El valor de la teoría laboral: “Nuestro poseedor de dinero, tendría que ser tan afortunado …”

por Jehu

Al castellano: Non Lavoro

https://therealmovement.wordpress.com/2014/07/13/the-value-of-labor-theory-our-friend-moneybags-should-be-so-lucky/


En la parte 1 de esta serie, expliqué cómo es que aquel evento de 1971 — el colapso de Bretton Woods — tiene sus raíces en el proceso descrito por primera vez por Marx en El Capital: la separación cada vez mayor entre las cualidades útiles de la mercancía y su valor, es decir, el tiempo de trabajo socialmente necesario requerido para su producción. En dicha separación, el tiempo de trabajo requerido para producir la mercancía adopta por primera vez una forma que es independiente de las cualidades útiles de la mercancía.

Y esto tiene importancia para nosotros porque, de no haber planteado Marx en el capítulo inicial de El Capital que estas dos características de la mercancía adoptan formas que son independientes entre sí, no hubiese podido demostrar que eso que Keynes llamará “desempleo tecnológico” era el resultado inevitable de la producción capitalista de mercancías. En otras palabras, Marx tenía la intención de demostrar que la sobreacumulación absoluta — en la forma de un exceso masivo de capital y un exceso de población de trabajadores — debía desarrollarse y conducir al colapso total de la producción basada en el valor de cambio, como lo había predicho en los Grundrisse.

El primer paso en su demostración era señalar cómo es que la aparición misma de la producción basada en el valor de cambio crea la posibilidad de su colapso; pero ese es solo el primer paso: según lo expone Paulani, la aparición del dinero implica una separación progresiva, y un antagonismo creciente, entre la mercancía como objeto útil y el tiempo de trabajo requerido para producirla, expresado en ciertas unidades de algún dinero.

Esto nos lleva a lo que Paulani llama el segundo y tercer movimiento del dinero.

En el segundo movimiento del dinero, como resultado del rol que juega el dinero como medida del valor, la relación del dinero con su sustancia — el material físico de la mercancía que sirve como dinero — se vuelve cada vez más tenue. Esto ocurre, dice Paulani, porque el rol que juega el dinero como medida del valor — es decir, como medida del tiempo de trabajo socialmente necesario incorporado en una mercancía específica en una transacción — entra en conflicto con su rol de estándar de precios en general:

“La necesidad de que el dinero aparezca como un estándar para la expresión monetaria del valor de las mercancías se revela como algo mucho más complejo, lo que hace que lo que se requiere del dinero como [estándar] de precios se oponga a lo que se requiere del dinero como medida del valor. Esto aparece en dos momentos en el capítulo 3 de El Capital. En el primero, Marx argumenta que, como medida del valor, el oro solo cumple su función porque, como producto del trabajo, es un valor potencialmente variable, y por lo tanto, no es estable, mientras que para funcionar como estándar de precios, ‘la estabilidad de la medición tiene una importancia decisiva’ (Marx, 1990 [1867], p 192)”.

La contradicción identificada aquí apunta a que el dinero aparece en circulación como una simple ficha simbólica de sí mismo y que, en la práctica, puede en realidad ser reemplazado por una ficha de papel sin valor. Marx está argumentando que las necesidades que surgen de la circulación de las mercancías en la sociedad, conducen a la aparición del dinero — en un inicio, simplemente una expresión del valor de las mercancías — no solo en una forma independiente de las mercancías, sino también en una forma que es independiente del material físico de la mercancía que sirve como dinero.

Más adelante en su argumento, Paulani revisa lo que llama el tercer movimiento del dinero, en el que, en mayor o menor medida, la circulación del dinero se separa de la circulación de las mercancías y establece su propio movimiento como dinero de crédito, es decir, como medio de pago. Para mostrar por qué ocurre esto, cita a Marx, quien explica cómo el dinero de crédito y las reservas de dinero-mercancía separan temporalmente a la circulación de las mercancías de la circulación del dinero:

“El medio de pago ingresa a la circulación, pero solo después que la mercancía ya la ha abandonado. El dinero ya no media el proceso. Le pone fin al emerger independientemente, en la forma absoluta de existencia del valor de cambio, en otras palabras, la mercancía universal. (Marx, 1990/1867, p 234, énfasis agregado) “

El resultado de este largo proceso de desarrollo de la producción social mediante el intercambio es, que lo que originalmente era solo una expresión del tiempo de trabajo socialmente necesario requerido para la producción de un valor de uso — el dinero — con el tiempo desarrolla solo la más tenue conexión con el material físico que originalmente daba una forma independiente al valor de las mercancías.

Donde Paulani asume que tiene un abrelatas.

Creo que el mejor caso que Paulani pudiese presentar siguiendo esta línea de argumentación es que, en la producción de mercancías simple, por un número de causas puramente accidentales, el valor de cambio ha sido siempre desordenado y sujeto a fallas. Con el tiempo, la relación entre el valor de uso de una mercancía y su valor de cambio podría haberse vuelto bastante tenue — como es el caso del honor, la tierra y ese tipo de cosas a las que Marx se refiere en los capítulos 1-3. Pero en última instancia, no importa cuán tenue sea la relación entre el valor de uso y el valor, el dinero (en sí mismo un objeto que contiene valor de uso y valor) mantuvo esta relación intacta.

Pero Paulani quiere llevar este argumento más allá de este límite, y se encuentra con un obstáculo teórico necesario: ¿cómo es que puede ella reducir conceptualmente toda producción de mercancías a la producción de mercancías capitalista — así como lo hace en su artículo?

“Uno puede preguntarse por qué vamos a pasar directamente a los movimientos relacionados con la circulación de capital sin construir primero un movimiento que describa la transición del circuito C-M-C al circuito M-C-M’, es decir, el paso de dinero a capital”.

Su respuesta es que Marx lo hizo primero.

“Esta pregunta es análoga a la pregunta de si en las dos últimas secciones del capítulo 3 de El Capital se sigue hablando de la circulación simple o si ya se refiere inexorablemente al capitalismo con su sistema de crédito y pagos ya desarrollado. Lo que sucede es que es imposible pensar que el dinero se constituye completamente aparte del sistema capitalista, ya que solo allí es donde su tercera determinación tiene una existencia práctica. La descripción del tercer movimiento es, en este sentido, también la descripción de la necesaria transformación del dinero en capital y, como tal, la descripción de la apertura que produce la existencia de capital para los movimientos autonomizados que no están registrados en el objeto dinero, sino en su posición como potencial de capital”.

Puras y completas patrañas: En directa contradicción con el argumento de Marx en El Capital, Paulani argumenta en esencia que la contradicción entre el valor de uso y el valor implícita en el dinero-mercancía podría, de alguna manera, y por sí misma, superar los límites del dinero:

“Si consideramos el segundo y el tercer movimiento juntos, es fácil ver que se dan las condiciones para que el dinero se libere del valor intrínseco que el dinero-mercancía carga, y asuma la forma de dinero inconvertible”.

Lo que Paulani debió haber dicho, es lo que Marx dijo: que el dinero, como pura abstracción — como encarnación más abstracta del tiempo de trabajo socialmente necesario de la sociedad y, por lo tanto, de la riqueza en su forma social — existe solo como potencial en la circulación de mercancías simple: una mercancía producida para el mercado puede no encontrar un comprador, una deuda en la que se incurre puede no pagarse, o el estado puede falsificar la moneda nacional. A medida que la producción de mercancías se extiende y se vuelve más sofisticada, surgen varios puntos donde la circulación puede romperse como resultado de causas accidentales. El objetivo del ejercicio, sin embargo, es dilucidar cómo es que estas causas accidentales se vuelven inevitables, y conducen al colapso de 1971. Como Paulani sabe que no lo ha hecho, nos pide que asumamos que Marx está hablando ya de la producción capitalista de mercancías en el capítulo 3.

De hecho, la producción capitalista de mercancías no es en absoluto producción de mercancías simple, porque la producción de mercancías es producción de valor, mientras que la producción capitalista de mercancías es producción de plusvalía. Como muy bien sabe Paulani, en la producción simple de mercancías, Marx define el valor o el tiempo de trabajo socialmente necesario de una mercancía mediante la notación “v”; sin embargo, define el valor o el tiempo de trabajo socialmente necesario de una mercancía producida capitalistamente por la notación, “v + s”.

Puede ser cierto que “v” aparece en ambos modos de producción como una parte del valor de las mercancías, pero la cantidad adicional de valor “s” es lo que es históricamente específico de la producción capitalista de mercancías. No existe, en la teoría laboral, una transición natural del intercambio simple de mercancías al intercambio capitalista de mercancías y, por lo tanto, no hay una transición natural del dinero al dinero-capital.

El problema planteado por el análisis de Marx en El Capital era explicar cómo es que la fuerza de trabajo — la fuente del valor — de la sociedad en sí, llegó a ser una mercancía:

“El cambio de valor que ocurre en el caso del dinero destinado a convertirse en capital, no puede tener lugar en el dinero mismo, ya que en su función de medio de compra y de pago, no hace más que realizar el precio de la mercancía que compra o paga; y, como dinero en efectivo, es valor petrificado, nunca varía. Así tan poco puede originarse en el segundo acto de circulación, en la reventa de la mercancía, que no hace más que transformar el artículo desde su forma corporal a su forma de dinero nuevamente. Por lo tanto, el cambio debe tener lugar en la compra de la mercancía en el primer acto, M-C, pero no en su valor, ya que se intercambian equivalentes y la mercancía se paga a su valor total. Nos vemos obligados, por lo tanto, a la conclusión de que el cambio se origina en el valor de uso, como tal, de la mercancía, es decir, en su consumo. Para poder extraer valor desde el consumo de una mercancía, nuestro poseedor de dinero, tendría que ser tan afortunado como para encontrar, dentro de la esfera de la circulación, en el mercado, una mercancía cuyo valor de uso posea la propiedad peculiar de ser una fuente de valor, cuyo consumo real, por lo tanto, es en sí mismo una encarnación del trabajo y, en consecuencia, una creación de valor. El poseedor de dinero encuentra en el mercado dicha mercancía tan especial en la capacidad de trabajo o la fuerza de trabajo”.

Y esto no es un hecho natural, como se esfuerza Marx en explicar:

“Las condiciones históricas de la existencia [de la fuerza de trabajo] no se dan de ninguna manera con la mera circulación de dinero y mercancías. Puede cobrar vida, solo cuando el dueño de los medios de producción y subsistencia se encuentra en el mercado con el trabajador libre que vende su fuerza de trabajo. Y esta condición histórica conforma una historia del mundo. El capital, por lo tanto, desde su primera aparición, anuncia una nueva época en el proceso de producción social”.

Paulani quiere tratar este problema como si fuese meramente filosófico, un “movimiento dialéctico”, pero en realidad fue bastante sangriento. Si Paulani hubiese sopesado esto, entonces, al retomar a Chris Arthur, habría notado que la riqueza no aparece en su forma más abstracta hasta que el trabajo aparece en su forma más abstracta: es decir, cuando la fuerza de trabajo, única en producir valor, aparece ella misma como una mercancía a la venta en el mercado. El dinero como capital es dinero divorciado de cualquier objetivo útil excepto la creación de valor adicional.

Al ver esto desde el punto de vista de Paulani — como un movimiento en que el valor (el tiempo de trabajo socialmente necesario de la sociedad) se aleja del valor de uso — debe admitirse que este movimiento no es más que tiempo de trabajo gastado únicamente con el propósito de aumentar el tiempo de trabajo total de los productores. Paulani quiere argumentar que este resultado ya se da en la forma del dinero, cuando en realidad conforma una historia mundial, como argumenta directamente Marx. La aparición en escena de la fuerza de trabajo como mercancía por derecho propio no se da en la circulación simple de mercancías, pero anuncia el inminente colapso de la producción simple de mercancías y su reemplazo por el trabajo directamente social.

Por lo tanto, solo sobre la base de las premisas de la producción capitalista de mercancías podemos explicar el colapso del acuerdo de Bretton Woods y el surgimiento del dólar como dinero mundial.


El valor de la teoría laboral
  1. (…y la inutilidad de los teóricos laborales)
  2. “Nuestro poseedor de dinero, tendría que ser tan afortunado …”
  3. El dinero como una guerra de clases inconsciente en la sociedad
  4. El dinero es un arma política de una clase sobre otra
  5. El dinero como dictadura de clase
  6. Teóricos laborales, dinero y mentiras: una breve protesta