UNA CRÍTICA DE LAS TEORÍAS DE LA CRISIS
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Teorías de la crisis: tasa de ganancia decreciente

Sam Williams

Al castellano: Non Lavoro

https://critiqueofcrisistheory.wordpress.com/crisis-theories-falling-rate-of-profit/


Mencioné anteriormente que la familia de teorías de crisis de la plusvalía insuficiente puede dividirse en dos subfamilias: la escuela del estrangulamiento de las ganancias [profit squeeze] y la escuela del decrecimiento de la tasa de ganancia.

La escuela del estrangulamiento de las ganancias considera que la causa de las crisis está arraigada en el decrecimiento de la tasa de plusvalía que se desarrolla a medida que aumenta la demanda de fuerza de trabajo durante un auge, creando oportunidades más favorables para que los trabajadores luchen contra la explotación capitalista. El decrecimiento en la tasa de explotación eventualmente reduce la tasa de ganancia tanto que se produce una crisis.

Pero hay otra versión de la escuela de la plusvalía insuficiente. Esta escuela remonta la causa de las crisis al decrecimiento de la tasa de ganancia provocado por el aumento de la composición orgánica del capital. Ésta es la famosa ley de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia.

Estas teorías de la crisis no se excluyen mutuamente, porque las condiciones de auge no solo presionan a la baja a la tasa de plusvalía, sino que al mismo tiempo fomentan un crecimiento en la composición orgánica del capital. Cuanto más baja sea la tasa de plusvalía, más intentarán los capitalistas industriales economizar en la fuerza de trabajo, o lo que es exactamente lo mismo, más sustituirán capital constante — o trabajo muerto — por capital variable — o trabajo vivo.

Dedicaré el resto de este artículo por completo a la ley de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia. Marx describió esta ley como la ley más importante de la economía política. Tiene implicaciones no solo para la teoría de la crisis, sino también para la controversia sobre el colapso.

El modo de producción capitalista es un sistema de producción no para el uso sino para el lucro. Sin embargo, las leyes mismas del desarrollo capitalista conducen a una caída en la tasa de ganancia. Cuanto más se desarrolla el sistema, más socava su propia fuerza impulsora. ¿No prueba esto que el modo de producción capitalista debe acabar tarde o temprano? Examinaré las diversas teorías del “colapso” (1) en publicaciones futuras.

Marx no fue el único economista que sostuvo que a medida que se desarrollaba el capitalismo, la tasa de ganancia tendería a disminuir. (2) Adam Smith y David Ricardo, así como los fundadores de la economía burguesa marginalista moderna y John Maynard Keynes, todos sostenían que la tendencia de la tasa de ganancia era decreciente. (3)

El singular enfoque de Marx

Pero el enfoque de Marx sobre la tendencia decreciente de la tasa de ganancia era singular. Tiene sus raíces en su distinción entre capital constante, que simplemente conserva su valor existente — de ahí el término capital constante — y capital variable, que no solo reproduce su valor existente, sino que produce plusvalía, la única fuente de ganancias y rentas, incluidos los intereses y todos los ingresos secundarios que se derivan de ellos.

La economía política burguesa clásica fue incapaz de resolver el problema de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia, porque fue víctima del error de Adam Smith de reducir el capital constante a capital variable “en el análisis final”, que examiné en publicaciones anteriores. Por ejemplo, cuando Ricardo analizó la tasa de ganancia, en realidad estaba examinando en términos marxistas la tasa de plusvalía.

Supongamos que C representa el valor del capital industrial constante total, tanto la parte que se agota y necesita ser reemplazada (reproducida en un ciclo de producción dado) como la parte que no. (4) Supongamos que V representa el capital variable total consumido por los capitalistas industriales, mientras que S representa la plusvalía total. En aras de la simplificación, supongamos que el período de rotación de V es un año. (5) Supongamos también que la tasa de plusvalía es del 100 por ciento, es decir, la mitad de la jornada laboral los trabajadores reproducen el valor de sus salarios; el resto de la jornada laboral trabajan sin paga para los patrones produciendo plusvalía.

Una determinada tasa de plusvalía puede, por tanto, expresarse en muchas, de hecho, en una infinidad, de tasas anuales de ganancia. Con una tasa de plusvalía del 100%, cuanto mayor sea el valor de C, menor será la tasa de ganancia. Por el contrario, cuanto menor sea el valor de C, mayor será la tasa de ganancia hasta el límite del 100 por ciento si el valor de C cayera a cero, lo que por supuesto es imposible.

Dado que C aumentará en relación con V con el desarrollo de los poderes productivos del trabajo, la tasa de ganancia disminuirá y todo lo demás permanecerá igual. Todo lo demás en el mundo real, sin embargo, nunca es igual. Por ejemplo, dado que un aumento de C en relación con V refleja un aumento de la productividad del trabajo, los capitalistas industriales podrán aumentar la tasa de plusvalía a medida que aumenta la productividad del trabajo sin reducir los salarios reales de los trabajadores. De hecho, la relación entre el trabajo no remunerado (la plusvalía) y el trabajo remunerado (los salarios) puede aumentar incluso cuando los salarios reales aumentan si la productividad del trabajo aumenta lo suficientemente rápido. Por lo tanto, la tasa de plusvalía y la tasa de ganancia pueden tender en direcciones opuestas. (6)

De hecho, Marx creía que esto es lo que sucedería a medida que se desarrollara el capitalismo. La tasa de plusvalía, y aún más la masa de la plusvalía, aumentaría. Sin una masa creciente de plusvalía, la existencia continua de la producción capitalista es imposible. Fuera de los años de crisis y sus secuelas inmediatas, la clase capitalista generalmente obtiene una ganancia total mayor en un año dado que en cualquier año anterior. Esto se refleja en el aumento secular de los precios del mercado de valores a lo largo del tiempo. (7)

En aras de la simplificación, asumiré que todas las mercancías producidas en un año dado realizan plenamente sus valores trabajo en el mercado. La tasa anual de ganancia sobre el capital productivo es R = S / (C + (V / T)), donde R es igual a la tasa total de ganancia, S la masa total de plusvalía producida en un año dado, C el capital constante total en existencia, V el capital variable total y T el número de rotaciones de capital variable en un año dado.

Debo señalar que la fórmula anterior se ocupa únicamente del capital productivo. Además del capital productivo, también está el capital mercantil, las mercancías que los capitalistas industriales han producido pero aún no han vendido, y el capital dinerario, capital en forma de dinero. Por lo tanto, la tasa de ganancia sobre el capital total de la clase capitalista, que incluye no solo el capital productivo sino también el capital mercantil y el capital dinerario, será menor que la indicada por la fórmula.

La división entre capital constante y variable solo tiene sentido cuando tratamos con capital productivo. No tiene ningún significado con respecto al capital mercantil o al capital dinerario. Una consecuencia de esto es que cuanto menor sea la porción del capital total que consiste en capital mercantil o capital dinerario, mayor será la tasa de ganancia sobre el capital total que incluye tanto al capital mercantil como al capital dinerario, así como al capital productivo. Por tanto, los capitalistas industriales tratan de minimizar la parte de su capital que consiste en capital mercantil — inventarios — por un lado y capital dinerario por el otro.

Tendencia decreciente de la tasa de ganancia

Marx habló de la ley de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia, en lugar de la ley de la tasa de ganancia decreciente. Hay varias fuerzas que contrarrestan la caída de la tasa de ganancia. No tengo espacio para explorarlos todas, pero mencionaré las más importantes.

Ya he explicado una. El aumento de la productividad del trabajo tiende a conducir a un aumento de la tasa de plusvalía que contrarresta la caída de la tasa de ganancia. En segundo lugar, a medida que aumenta la productividad del trabajo, los elementos — las mercancías — que componen el capital constante, también disminuyen de valor, lo que a su vez opera en la dirección de disminuir el valor de C, contrarrestando así el aumento en la composición orgánica del  capital.

De hecho, una de las funciones de las crisis es bajar los precios de los elementos del capital constante, lo cual refleja una caída en el valor del capital constante que ya ha ocurrido debido a un aumento en la productividad del trabajo. La contracción del capital constante en términos de precios, junto con el aumento de la tasa de plusvalía hecho posible por el desempleo masivo creado por una crisis, hace posible un nuevo aumento de la tasa de ganancia. (8)

Tengamos también en cuenta el término T en nuestra fórmula para la tasa anual de ganancia sobre el capital productivo. T representa la rotación de capital variable. Si se puede aumentar la rotación de capital variable, por ejemplo, debido a un mejor transporte, barcos y ferrocarriles más rápidos, o la construcción de canales que acortan las rutas de los barcos, como los canales de Panamá y de Suez, (9) la rotación de capital, incluido el capital variable, se incrementa, contrarrestando así la tendencia a la baja de la tasa de ganancia.

Debo mencionar además el descubrimiento de nuevos mercados, o la expansión de los antiguos, que aumentan el ritmo de ventas. Este aumento de las ventas también aumenta la rotación de capital, incluido el capital variable. De este modo se incrementará el valor de T, lo que contrarrestará la tendencia del aumento del valor relativo de C a reducir la tasa de ganancia.

Como explicó Marx, debido al funcionamiento de estas tendencias contrarias, la caída en la tasa de ganancia se manifiesta solo durante períodos de tiempo muy largos y no debe confundirse con fluctuaciones a corto plazo en la tasa de ganancia causadas por cambios en las fases del ciclo industrial. Por esta razón, la caída secular en la tasa de ganancia debería medirse a través de los ciclos industriales y no dentro de ellos.

Echemos un vistazo más de cerca al capital constante. Está formado en parte por capital fijo (máquinas, edificios, etc.), que poco a poco transfiere su valor a las mercancías que se producen con su ayuda. Tomemos, por ejemplo, una fresadora. La transferencia del valor de la fresadora se completa solo cuando el desgaste de la máquina ha progresado hasta el punto de que ya no puede funcionar como valor de uso, cuando en cierto sentido se ha convertido en una no máquina. Esto puede llevar 10 años.

Otra forma de depreciación del capital constante fijo es la que Marx llamó depreciación moral, lo que a veces se llama depreciación funcional. Supongamos que ahora se puede producir una máquina mejor — una máquina, por ejemplo, que puede reemplazar más trabajo vivo — por el mismo precio. O, alternativamente, ahora se puede producir una máquina idéntica a las máquinas existentes del tipo dado a un precio más bajo debido a un aumento en la productividad del trabajo en la industria de construcción de maquinaria.

En ambos casos, las máquinas existentes representarán menos valor, menos trabajo humano abstracto, y esto representará una pérdida para los capitalistas industriales que están utilizando la maquinaria existente. Tales devaluaciones del capital fijo existente antes de que tenga la oportunidad de transferir su valor total a las mercancías que ayuda a producir es una fuente importante de las crisis. También debe tenerse en cuenta que la depreciación moral del capital fijo existente al reducir el valor del capital constante existente es también una fuerza que contrarresta la caída en la tasa de ganancia. Por lo tanto, la devaluación del capital constante existente que contrarresta la disminución a largo plazo de la tasa de ganancia a lo largo de los ciclos industriales es una fuerza para la formación de crisis dentro de cada ciclo industrial.

La otra parte del capital constante es capital circulante constante. Este se puede dividir en materias primas y materiales auxiliares. Las materias primas ingresan directamente a las mercancías que son producidas por los capitalistas industriales, por ejemplo, los textiles utilizados para producir prendas de vestir. La electricidad que se utiliza para hacer funcionar las máquinas de coser en una fábrica de ropa es un ejemplo de material auxiliar. A diferencia de las materias primas como los textiles, la electricidad en realidad no ingresa al cuerpo de las mercancías, pero al igual que las materias primas, transfiere su valor a las mercancías que ayuda a producir. A medida que las materias primas y auxiliares se consumen en la producción, sus valores se transfieren de una vez al valor del producto.

Capital constante y variable

El capital variable es la fuerza de trabajo comprada a los trabajadores por los capitalistas industriales. Como las materias primas y auxiliares, la fuerza de trabajo es capital circulante. A diferencia del capital constante, que conserva su valor transfiriéndolo a las mercancías que ayuda a producir, el capital variable reemplaza su valor por un nuevo valor y produce un valor adicional, un plus-valor [o plusvalía].

Tomando el capital social como un todo, son solo los cambios en el período de rotación del capital variable los que afectan la tasa de ganancia. Sin embargo, esto permanece oculto tanto para los capitalistas industriales como para nuestros economistas burgueses modernos por la igualación de la tasa de ganancia y la transformación de valores en precios de producción. Esto da lugar a la ilusión de que es la tasa de rotación de todo el capital la que afecta la tasa general de ganancia. Una vez que despojamos el valor de los precios de producción y tratamos directamente con los valores, vemos que la tasa de ganancia sobre el capital constante es cero. Y no importa cuántas veces multipliques cero por sí mismo, obtendrás exactamente cero. Por tanto, ningún incremento en la rotación del capital constante, o cualquier elemento del mismo que no dé lugar a unaaumento en la rotación del capital variable, puede aumentar la tasa de ganancia sobre el capital social total.

Para el capitalista industrial — asumiendo que la cantidad de trabajo necesaria para producir los elementos del capital permanece sin cambios — el capital constante conserva su valor, asumiendo que todo va bien, y el capital variable produce valor adicional. Cuando el trabajador productivo consume bienes salariales, el valor de las mercancías que componen los bienes salariales se transforma mediante el proceso biológico en fuerza de trabajo, la capacidad de trabajar. Cuando la fuerza de trabajo es consumida por el capitalista industrial, el valor de la fuerza de trabajo no se transfiere a las mercancías que produce como en el caso del capital constante.

En cambio, el trabajador reemplaza el valor de las mercancías que consume para reproducir su fuerza de trabajo y produce un valor adicional, o plusvalía, más allá de ella. Este es el valor de uso específico de la mercancía fuerza de trabajo para el capitalista industrial. Bajo un sistema de producción esclavista como el que prevalecía en el sur de los Estados Unidos antes de la Guerra Civil, el propio trabajador era capital fijo. En contraste, bajo el “sistema de trabajo libre” capitalista, la fuerza de trabajo es capital circulante, ya que al igual que las materias primas y auxiliares, los capitalistas industriales la consumen de una vez y no poco a poco como es el caso de la maquinaria, las tuberías y los edificios que representan capital fijo. Por lo tanto, la fuerza de trabajo es parte del capital circulante y constituye por sí sola el capital variable. A diferencia de la esclavitud, el patrón compra la capacidad para trabajar, pero no al trabajador mismo.

La composición del capital versus la composición orgánica del capital

La relación entre capital constante y variable es la composición del capital. Supongamos que la clase trabajadora logra reducir la tasa de plusvalía mediante la lucha de clases. El valor del capital variable aumentará. Por lo tanto, la relación entre capital constante y capital variable disminuirá. De manera similar, si los capitalistas logran reducir el valor de la fuerza de trabajo, la relación entre capital constante y variable aumentará. Esto representará un aumento en la composición del capital.

Tal aumento en la composición del capital conducirá a un aumento en la tasa de ganancia, mientras que lo contrario conducirá a una caída en la tasa de ganancia. Por lo tanto, un cambio en la composición del capital provocado por un cambio en la tasa de plusvalía, si todo lo demás permanece igual, producirá un cambio en la tasa de ganancia en la dirección opuesta a un cambio en la composición del capital provocado por un cambio en el valor del capital constante.

Debido a estos efectos opuestos sobre la tasa de ganancia, Marx distinguió entre: 1) cambios en la composición del capital provocados por cambios en la tasa de plusvalía, y 2) cambios en la composición del capital causados ​​por cambios en el valor de capital constante. Se refirió únicamente a estos últimos cambios como cambios en la composición orgánica del capital. Son los cambios en la composición orgánica del capital los responsables de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia.

Una nota sobre las materias primas y auxiliares y la composición orgánica del capital

Antes de que la crisis actual llevara a un colapso en la demanda y el precio del petróleo, había mucha preocupación en los círculos capitalistas de que la era del petróleo barato estuviera llegando a su fin. Es posible que estas preocupaciones revivan cuando el ciclo industrial mundial, ahora en una profunda fase descendente, vuelva a subir. Contrariamente a algunas afirmaciones, el mundo está lejos de quedarse sin combustibles fósiles, ya que incluso las estimaciones más conservadoras no proyectan un pico en la producción de carbón en los siglos venideros. (10)

El temor, más bien, es que la energía que ingresa en prácticamente todas las ramas de la producción como material auxiliar aumente de valor debido a combustibles de carbono más costosos a medida que se agotan las minas y campos petroleros más ricos, o si la amenaza del calentamiento global fuerza al Estado a restringir la producción de combustibles a base de carbono y expandir el uso de combustibles sin carbono más costosos.

Las fuentes de energía alternativas como la energía solar o nuclear, dada la tecnología actual, son considerablemente más caras que la energía extraída de los combustibles a base de carbono. Por lo tanto, a los capitalistas les preocupa que, aunque el mundo no se esté quedando sin energía, se esté quedando sin energía barata. Un aumento en los precios de la energía que refleje un movimiento real al alza del valor de la energía, en oposición a cambios coyunturales meramente temporales en la oferta y la demanda, representará, si todo lo demás permanece igual, un aumento considerable en la composición orgánica del capital y, por lo tanto, bajaría la tasa de ganancia. No basta con que los capitalistas industriales tengan acceso a las materias primas y auxiliares, quieren acceder a materias primas y auxiliares baratas.

Como señaló el propio Marx, el agotamiento de las materias primas — minas, pozos de petróleo, etc. — opera en la dirección de aumentar el valor del capital constante y, por lo tanto, opera en la dirección de reducir la tasa de ganancia.

En el próximo post trataré la teoría de que la tendencia decreciente de la tasa de ganancia es la causa básica de las crisis periódicas de la producción capitalista como la que estamos atravesando en la actualidad.


 

NOTAS

  1. No hay una, sino dos teorías del colapso. Una, asociada a Henryk Grossman y Paul Mattick, se basa en la caída en la tasa de ganancia suscitada por el crecimiento de la composición orgánica del capital. La segunda, propuesta por Rosa Luxemburg, se basa en la supuesta incapacidad de los capitalistas industriales para realizar su plusvalía en una sociedad capitalista pura formada solo por capitalistas y trabajadores, donde todos los productores independientes de mercancías han desaparecido.
  2. La caída de la tasa de ganancia se confunde a menudo con una caída de la tasa de interés. Marx dividió las ganancias en dos fracciones, ambas de las cuales se embolsan los capitalistas industriales y comerciales. Estos capitalistas “ganan” intereses sobre su capital más una ganancia adicional, lo que Marx llamó la ganancia de la empresa. Los capitalistas monetarios solo se apropian de los intereses. Marx creía que la tendencia tanto de la tasa total de ganancia (interés más beneficio de la empresa) como de la tasa de interés como tal, era a la baja. Además de los intereses, hay otra parte de la plusvalía que toma la forma de renta del suelo. Marx también creía que la tendencia de la relación entre la suma de la ganancia y la renta (la plusvalía total) en relación con la masa total de capital era decreciente.
  3. La economía burguesa marginalista moderna sostiene que cuando la economía está en equilibrio, el capital “ganará” sólo intereses. Sin embargo, si el capital solo ganara intereses, no habría ningún motivo realmente para producir plusvalía. Los capitalistas industriales se convertirían en capitalistas monetarios y abandonarían progresivamente la producción industrial. Una situación en la que los capitalistas industriales (y los capitalistas comerciales) solo ganaran intereses no sería un equilibrio, sino una situación altamente anormal que no podría sostenerse. A largo plazo, los capitalistas industriales (y los capitalistas comerciales) deben obtener una ganancia de empresa por encima y más allá de la tasa de interés para que la producción capitalista continúe.
  4. El capital constante se compone de capital fijo y circulante. El capital constante circulante transfiere todo su valor a las mercancías que ayuda a producir en cada ciclo de rotación. Sin embargo, el capital fijo transfiere solo una parte de su valor en un ciclo de rotación dado. El valor total de una mercancía a menudo se expresa como c + v + s. Aquí, c representa solo la porción de capital constante que realmente transfiere su valor a la mercancía. Pero al analizar la tasa de ganancia sobre el capital total, es necesario agregar también la parte del capital constante C que no transfiere realmente su valor en un ciclo de producción dado.
  5. Esta es una suposición razonable para el capital invertido en agricultura si se produce un cultivo en un año determinado, pero no para la mayoría de las otras industrias, donde generalmente hay muchas rotaciones anuales de capital variable durante un año.
  6. Según los economistas procapitalistas, los salarios reales solo pueden aumentar cuando aumenta la productividad del trabajo. En realidad, si los salarios reales aumentan en línea con el crecimiento de la productividad del trabajo, suponiendo que el aumento de la productividad del trabajo en las industrias de bienes asalariados coincida exactamente con el aumento promedio de la productividad del trabajo, esto significa la tasa de superávit. El valor, o lo que viene a ser exactamente lo mismo, la tasa de explotación, permanece invariable. Sin embargo, los salarios reales pueden aumentar más rápido que la productividad. En ese caso, la tasa de plusvalía caerá y también lo hará la tasa de ganancia, permaneciendo igual todo lo demás. Es igualmente posible, y de hecho tiende a ser el caso, que la productividad laboral crezca más rápido que el aumento, si lo hay, de los salarios reales. En este caso, la tasa de plusvalía aumentará.
  7. Los asesores de inversiones a menudo instan a sus clientes a sopesar fuertemente sus carteras hacia las acciones, señalando el aumento secular de los precios del mercado de valores. Cuentan con que la masa de plusvalía exprimida de la clase trabajadora global seguirá creciendo en el futuro como lo ha hecho en el pasado. Este crecimiento en la masa de plusvalía puede ocurrir incluso si la tasa de ganancia cae debido a un aumento en la composición orgánica del capital.
  8. Los capitalistas industriales solo pueden medir el valor de su capital total, así como sus ganancias, en términos de dinero, no valores — cantidades de trabajo humano abstracto medidas en términos de tiempo — que nunca pueden conocerse directamente bajo la producción capitalista.
  9. Una de las razones del obstinado apoyo de Estados Unidos al apartheid israelí es la necesidad de proteger el Canal de Suez y, por lo tanto, la tasa de rotación del capital variable a nivel mundial. Si los barcos tuvieran que dar la vuelta al Cabo de África como lo hacían en los días previos a la construcción del Canal de Suez, la tasa de rotación del capital variable disminuiría. Como resultado, la tasa general de ganancia del capital global disminuiría.
  10. El uso de combustibles fósiles ricos en carbono es, por supuesto, la principal fuerza impulsora del calentamiento global. Los capitalistas industriales —y otros— sólo se preocupan por las ganancias, no por el medio ambiente, a menos que la alteración del medio ambiente sea tan severa que ponga en duda la posibilidad de obtener ganancias. De hecho, esto podría ocurrir si el calentamiento global continúa sin control. Si el estado capitalista se ve obligado a intervenir y limitar el uso de combustibles fósiles para salvaguardar la posibilidad misma de obtener ganancias, los capitalistas temen que el costo de la energía, un componente crucial del capital constante circulante, aumente. Si eso ocurre, la composición orgánica del capital aumentará, y si todo lo demás permanece igual, la tasa de ganancia caerá.