Estalla la guerra económica y financiera mundial  (B)

Sam Williams

Al castellano: @aederean

https://critiqueofcrisistheory.wordpress.com/global-economic-and-financial-war-erupts/


Ahora debo volver a los escritos económicos de Anwar Shaikh.

Algunas observaciones generales de “Capitalismo” de Shaikh

Ahora llegamos a la obra maestra de Shaikh “Capitalismo: competencia, conflicto, crisis”. Oxford University Press, 2016. Este libro tiene casi mil páginas, un libro muy largo. Pero Shaikh intenta completar la crítica de Marx a la economía política burguesa. Marx, originalmente, tenía la intención de escribir un libro sobre el mercado mundial, la competencia y las crisis. ¿Shaikh logró escribir el libro que Marx pretendía pero no pudo escribir?

La obra de Shaikh y este libro tienen un carácter dual. Acepta la teoría de que el dinero moderno es dinero no-mercancía. Que Shaikh haga esto demuestra que no ha captado completamente la teoría del valor de Marx. Así que no, “Capitalismo” de Shaikh no es el libro previsto por Marx.

Shaikh no está solo. Este es el lado vulgar de su obra. Los verdaderos aspectos científicos del trabajo de Shaikh entran en contradicción con la teoría de que el dinero moderno es dinero no-mercancía. Shaikh intenta salvar la contradicción que atraviesa su obra con la teoría de la competencia real.

Está claro que el libro de Shaikh fue escrito en diferentes momentos para diferentes audiencias. A veces su audiencia parece ser activistas políticos y militantes sindicales, bien educados en las teorías económicas de Marx. Otros capítulos están escritos para colegas economistas profesionales, educados en la economía neoclásica, o como la llama Shaikh, economía ortodoxa. Por lo tanto, gran parte del “Capitalismo” de Shaik es ilegible para personas que no hayan recibido educación en departamentos universitarios de economía o que no estén bien versadas en la teoría neoclásica. Algunas partes del libro usan fórmulas matemáticas que no son significativas para los lectores que no tienen experiencia en matemáticas o con los símbolos matemáticos empleados, aunque hay una “Nota sobre abreviaturas” sobre las variables que usa. Es una nota muy larga, pero ayuda un poco. Otras partes del libro se basan en el lenguaje natural.

Las partes significativas del libro estarán totalmente accesibles para los lectores que tengan un buen conocimiento de la economía marxista. Sin embargo, estas secciones del libro no serán de fácil acceso para los lectores cuyos conocimientos de economía se obtuvieron de los departamentos universitarios de economía. Shaikh quería que lo publicara una importante editorial académica, Oxford University Press, y para ello tenía que demostrar que era un economista serio, no un simple izquierdista radical que escribía para publicaciones de izquierda. Entonces, en algunos lugares, Shaikh emplea terminología marxista, mientras que en otros usa la jerga del departamento económico de la universidad. Incluso los economistas profesionales no lo encontrarán fácil, a menos que estén familiarizados con la economía marxista, y la mayoría no lo está. Así que “Capitalismo” no es una lectura ligera. Tampoco es una buena introducción a los conceptos económicos marxistas básicos.

Shaikh está luchando con la cuestión de cómo se produce la plusvalía. Luego, cómo se transforma en dinero y se distribuye como ganancia mediante la competencia en el mundo real. Este es el proceso que impulsa la economía capitalista del mundo real. Shaikh solo tiene un éxito parcial, por las razones expuestas anteriormente. Pero Shaikh, siendo Shaikh, incluso en sus fallas es interesante.

En esta reseña, comienzo con las partes más fuertes del libro de Shaikh, aquellas que tratan sobre la producción de plusvalía y la evolución de la tasa de ganancia. El núcleo científico de este trabajo es su énfasis en que la producción capitalista es la producción con fines de lucro, no la producción para el uso.

El problema con el que lucha es que la ganancia surge en dos actos. El primero es la producción de plusvalía. Si no se produce plusvalía no hay ganancia. La plusvalía no es todavía ganancia, sino la condición previa necesaria de la ganancia. La plusvalía está incorporada en lo que Marx llamó capital mercantil, o en la terminología comercial común, el inventario. El capital mercantil consiste en mercancías no vendidas que contienen plusvalía aún no realizada en forma de dinero. El segundo acto es la realización de la plusvalía en forma de dinero. Las mercancías, una vez producidas, deben venderse a precios rentables. Una vez que el capital mercantil se convierte en capital dinerario, tenemos ganancias. La ganancia aparece para el capitalista como una suma de dinero mayor que la que se adelantó para producir las mercancías. La ganancia es la diferencia entre el dinero que el capitalista recibe de la venta de mercancías y la suma más pequeña que el capitalista adelantó para producir las mercancías.

En la obra de Shaikh, y en la economía marxista en general, 156 años después de la publicación de la primera edición de 1866 de El capital de Marx, la teoría de la producción de plusvalía está más desarrollada que la de la realización de la plusvalía.

La crítica de Marx a la economía política clásica frente a la economía neoclásica

Shaikh enfatiza, y cualquier persona práctica de negocios así lo afirmará, que la producción capitalista es producción con fines de lucro, no producción para el uso. Esto está en contradicción con la escuela neoclásica que trata la producción capitalista como producción para el uso. Los neoclásicos suponen que cada actor económico individual persigue sus propios intereses materiales, por lo que, suponiendo una competencia perfecta, el resultado es la máxima satisfacción posible de las necesidades humanas dada la escasez de bienes. La economía neoclásica disuelve las clases económicas de la sociedad capitalista en la categoría aclasista de consumidores.

Una vez que comprendes que la plusvalía no es más que el trabajo no remunerado de la clase obrera, comprendes que los intereses de las dos clases sociales principales son antagónicos. No es posible analizar la sociedad tal como es ignorando las clases y disolviendo a todos los miembros de la sociedad en la categoría aclasista del consumidor.

La consecuencia de la división de la sociedad en clases antagónicas es que el mercado hace que los capitalistas industriales produzcan mercancías, valores de uso, en la proporción necesaria para reproducir la sociedad capitalista, no para maximizar la satisfacción del consumidor. Desde el final de la era ricardiana, la economía científica ha sido la crítica de la economía política burguesa. Es la ciencia que estudia cómo se logra este resultado y cuáles son las consecuencias.

Bajo la producción capitalista, solo la clase dominante capitalista y los grandes terratenientes obtienen una aproximación a la máxima satisfacción como consumidores. Esta es la razón por la que las personas que pertenecen a estas clases son tan firmes partidarios de la economía de mercado. Como consumidores, incluidos los miembros de la clase dominante, tenemos que considerar que la publicidad moldea en gran medida las necesidades humanas. El consumidor nunca opera en un vacío independiente del productor. Los capitalistas industriales a menudo producirán productos con drogas aditivas para crear e intensificar los deseos humanos para maximizar sus ganancias. Las industrias del tabaco y de las bebidas alcohólicas son ejemplos clásicos. Los escándalos actuales sobre los opioides en los analgésicos, que crean hábito, son otro ejemplo de esto. Pero dejaré esto de lado por ahora.

La producción capitalista no está interesada en absoluto en la máxima satisfacción de las necesidades humanas. La producción capitalista tiene como objetivo mantener viva y saludable a la clase trabajadora para que pueda producir más plusvalía para los capitalistas, los terratenientes y sus secuaces. Aún así, la producción capitalista apunta todavía menos a proporcionar la máxima satisfacción a los miembros del ejército industrial de reserva. Por el contrario, los productores son guiados por el mercado para mantener el ejército de reserva industrial en condiciones tan miserables que realizar trabajo excedente no remunerado se convierte en el mal menor.

No es casualidad que luego de la publicación del volumen I de “El capital”, surgiera la teoría neoclásica, que, en términos matemáticos, “demostró” que el interés —el interés es a lo más cerca de la plusvalía que llega la teoría neoclásica y austriaca— es producido por los consumidores que valoran subjetivamente los productos que solo pueden consumirse en el futuro en comparación con aquellos productos que pueden consumirse inmediatamente. ¡La plusvalía surge, en el análisis neoclásico, en la esfera del consumo, no en la esfera de la producción! Incluso aquí, la plusvalía —el “interés”— representa factores psicológicos subjetivos. La economía neoclásica no distingue entre valores de uso que son productos de la naturaleza y aquellos que son productos del trabajo humano. Una vez que uno entiende los orígenes reales y la naturaleza de la plusvalía, la afirmación de que la producción capitalista, con o sin competencia perfecta, logra la máxima satisfacción del consumidor cae por tierra.

Puesto que la teoría marxista de la producción de plusvalía está más desarrollada que la explicación de cómo se materializa la plusvalía en dinero, es fácil caer en la suposición de que una vez que se produce la plusvalía, su realización es una cuestión rutinaria. Esta es la suposición básica de Marx en la mayor parte de “El capital” y es una poderosa abstracción. Sin comprender cómo se produce, no podemos plantear la cuestión de cómo se realiza. Pretender explicar la ganancia encubriendo que la plusvalía es el trabajo no remunerado de la clase obrera es la esencia de lo que Marx llamó economía vulgar. La forma más elevada de economía vulgar es la economía neoclásica.

La importancia de una correcta teoría del dinero

Una vez que logramos una comprensión correcta de la producción de plusvalía, tenemos que responder a la pregunta de cómo se realiza.

Dado que la plusvalía se realiza en forma de dinero, se debe tener una teoría correcta del dinero para comprender la ganancia. Bajo la producción capitalista, el dinero es una mercancía con su propio valor de uso, medido por una unidad apropiada a su valor de uso. Usemos el ejemplo de alguna unidad de peso en metales preciosos. Luego, examinemos cómo la producción capitalista se encarga de que, con el tiempo, la mercancía dinero se produzca en la proporción requerida, lo que permite que la producción capitalista realice una reproducción ampliada. Dentro de este marco, examinemos las relaciones entre la acumulación de capital real y de capital dinerario. Debemos comprender la naturaleza mercantil del dinero para comprender cómo se realiza la plusvalía.

Una teoría correcta del dinero es vital para comprender cómo se expande el mercado bajo el modo de producción capitalista. Lo que es más importante, bajo el capitalismo desarrollado, los mercados se expanden más lentamente que la capacidad del capitalismo para aumentar la producción. Se necesita una teoría correcta del dinero para examinar la evolución de la relación entre la oferta y la demanda de mercancías. Sin esto, no podremos desarrollar una teoría correcta de la competencia y el monopolio. Si bien Shaikh rechaza, correctamente, la fantasía neoclásica de la competencia perfecta, acepta, al menos a veces, la falsa idea de que el dinero moderno es dinero no-mercancía. Por ende, no logra desarrollar completamente una teoría de la competencia real y tropieza con la cuestión del monopolio.

A diferencia de tantos otros marxistas académicos, en “Capitalismo”, Shaikh se acerca a ratos a una teoría correcta del dinero. Ofrece muchas ideas cruciales para comprender la historia concreta del capitalismo. Y se aleja de la teoría correcta del dinero en el último momento. ¡Se acerca mucho, hasta que hace un giro en falso! Si bien Shaikh no completa con éxito la crítica de la economía política de Marx, se acerca. Su teoría y sus errores ofrecen la posibilidad de un mayor desarrollo.

Shaikh tiene mucha más fuerza cuando se ocupa de la producción de plusvalía que cuando intenta explicar la realización de la plusvalía. Primero examinaré la defensa de Shaikh de la ley de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia de Marx contra el así llamado teorema de Okishio. El teorema de Okishio, nombrado así en honor al economista japonés Nobuo Okishio (1927-2003), quien lo originó, afirma que la tasa de ganancia no caerá a menos que haya un aumento en el salario real. El teorema de Okishio es mejor conocido por su argumento en contra de la ley de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia, aunque hay otros argumentos en contra de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia que no trataré aquí. Marx recién presenta su teoría de la “tasa de ganancia decreciente” en el volumen III de “El capital”. La tendencia decreciente de la tasa de ganancia es la base de la teoría del colapso de Henryk Grossman, que influyó mucho en Shaikh.

Las crisis de Bauer-Grossman y la tasa decreciente

No hay crisis en el modelo, del volumen II de Marx, de reproducción simple, ni en el de la reproducción ampliada.[1] El modelo de Marx funciona para siempre. Los socialdemócratas oportunistas y los economistas burgueses han utilizado estos modelos para promover que el propio Marx piensa que el capitalismo puede durar para siempre. Una respuesta a esto es que Marx mantuvo constante tanto la tasa de plusvalía como la composición orgánica del capital. Pero una vez que asumes una composición orgánica creciente del capital, si la tasa de plusvalía permanece constante, la tasa de ganancia cae. Puesto que la ganancia es la única motivación para la producción capitalista, ¿no debería la caída de la tasa de ganancia, provocada por una composición orgánica creciente del capital, conducir a la caída de la producción capitalista?

Otto Bauer mejora a Marx

El marxista austríaco Otto Bauer decidió mejorar a Marx. [2] Produjo un modelo de reproducción capitalista ampliada para incluir una creciente composición orgánica del capital, una tasa constante de plusvalía y una tasa de ganancia decreciente. El oportunista socialista Bauer quería demostrar que la producción capitalista podía durar indefinidamente y también que el capitalismo podía mantener el pleno empleo. Asumió un crecimiento de la población de la clase trabajadora del 5% anual. Supuso que el valor de la fuerza de trabajo y la tasa de plusvalía permanecían constantes. No asumió que el salario real era constante. Dado que el modelo de Bauer asume una composición orgánica creciente del capital, implica un aumento en la productividad del trabajo, una caída en el valor de las mercancías que componen el salario real y un salario real en constante aumento.

Para lograr este maravilloso resultado, Bauer asumió una tasa de crecimiento anual del 5% en la población de clase trabajadora. Para mantener el pleno empleo, los capitalistas deben mantener la tasa de crecimiento del capital variable en 5%. Un parámetro que puede variar en el modelo de Bauer es la cantidad de capital que los capitalistas dedican a la acumulación en oposición a su consumo personal. Dado que los capitalistas de Bauer se enfrentan a una tasa de ganancia decreciente, se les exige que dediquen una proporción cada vez mayor de la plusvalía total, o de las ganancias, a la acumulación, a expensas de su consumo personal. Puesto que en este modelo el capital constante crece más rápido que el capital variable, la tasa general de acumulación de capital, incluido el capital constante y el variable, debe acelerarse si el crecimiento del capital variable se mantiene en el 5% necesario para el pleno empleo.

Según el modelo de Bauer, con cada nuevo ciclo de producción, el porcentaje de la plusvalía transformada en nuevo capital aumenta en relación con la porción de la plusvalía utilizada para el consumo personal de los capitalistas. Henryk Grossman hizo los cálculos y demostró que, finalmente, el modelo de Bauer de crecimiento capitalista sin fin, con pleno empleo y sin aumento en la tasa de explotación de la clase trabajadora, debe colapsar. ¿La razón? La porción de plusvalía que queda para satisfacer las necesidades de consumo de los capitalistas, después de deducir la porción necesaria para mantener la tasa acelerada de acumulación de capital, necesaria para mantener el pleno empleo, finalmente debe caer a cero. Al realizar el cálculo más allá de los cuatro períodos de Bauer, Grossman demostró que el modelo de Bauer era lo opuesto a lo que Bauer intentaba demostrar.

Grossman y sus seguidores llaman al colapso del modelo de Bauer, que surge de sus cálculos, una crisis de colapso. Que estas crisis de colapso sean un modelo preciso de lo que sucede en las crisis cíclicas del mundo real es otra cuestión. Shaikh cree que lo son. Las crisis que describe Shaikh son crisis de Bauer-Grossman. Las crisis de Bauer-Grossman no implican ningún problema con la realización del valor o de la plusvalía. Todo transcurre sin problemas a este respecto, como sucede en el propio modelo de reproducción ampliada de Marx, con una composición orgánica del capital y una tasa de plusvalía constantes. No hay dificultades de realización dentro del modelo de Bauer-Grossman, por lo que no se trata de crisis de sobreproducción relativa general de mercancías sino de producción insuficiente de plusvalía.

Ninguna crisis particular de Bauer-Grossman es terminal para el capitalismo. Hay varias salidas para el capitalismo. Una posibilidad es que el capital variable crezca menos del 5%. Esto hace que aparezca el desempleo o un ejército industrial de reserva. Esto no significa que la existencia ulterior de la producción capitalista sea imposible. Ocurre justo lo contrario. El capitalismo necesita un ejército industrial de reserva. Las crisis de colapso de Bauer-Grossman, que surgen en el modelo, lo acercan al mundo real.

La segunda vía de escape de una crisis de Bauer-Grossman para el capitalismo es aumentar la tasa de plusvalía del 100% a un nivel superior al 100%. El valor del salario debe disminuir, y no necesariamente el salario real. Esto se debe a que la cada vez mayor composición orgánica del capital implica un crecimiento considerable de la productividad del trabajo. Ello implica que las mercancías que constituyen el salario real pierden valor. El valor del salario puede caer mientras que el salario real aumenta.

Una tercera solución es combinar las dos primeras soluciones. Crece el desempleo, aumentando la competencia entre los vendedores de fuerza de trabajo, provocando una caída del valor del salario y un aumento de la tasa de plusvalía. Esta es la belleza del modelo Bauer-Grossman. Las características que marcan al capitalismo del mundo real, como el desempleo y la reducción de salarios, emergen del propio modelo.

Pero el modelo plantea una pregunta. Aunque el capitalismo puede emerger de las crisis de Bauer-Grossman, si lo ajustamos periódicamente elevando la tasa de plusvalía, ¿no funcionará para siempre el capitalismo? No. Cuanto más se ejecuta el modelo, con aumentos periódicos en la tasa de plusvalía, más cerca debe acercarse el valor del salario al límite matemático de cero. El modelo apunta a un colapso final y permanente del sistema capitalista.

El mismo Grossman enfatizó que el colapso final del capitalismo no ocurrirá mediante las operaciones matemáticas puras del modelo Bauer-Grossman. Ocurrirá mediante la conquista del poder político por parte de la clase obrera. Grossman creía que el modelo capturaba la evolución del modo de producción capitalista que obligaba a la clase trabajadora a tomar el poder, tarde o temprano.

Una nota sobre el teorema de Okishio y el neorricardianismo

Bauer, aunque era un oportunista que operaba dentro del movimiento socialdemócrata anterior a 1914, estaba más cerca de Marx que Okishio, que era más neoricardiano. Cuando Ricardo se interesó por primera vez en la economía política, su preocupación era cómo explicar la distribución del ingreso nacional entre salarios, ganancias (incluidos los intereses) y la renta de la tierra. Para ello, Ricardo comparó los ingresos de las tres principales clases sociales de la sociedad capitalista: los salarios de la clase obrera, las ganancias de los capitalistas y las rentas de los terratenientes. Se topó con el problema de reducir los ingresos de las clases sociales a una sustancia común para hacerlos comparables. Los valores de uso de las mercancías consumidos por la clase obrera, por un lado, y por los capitalistas y terratenientes, por el otro, diferían cuantitativa y cualitativamente. ¿Cómo se compara la ropa barata que compran los trabajadores con sus salarios, con los vinos finos, los carruajes y los caballos que compran las ganancias y rentas de los capitalistas y los terratenientes? La primera solución de Ricardo asumía sólo un bien de consumo para consumo personal: el maíz.

Pronto se dio cuenta de que pretender que los trabajadores, capitalistas y terratenientes consumían solo maíz era una abstracción violenta. Había una solución mucho mejor: no comparar los valores de uso de las diferentes mercancías, sino la cantidad de trabajo socialmente necesaria para producirlas: comparar sus valores. Mientras que los economistas anteriores habían hecho esto, Ricardo lo hizo con mayor consistencia que nadie antes de Karl Marx.

Explicar el valor de las mercancías en términos del trabajo socialmente necesario para producirlas conduce a la teoría de la plusvalía como plustrabajo no remunerado. La economía política burguesa no podía tomar este camino: exponía la naturaleza explotadora del capitalismo oculta detrás del intercambio de cantidades iguales de trabajo. La ruptura de la economía política burguesa con el concepto de valor trabajo es la economía neoclásica de hoy.

En los círculos académicos, hablar de la plusvalía como trabajo no remunerado, no es respetable. Incluso en la New School, donde trabaja Anwar Shaikh, la economía neoclásica es la teoría económica predominante en su departamento. Es como si un departamento de biología de la universidad enseñara principalmente ciencia de la creación como enfoque principal sobre el origen de las especies, pero empleara también a algunos darwinistas.

La escuela neoricardiana intenta mantenerse en un terreno intermedio entre los economistas marxistas y los neoclásicos. Intenta bailar en torno a la cuestión de la plusvalía como trabajo no remunerado retrocediendo al Ricardo temprano de los modelos del maíz. Sus modelos asumen una “economía muy simple, que produce solo dos mercancías: maíz y hierro”. Esta es la razón por la que Okishio habló del salario real cuando debería haber hablado del valor del salario y la tasa de plusvalía. Shaikh admira a Piero Sraffa y otros economistas clásicos modernos. Él se considera uno. Es a la vez crítico y admirador de los neorricardianos. Shaikh a veces se desliza hacia el neo-ricardianismo y habla sobre el salario real cuando debería hablar sobre el valor del salario (valor de la fuerza de trabajo) y la tasa de plusvalía.

El teorema de Okishio se reduce a la afirmación de que ningún capitalista racional adoptará un método de producción que reduzca la tasa de ganancia. La tasa de ganancia se define como la plusvalía total sobre el capital total adelantado. Esto no debe confundirse con la plusvalía dividida entre el capital utilizado en un ciclo de producción. Esto plantea la pregunta: ¿el capitalista industrial elige el método de producción que produce el precio de costo más bajo? (Shaikh insiste en que lo harán). O, como afirman Okishio y sus seguidores, ¿el capitalista industrial elige el método de producción que produce la tasa de ganancia más alta?

¿No produce acaso el método de producción con el precio de costo más bajo la tasa de ganancia más alta? No necesariamente. Un método de producción que requiera menos capital anticipado total puede generar una tasa de ganancia más alta a un precio de venta dado, mientras que otro método de producción que requiera una mayor cantidad de capital anticipado produce una tasa de ganancia más alta que el primero a un precio de venta más bajo. Si es cierto, ¿qué método adoptará el capitalista industrial? El teorema de Okishio dice que el método que elige el capitalista industrial es el método que produce la tasa de ganancia más alta a un precio de venta de nivel dado. Pero Shaikh dice que la competencia real obliga al capitalista industrial a adoptar un método que produzca un precio de costo más bajo, incluso si eso significa una tasa de ganancia más baja. Aquí hay un ejemplo numérico tomado del “Capitalismo” de Shaikh (p. 263)

Fuente: “Capitalismo: competencia, conflicto, crisis”, Anwar Shaikh

 

Antes de continuar con el ejemplo numérico, cabe señalar que descubrí un error al verificar los cálculos en la tabla 7.2, columna 3. En la tabla, se supone que el precio de venta de las mercancías producidas es de $89,50. El costo unitario, o precio de costo, se resta del precio de venta para calcular la ganancia por unidad. Luego, el resultado se redondea por .50 en la columna 3 de la tabla 7.2. Un redondeo de esta magnitud nunca se haría en la contabilidad empresarial del mundo real. Al verificar, las tasas de ganancia de Shaikh coincidían con mis resultados corregidos, Shaikh hizo el cálculo de la tasa de ganancia correctamente, pero los lectores atentos deben estar atentos al error.

Supongamos que tenemos dos métodos de producción: el método A y el método D. La mercancía producida se vende a $100,00 por unidad. El método A tiene un costo unitario (precio de costo) de $82.00 y una tasa de ganancia del 15%. El capital adelantado total es de $12,000.00, la utilidad por unidad es de $18.00. Dado que se producen 100 unidades, la ganancia total ($18,00 x 100) = $1800,00. Dividiendo $1,800.00 por el capital total de $12,000.00 produce una ganancia total de (1800/12000) o 15%. El método D utiliza más capital constante. Necesita $21,000.00 de capital total para producir 100 unidades que se venden al mismo precio de $100.00 cada una. El precio de costo total del método D es sólo $76,00, $6,00 menos que el método A. El método D produce 130 unidades. La tasa de ganancia con el método D es (3120 / 21000) o 14.86%. El método A tiene una tasa de beneficio más alta. El método D tiene un precio de costo más bajo. Los partidarios de Okishio dicen que los capitalistas industriales adoptarían el método A, aumentando sus ganancias al mantener baja la composición orgánica del capital. Pero Shaikh cree que elegirían el método D, con su precio de costo más bajo.

Suponiendo que el método A es el método de producción y el método D se introduce como alternativa, el teorema de Okishio postula que D no será adoptado por capitalistas maximizadores de ganancias racionales, la tasa de ganancia no caerá y no habrá ninguna crisis de Bauer-Grossman, ni el colapso final del sistema capitalista. Pero, ¿qué sucedería si los precios de venta de las mercancías cayeran de $100,00 a $89,50?

Recalculemos la tasa de ganancia usando el método A y el método D asumiendo un precio de venta de $89.50. Con A, los capitalistas industriales producen y venden 100 unidades pero ahora tendrán que venderlas a $89,50. El precio de costo con A sigue siendo $82.00. La ganancia total cae a $750.00. Dividiendo la ganancia total de $750.00 con un capital total de $12,000.00 (750/12000) la tasa de ganancia es 6.25%.

Usando el método D, los capitalistas industriales venden 130 unidades a $89.50 a un precio de costo de $76.00 para una ganancia total de $1,755.00. La tasa de ganancia total es $1,755.00 dividida por el capital total de $21,000.00 (1755/21000) 8.36%. Por lo tanto, a un precio de venta de $ 89,50, D produce una tasa de ganancia más alta, de 8,36 %, en comparación con el método A, de 6,25 %. Si bien la caída en los precios de venta redujo las tasas de ganancia de ambos, la tasa de ganancia obtenida por el método A (el método de baja composición orgánica del capital) caerá más que la tasa de ganancia del método D (el método de alta composición orgánica).

La conclusión: cuando los precios de venta están muy por encima del precio de costo, un método de producción con un precio de costo un poco más alto podría generar una tasa de ganancia más alta porque ahorra capital constante y, por lo tanto, reduce el capital total.

Pero si el precio de venta cae, el método de producción que produzca el precio de costo más bajo, incluso si usa más capital, producirá la tasa de ganancia más alta. Para llevarlo al límite matemático, a medida que cae el precio de venta, la ganancia desaparece en último lugar para el método de producción con el precio de costo más bajo, sin importar cuánto capital constante adicional use.

Shaikh ve esto como el defecto fatal del teorema de Okishio. Okishio asume que los capitalistas se comportan racionalmente para mantener precios de venta más altos. Shaikh cree que la competencia real obliga a los capitalistas a bajar los precios de venta hasta que aquellos con el precio de costo individual más bajo vendan exitosamente menos que aquellos con precios de costo individual más altos. Shaikh cree que comete este error porque su análisis comienza con la competencia perfecta de la economía neoclásica, no con la competencia real que caracteriza al capitalismo del mundo real. Volveré sobre esto en una publicación posterior.

 


NOTAS

[1] Sólo un economista, el Dr. François Quesnay (1694-1774), miembro de la escuela fisiócrata francesa de economía política clásica, abordó el problema de la reproducción antes de Marx. En 1759, Quesnay publicó su “Tableau Economique”, que influyó mucho en la obra de Marx sobre la reproducción. La economía neoclásica no ha contribuido en nada al estudio de la reproducción, por lo que el trabajo realizado por los economistas en la tradición neoclásica, en forma de modernas tablas de insumo-producto, se copia del trabajo de Marx.

[2] El marxismo austríaco se refiere a una tendencia asociada con el Partido Socialdemócrata de Austria. Aunque los marxistas austríacos hicieron contribuciones valiosas a la teoría marxista en los años previos a la Primera Guerra Mundial, políticamente estaban más cerca de los centristas socialdemócratas alemanes que del ala izquierda revolucionaria del Partido Socialdemócrata Alemán asociado con Rosa Luxemburg y Karl Liebknecht. Tenían una clara tendencia hacia el oportunismo y tendían a quitarle el filo revolucionario al marxismo.