Guerra de Ucrania. (B)

Sam Williams

Al castellano: @aederean

https://critiqueofcrisistheory.wordpress.com/ukrainian-war/


Más sobre esto el próximo mes. Por ahora, volvamos a nuestro examen crítico de la obra del economista marxista Anwar Shaikh.

El sistema neoclásico versus el sistema marxista

Shaikh señala que si criticas el análisis neoclásico al suponer competencia en lugar de competencia perfecta, estás aceptando el sistema neoclásico como punto de partida. La competencia imperfecta es imperfecta en relación con la competencia perfecta. Una crítica marxista del capitalismo moderno basada en la competencia imperfecta sólo es posible si los sistemas neoclásico y marxista llegasen a las mismas conclusiones.

El mes pasado vimos que el costo marginal neoclásico difiere del precio de producción marxista porque el costo marginal incluye el interés pero no la ganancia de la empresa. En contraste con la escuela clásica y el marxismo, en la economía neoclásica la ganancia más allá del interés surge ya sea debido al monopolio o al desequilibrio.

En los sistemas clásico y marxista, por libre que sea, la competencia no tenderá a eliminar la ganancia de la empresa. Es cierto que una situación temporal —una crisis parcial o general de sobreproducción— puede eliminar temporalmente la ganancia de la empresa. Pero esto no sería una situación estable. La competencia crearía una nueva distribución del capital en la economía de modo que los capitales de igual tamaño obtengan ganancias iguales en períodos de tiempo iguales. Como resultado, la ganancia de la empresa hace que resurja la ganancia.

Si la desaparición de la ganancia de la empresa en una rama de la producción es causada por demasiado capital invertido, una crisis de sobreproducción parcial, el capital de esa rama fluye fuera de esa industria hacia otras más rentables. Los precios de mercado de las mercancías producidas por esa industria aumentan hasta que reaparecen las ganancias de la empresa.

Una crisis general de sobreproducción significa que se invierte demasiado capital en todas o en la mayoría de las ramas dedicadas a la producción de mercancías no dinerarias. En este caso, una caída en la inversión, una recesión, en las industrias que producen esas mercancías, combinada con un aumento en la inversión en dinero-mercancías, hará que la ganancia de la empresa reaparezca en las ramas de la industria que producen mercancías no dinerarias.

La mayor diferencia entre el análisis marxista y neoclásico del capitalismo

Ahora examinemos la mayor diferencia entre los sistemas neoclásico y marxista. Ella involucra el origen y la producción de plusvalía. El sistema neoclásico reclama que, con todo lo demás permaneciendo igual, cualquier aumento de salarios, por modesto que sea, tiene como resultado el despido de los trabajadores que reciben el aumento salarial. El análisis marxista no está de acuerdo.

Primero, hagamos una revisión de la teoría marxista de los salarios y la plusvalía. Según Marx, los trabajadores venden su fuerza de trabajo, no su trabajo, a los capitalistas. Por simplicidad, Marx supone que todas las mercancías se venden a su valor. En la terminología de Shaikh, Marx supone que todas las mercancías, incluida la fuerza de trabajo, se venden a su precio directo. Estos supuestos, que Marx explica en “El capital, volumen III, son necesarios para comprender la naturaleza tanto del trabajo asalariado como de la plusvalía, la cuestión central de toda economía.

Marx asume que el capitalista industrial compra fuerza de trabajo a su valor. Luego, el trabajador gasta el dinero, recibido a cambio de la fuerza de trabajo, para comprar mercancías que Marx asume que también son compradas a sus valores (precios directos). El trabajador debe consumir estas mercancías para reproducir la fuerza de trabajo, lo que incluye la renovación de la fuerza de trabajo personal, así como el nacimiento y la crianza de la próxima generación de trabajadores.

Una vez que los trabajadores venden su capacidad de trabajo —la fuerza de trabajo— pasan parte de la jornada laboral reemplazando el valor de la fuerza de trabajo o, para verlo desde la perspectiva del capitalista industrial, reemplazando el capital variable adelantado por el capitalista industrial.

La parte de la jornada laboral que el trabajador está produciendo el valor que reemplaza el valor de su fuerza de trabajo se llama trabajo necesario. Pero el trabajador no puede dejar de trabajar una vez reproducido el valor de la fuerza de trabajo. Al hacerlo, no produciría plusvalía y la fuerza de trabajo del trabajador perdería su valor de uso para su comprador capitalista. El trabajador sigue trabajando para producir un valor adicional, la plusvalía de Marx.

En la esfera del intercambio, Marx demostró que no se viola el principio ricardiano de intercambio igualitario. Pero en la esfera de la producción, la división es la misma, entre el trabajo necesario para preservar la vida de los productores directos, y el trabajo excedente, necesario para mantener a una clase de no trabajadores, como bajo la esclavitud y la servidumbre. La diferencia, bajo la esclavitud, es que el trabajo del esclavo es realizado para el amo, el dueño del esclavo, y nada para el esclavo. Esto es una ilusión porque el propietario del esclavo debe proporcionar al esclavo algún medio de subsistencia, so pena de perder la inversión en el esclavo.

Bajo el capitalismo, pareciera que al trabajador se le paga por todo su trabajo. Pero la teoría de la plusvalía de Marx revela que esto es una ilusión. Bajo la servidumbre y el feudalismo se revela la realidad: el trabajador trabajaba parte del día en su propia franja de tierra y parte del día en la tierra del señor.

Ahora comparemos el análisis marxista con el neoclásico, de los salarios y el trabajo asalariado. Para simplificar, asumimos que prevalece la competencia perfecta y la economía está en equilibrio general.

En el análisis neoclásico, el trabajador vende trabajo, no fuerza de trabajo, al empleador. El trabajador recibe en salarios un valor igual al valor del producto marginal del trabajo. O el trabajador recibe en salarios el valor que crea su trabajo. Marx muestra al trabajador realizando trabajo no remunerado para los consumidores de la plusvalía. El análisis neoclásico afirma que todo el trabajo es pagado y, según esta lógica, los trabajadores no son explotados. Suponiendo competencia perfecta y equilibrio general, todos los factores de producción, incluida la mano de obra, se recompensan de acuerdo con el valor que aportan al producto final.

¿Podría este desacuerdo ser solo una cuestión de definición? Si es así, podríamos usar el análisis matemático del sistema neoclásico para llegar a las mismas conclusiones que el marxista. Pero si hacen predicciones diferentes, tenemos dos teorías diferentes, no simplemente dos terminologías. Ambas teorías no pueden ser verdaderas juntas.

Para explorar más, mantengamos todas las condiciones sin cambios, excepto una. Lo que cambiaremos es que subimos los salarios. El aumento puede ser causado por un aumento en el salario mínimo o tal vez por una huelga exitosa.

En el sistema marxista, el aumento de los salarios reduce la tasa de plusvalía. Para calcular la tasa de plusvalía dividimos el trabajo excedente no pagado, medido en alguna unidad de tiempo, por el trabajo necesario, o pagado, medido en la misma unidad de tiempo. Por ejemplo, durante una jornada laboral típica de ocho horas, digamos que cuatro horas son para el trabajador y cuatro horas para el capitalista industrial. Divide cuatro por cuatro. Esto es 1.00, o el 100%.

¿Existe un límite en cuanto a cuánto se pueden aumentar los salarios?

Los salarios no pueden elevarse hasta el punto en que el trabajo excedente caiga a cero. Si lo hace, la fuerza de trabajo de un trabajador pierde valor de uso para los capitalistas. La fuerza de trabajo es la única mercancía que los capitalistas pueden comprar que produzca plusvalía. Si no hay plusvalía no hay ganancia. La ganancia no es más que la forma dineraria de la plusvalía. ¿Qué pasa con un aumento de salarios que reduce el trabajo excedente pero no a cero?

Por ejemplo, antes de un aumento general de salarios, los trabajadores pueden trabajar seis horas para los capitalistas y sólo dos horas para ellos mismos. Entonces la tasa de plusvalía es igual a 6/2, o 300%. Luego del aumento salarial, los trabajadores trabajan cuatro horas para ellos y cuatro horas para el patrón, 4/4, o 100%. Si la tasa de plusvalía cae, permaneciendo todo lo demás sin cambios, la tasa de ganancia caerá. Pero después del aumento de salarios, sigue siendo rentable para los capitalistas comprar la fuerza de trabajo del trabajador incluso si la tasa de ganancia es más baja que antes.

¿Es esto cierto en el análisis neoclásico? Suponiendo competencia perfecta y equilibrio general, según el análisis neoclásico, el trabajador no realiza ningún trabajo no remunerado. El trabajo del trabajador produce un valor que reemplaza al valor del salario. En el sistema neoclásico, la plusvalía, sin incluir la renta de la tierra, consiste en el interés del capital, no en la ganancia de la empresa. Este análisis, que niega el trabajo no pagado, encuentra la plusvalía sólo en el interés producido por el capital (constante) mismo. Según el análisis de los neoclásicos, y de los austriacos, el interés surge del hecho de que el capitalista opta por aplazar el consumo personal actual para poder consumir más después. Si los salarios aumentan ligeramente, permaneciendo todo lo demás igual, se pagará al trabajador más que el valor creado. Los capitalistas ya no estarán dispuestos a comprar el trabajo del trabajador porque perderán dinero en la transacción. Por lo tanto, despedirán a los trabajadores en lugar de comprar la mano de obra de los trabajadores a pérdida.

Según el análisis neoclásico, los trabajadores pueden celebrar un aumento en el salario mínimo o una huelga que proporcione un aumento salarial, pero pronto estarán en la línea del desempleo. Según Marx, la actividad sindical puede mejorar las condiciones de los trabajadores. Un análisis neoclásico indica que la actividad sindical, o la actividad política para aumentar el salario mínimo, solo resulta en un aumento del desempleo y la pobreza.

Los análisis marxista y neoclásico se contraponen agudamente cada vez que se propone un aumento del salario mínimo. Los economistas neoclásicos tienden a asumir que la economía capitalista real está cerca del equilibrio general. Por lo tanto, los salarios que reciben los trabajadores por su trabajo son el valor que produce el trabajo antes del aumento. Si se les paga menos, la suposición es que la demanda de mano de obra aumentará, lo que hará que los salarios aumenten hasta el punto en que se pague al trabajador por el valor total que crea su trabajo. Esto ocurrirá sin huelgas, negociaciones colectivas o aumentos del salario mínimo.

El marxista explica que el trabajador está obligado por el monopolio de los medios de producción de la clase capitalista a trabajar parte del día gratis para los capitalistas industriales y no industriales, y terratenientes, como bajo la esclavitud y la servidumbre. Sin embargo, cuánto del día los trabajadores trabajan para sí mismos y cuánto de forma gratuita para los capitalistas está influenciado por la lucha de clases entre los trabajadores y la clase capitalista.

Mientras el salario no aumente tanto para que la plusvalía caiga a cero, la fuerza de trabajo de los trabajadores conserva su valor de uso para el capitalista. Los salarios no pueden caer por mucho tiempo por debajo del nivel en el que desaparece la clase trabajadora. Y no pueden subir hasta donde se desvanece el excedente. Entre estos puntos, los salarios pueden fluctuar.

Suponiendo que todo permanezca igual, cuanto más altos sean los salarios, menor será la tasa de ganancia. A los capitalistas les interesa pagar el salario más bajo que puedan. El capital impulsa a reducir los salarios hasta el punto de que la clase trabajadora apenas puede reproducirse. Si se elevan los salarios de los trabajadores peor pagados, como sucede cuando se aumenta el salario mínimo, la tasa de ganancia cae. La distribución del producto nacional neto se desplaza entonces a favor de los peor pagados de la clase trabajadora a expensas de los capitalistas y otros no trabajadores. Pero los peor pagados no necesariamente pierden sus trabajos.

El análisis neoclásico asume que a todos los trabajadores se les paga exactamente el valor que crea su trabajo. Cualquier aumento en el salario mínimo, será seguido por un aumento en el desempleo involuntario. Cada aumento en el salario mínimo es un experimento empírico que prueba las dos teorías. La teoría neoclásica predice que incluso un aumento modesto en el salario mínimo conduce al desempleo masivo entre los trabajadores mal pagados. La teoría marxista predice un aumento en el nivel de vida de los mal pagados, combinado con una caída en la tasa de ganancia del capital. En la práctica esto es lo que sucede, lo que demuestra que la teoría marxista es la correcta.

La diferencia entre las teorías neoclásica y marxista (y clásica) no es la de competencia perfecta versus competencia real. Está en ser teorías muy diferentes del valor y la plusvalía. El marxista, como los análisis clásicos, considera que el valor de una mercancía está determinado por la cantidad de trabajo socialmente necesario para producir una mercancía de un valor de uso y una calidad dados en las condiciones de producción prevalecientes. La teoría neoclásica asume que el valor de un bien, producido por el trabajo humano o por la naturaleza, surge de la escasez de ese bien en relación con las necesidades humanas subjetivas.

Para los marxistas, la plusvalía representa el trabajo no remunerado que la clase trabajadora debe realizar incluso tras obtener el valor total de su fuerza de trabajo. La teoría neoclásica niega que la plusvalía surja del trabajo no remunerado. Afirma que el interés surge debido a la escasez de bienes de consumo y los medios de producción que producen estos bienes escasos, en que los consumidores valoran subjetivamente los bienes que se pueden consumir en el presente a un valor más alto que aquellos que solo se pueden consumir en una fecha futura.

Si los bienes de consumo no son escasos y los medios para producirlos no son escasos, el interés cae a cero. Como vimos el mes pasado, los economistas neoclásicos asumen que si la economía está en equilibrio general, no hay ganancias de la empresa. Si no hay escasez de bienes de consumo y de los medios de producción necesarios para producirlos, el capital, la tasa de interés cae a cero. La única parte de la plusvalía que queda entonces es la renta. Suponiendo que la tierra no escasee, la renta cae a cero. Según el análisis neoclásico, el valor y la plusvalía surgen de la escasez.

Para explicar la economía capitalista en el mundo real no podemos simplemente tomar el análisis neoclásico del equilibrio perfecto y el equilibrio general (asumiendo una competencia imperfecta en relación con la competencia perfecta, y asumiendo una situación de desequilibrio en relación con el equilibrio perfecto), no más de lo que podemos dominar el cálculo sin dominar las matemáticas básicas. No podemos construir nuestro análisis de la economía capitalista simplemente reemplazando la competencia perfecta o la competencia imperfecta neoclásica y tener alguna esperanza de llegar a un análisis correcto de cómo funcionan el capitalismo y la competencia en el mundo real. Esta es la gran intuición de Anwar Shaikh.