fuertes descensos en la actividad económica fueron precipitados por fuertes reducciones en la oferta monetaria, mientras que los episodios de inflación sostenida se produjeron invariablemente por un crecimiento monetario que excedía al crecimiento del producto real. Para ambos tipos de perturbaciones, el registro histórico proporciona instancias en las que las autoridades monetarias tenían la culpa de acciones inapropiadas. Así, la Gran Depresión de 1929-33 fue consecuencia de una reducción sin precedentes en la cantidad de dinero, que el Sistema de la Reserva Federal podría haber evitado, mientras que los episodios de inflación durante la Guerra Civil y la Primera y la Segunda Guerra Mundial fueron producto de los asuntos de guerra en la moneda fiduciaria.”

Este sinsentido fascista tiene su eco propio en los escritos de algunos de los teóricos laborales más importantes de la actualidad. Por ejemplo, en un artículo de 2004, argumentando en contra de la teoría del dinero de Marx, Fred Moseley declara:

“Hasta la década de 1930, los capitalistas requerían que el equivalente general (y, por lo tanto, la medida del valor) fuera una mercancía, o al menos convertible en una mercancía a tasas legalmente definidas. Sin embargo, en la Gran Depresión se hizo imposible mantener la convertibilidad del papel moneda en dinero mercancía. La convertibilidad requería una política monetaria estricta, que a su vez empeoraba la depresión. Para escapar de esta “cruz de oro”, los gobiernos pusieron fin a la convertibilidad e hicieron que el dinero de crédito, sin respaldo en oro, fuese el equivalente general. Los capitalistas no tuvieron más remedio que aceptar el papel moneda inconvertible mismo como equivalente general y, por lo tanto, como la medida del valor”.

¿Por qué, teóricos laborales como Moseley, tienen tanta afinidad con una respuesta propuesta antes que nadie por acérrimos fascistas como Milton Friedman?

En realidad, la razón por la cual Estados Unidos abandona el patrón oro nada tiene que ver con ninguna de estas otras razones; tiene que ver con el mismísimo colapso de la producción basada en el valor de cambio. Como mencioné antes, el valor es el tiempo de trabajo socialmente necesario requerido para la producción de una mercancía. Pero el valor de una mercancía producida capitalistamente, también es tiempo de trabajo socialmente necesario. Esto nos sugiere que con la aparición del trabajo asalariado, el valor de cualquier mercancía adquiere dos medidas distintas y separadas.

Lo que lleva al colapso del valor de cambio es que un dinero no puede expresar dos duraciones desiguales y antagónicas de tiempo de trabajo socialmente necesario; la única condición práctica sobre la cual estas dos medidas de tiempo de trabajo socialmente necesario pueden coexistir por un período de tiempo cualquiera, es que el capitalismo se expanda constantemente.

Mientras que el intercambio de mercancías en sí solo ofrece la posibilidad de un colapso en el valor de cambio, la producción capitalista de mercancías convierte esta posibilidad en algo inevitable. Hay, en el modo de producción capitalista, dos determinaciones desiguales y antagónicas del tiempo de trabajo socialmente necesario; y con esto, dos valores de uso distintos y antagónicos, que dan lugar a dos expresiones contradictorias del tiempo de trabajo socialmente necesario de la sociedad. En primer lugar, hay una determinación del tiempo de trabajo socialmente necesario requerido para la producción de la mercancía como mercancía simple; pero también hay una determinación del tiempo de trabajo socialmente necesario requerido para la producción de la mercancía en su forma capitalista. Del mismo modo, hay un valor de uso de la mercancía que surge de sus cualidades específicas que a su vez satisfacen necesidades humanas; pero también hay un valor de uso del valor de la mercancía — un valor de uso que surge de su función como medio para la producción de plusvalía. Y finalmente, hay una expresión del valor de la mercancía como mercancía simple en la forma de un dinero mercancía y una expresión del valor de la mercancía como capital, es decir, como valor autoexpandible, en la forma de dinero-capital.

El análisis de la forma de la mercancía en El Capital aumenta su complejidad cuando se la presenta simultáneamente como una mercancía simple y como capital mercancía. Nuestro análisis de todas las categorías que Marx introduce en el primer capítulo del capital — mercancía, valor de uso, valor, valor de cambio, etc. — aumenta su complejidad dependiendo de si intentamos analizarla como una mercancía simple, como capital mercancía, o como ambos juntos.

Ciertos teóricos laborales, como Paulani, quieren condensar todo en el análisis de la mercancía simple, mientras otros, como Arthur, quieren tratar todo como una forma de capital. Pero, en realidad, ambas categorías coexisten codo a codo en un solo acto de movimiento de la producción social.

La pregunta: “¿El dinero tiene que ser una mercancía?”, requiere de una especificación adicional para que sea comprensible:

“¿Para qué clase en la sociedad el dinero tiene que ser una mercancía?”

Los teóricos laborales nunca aluden a esta especificación adicional. Aunque la sociedad esté dividida en clases, ellos asumen que una sola respuesta basta para la sociedad en su conjunto.

Pero, obviamente, hace toda la diferencia en el mundo que la comida, la atención médica, la vivienda, etc. se consideren como medios para satisfacer las necesidades humanas relevantes, a que se consideren como medios para la autoexpansión del capital. Esta distinción, bien puede ser más o menos obvia para la mercancía en sí, pero los teóricos laborales parecen ser completamente incapaces de comprender que esto tiene también implicancias en el tiempo de trabajo dedicado a la producción de la mercancía. El tiempo de trabajo gastado en la producción de una mercancía simple, como una casa, nunca podrá ser el mismo que el tiempo de trabajo gastado en la misma casa cuando sirve para la expansión del capital. La duración del tiempo de trabajo total de la sociedad, mientras se emplee para la autoexpansión del capital, será siempre mayor que el tiempo de trabajo de la sociedad dedicado a la simple satisfacción de las necesidades humanas.

Puesto que estos dos tiempos de trabajo son siempre desiguales, no pueden tener una sola medida. Y a la vez, solo puede haber una medida socialmente válida y universal del tiempo de trabajo socialmente necesario de la sociedad. El conflicto entre las clases, ya sea que éstas lo sepan o no, está en cuál de las medidas del tiempo de trabajo socialmente necesario prevalecerá.

Resulta perturbador pensar que la mayoría, si no todos los teóricos laborales actuales aceptan por inercia la forma del dinero de la clase capitalista. Pero es exactamente por eso que yo les llamo inútiles.


El valor de la teoría laboral
  1. (…y la inutilidad de los teóricos laborales)
  2. “Nuestro poseedor de dinero, tendría que ser tan afortunado …”
  3. El dinero como una guerra de clases inconsciente en la sociedad
  4. El dinero es un arma política de una clase sobre otra
  5. El dinero como dictadura de clase
  6. Teóricos laborales, dinero y mentiras: una breve protesta