#3 sobre ‘Repensar El Capital’ de Postone

por Jehu

Al castellano: Non Lavoro

https://therealmovement.wordpress.com/2019/02/21/3-on-postones-rethinking-capital/


En mi último posteo, sostuve que, en su ensayo de 2008, Repensar El Capital a la luz de los Grundrisse, Moishe Postone se equivoca al afirmar que el “trabajo abstracto” es históricamente específico del modo de producción capitalista. Claramente, Marx sí creía que el valor de las mercancías era producto del “trabajo abstracto”. Y, con la misma claridad, creía (y el propio Postone lo admite) que la producción de mercancías tuvo lugar en muchas sociedades antes del capitalismo. A menos que me esté perdiendo de algo, (lo que es una distintiva posibilidad, puesto que soy un idiota), se deduce de esto que el “trabajo abstracto” no podría ser históricamente específico del modo de producción capitalista.

Ofrecí la posible explicación de que Postone estaba tratando de llegar a una propuesta ligeramente distinta: a saber, que solo para el modo de producción capitalista “el trabajo abstracto es [tomado por] trabajo útil concreto”. Quiero decir con esto que al capital no le interesa la producción de valores de uso como tales. Así como nuestro ilustrado demócrata moderado no ve el color, el capital no ve hierro, maíz o hilo. El capital solo ve valores.

Postone explica su razonamiento de esta manera:

“… el ‘trabajo abstracto’ no es trabajo concreto en general, sino que es una categoría diferente, históricamente específica. Como se argumenta en Tiempo, Trabajo y Dominación Social, eso significa que el trabajo en el capitalismo tiene una función social única que no es intrínseca a la actividad del trabajo como tal. Más bien, el trabajo determinado por la mercancía sirve como una especie de medio cuasi-objetivo por el cual se adquieren los productos de otros. Media una nueva forma de interdependencia, donde el trabajo o los productos del trabajo de las personas funcionan como medios cuasi-objetivos para obtener los productos de otros. Cuando sirve como dicho medio, el trabajo y sus productos se anticipan a dicha función en las relaciones sociales manifiestas”.

Para ser honesto, no sé qué hacer con esta afirmación de Postone. Para estar claros: el capitalismo es una sociedad productora de mercancías y, como en cualquier sociedad productora de mercancías, el trabajo en el modo de producción capitalista sirve como un medio cuasi-objetivo para obtener los productos de otros. Postone tiene razón al afirmar, como lo hace, que el trabajo abstracto,

“… se refiere a la constitución de una forma de mediación históricamente específica del trabajo en el capitalismo, que caracteriza fundamentalmente a esta sociedad. Sin embargo, esta actividad mediadora no es una característica intrínseca de la actividad del trabajo. En consecuencia, no aparece y no puede aparecer como tal. En cambio, cuando se analiza la mercancía, su dimensión históricamente específica, el valor, parece estar constituido por el trabajo en general, sin ninguna calificación adicional más que el “gasto de cerebros, nervios y músculos humanos”. Es decir, la función históricamente específica y socialmente mediadora del trabajo en el capitalismo aparece como trabajo concreto transhistórico, como “trabajo”, es decir, como una esencia ontológica más que como una forma históricamente específica. Esta forma de apariencia ontológica de la función socialmente constituyente e históricamente única del trabajo en el capitalismo es una determinación fundamental de a lo que Marx se refiere como las formas fetichistas del capitalismo”.

Sin embargo, según Marx, ya en el tiempo de Aristóteles el trabajo servía como un medio cuasi-objetivo de obtener los productos de otros. El problema para Aristóteles con esta mediación cuasi-objetiva, dice Marx, era que Aristóteles carecía de la noción de la igualdad humana y, por lo tanto, de la igualdad entre varios tipos de trabajos humanos concretos. Aristóteles, por lo tanto, no podía explicar qué era lo que estaba viendo. La forma fetichista de la mercancía es precisamente lo que confundió a Aristóteles; según Marx:

“El “intercambio”, dice él, “no puede tener lugar sin igualdad, y la igualdad no sin conmensurabilidad”. Aquí, sin embargo, se detiene y abandona el análisis posterior de la forma del valor. “Sin embargo, en realidad, es imposible, que cosas tan diferentes puedan ser conmensurables”, es decir , cualitativamente iguales. Dicha igualación solo puede ser algo extraño a su naturaleza real, y en consecuencia solo “un arreglo para propósitos prácticos”.”

Si el trabajo en el capitalismo tiene una función social singular, como argumenta Postone, ésta, ciertamente, no puede ser que sirva como medio por el cual se adquieren los productos de otros, ya que esta función estaba ya claramente establecida mucho antes del surgimiento del modo de producción capitalista.

Además, estoy particularmente perturbado por esta cita de Postone:

El trabajo en el capitalismo, entonces, no solo media la interacción de los humanos y la naturaleza, sino que también constituye una mediación social históricamente específica, según Marx. Por lo tanto, sus objetivaciones (la mercancía, el capital) son productos del trabajo concreto y son formas objetivadas de mediación social. Según este análisis, las relaciones sociales que caracterizan más fundamentalmente a la forma capitalista de vida social son de un tipo muy diferente a las relaciones cualitativamente específicas y abiertamente sociales, como las relaciones de parentesco, que caracterizan a otras formas de vida social.

Si bien en gran medida esto es cierto, lo que se pierde aquí es el hecho de que esto podría decirse de cualquier sociedad productora de mercancías — incluso la de Aristóteles. El argumento de Postone no logra aislar ninguna característica históricamente específica del capital en gran parte porque pensaba que lo que era históricamente específico de este modo de producción estaba vinculado también a las mercancías en general, en lugar de, específicamente, a la fuerza de trabajo.

Pero la cita plantea también una pregunta mucho más importante y que debe abordarse:

¿Es el capital realmente un producto del trabajo concreto como lo afirma Postone?