Sobre el concepto de Postone del vaciamiento de la sociedad trabajadora
V
por Jehu
Al castellano: Non Lavoro
En mi publicación anterior vimos que, con el progreso del desarrollo de las fuerzas del trabajo social, una porción cada vez mayor de la jornada laboral de nuestros pobres tejedores de telares manuales ya no parecía ser socialmente necesaria y, por lo tanto, ya no parecía crear valor.
¿Alguna vez te has preguntado qué sucede con todo el tiempo de trabajo que nuestros tejedores de telares manuales pasan produciendo su producto, que no es socialmente necesario?
Yo tampoco.
Para ser honesto, a nadie le importa, en realidad; es por eso que casi nadie produce nada a mano en estos días.
Pero, según Postone, el trabajo superfluo está todavía por ahí.
Mucho — en realidad, mucho más de lo que puedes imaginar.
Y no solo en el Departamento de Defensa de los Estados Unidos.
Montones, en realidad. Simplemente, una inmensa cantidad. Tal cantidad, que freiría tu cerebro tratando de conceptualizarla.
Nuestros pobres tejedores de telares manuales siguen gastando todo ese tiempo de trabajo, sin un solo segundo de compensación real por parte del mercado. Es demasiado el tiempo de trabajo desperdiciado que no crea valor y que, en consecuencia, no tiene valor de cambio. Y eso es lo que Postone llama el vaciamiento de la sociedad trabajadora.
Entonces deberíamos intentar cuantificarlo, pues una cosa que no se puede medir probablemente no exista — aún cuando un genio como Postone diga que sí.
*
Según Marx, los tejedores de telares manuales de mediados del siglo XIX seguían requiriendo el mismo tiempo que antes para producir sus productos. Lo que cambió después de la introducción de los telares mecánicos fue la parte de su tiempo de trabajo que contaba como socialmente necesario.
Si pudiéramos graficar el tiempo de trabajo gastado por nuestros tejedores de telares manuales que, desde el punto de vista del modo de producción, no era socialmente necesario, con el paso del tiempo, el porcentaje del tiempo de trabajo total gastado por nuestros tejedores de telares manuales que simplemente desperdicia el esfuerzo en términos de creación de valor, podría verse más o menos así:
Para que quede claro, este no es solo el tiempo de trabajo que no creó valor. Empíricamente, en la teoría laboral del valor de Marx, ¡este tiempo de trabajo no existe en absoluto! Fue despojado por el intercambio de mercancías. Solo el tiempo de trabajo que crea valor permanece en la teoría de Marx, y este tiempo de trabajo socialmente necesario permanece como residuo, porque solo éste se expresa como valor de cambio:
Citando a Marx sobre este punto:
Por lo tanto, la sustancia común que se manifiesta en el valor de cambio de las mercancías es, cuando se intercambian, su valor. El progreso de nuestra investigación mostrará que el valor de cambio es la única forma en que el valor de las mercancías puede manifestarse o expresarse.
Un corolario del argumento de Marx es que el tiempo de trabajo que no es socialmente necesario no se manifestará ni se expresará como valor de cambio. Y esto sería cierto incluso si el productor, debido a la falta de ética laboral, de habilidades o de implementos apropiados, requiriera de hecho este tiempo de trabajo adicional para producir el valor de uso físico — siendo este último el caso de nuestros tejedores de telares manuales.
Por ende, a pesar de su diligencia y ética de trabajo, nuestros tejedores de telares manuales se encuentran que, con el tiempo, una hora de trabajo real proporciona un rendimiento cada vez menor en el mercado:
Ahora, por supuesto, nuestros tejedores de telares manuales no pueden ver el valor decreciente de su producto debido a la introducción de telares accionados por máquina en Inglaterra. Nadie puede ver el valor en la teoría laboral del valor de Marx. Lo que ven es la disminución de la cantidad de efectivo que reciben a cambio de su producto y, puesto que no son estúpidos, rápidamente asocian la caída de los precios pagados por su producto con la contracción de la oferta de dinero en circulación.(*)
Los tejedores de telares manuales pueden hacer conexiones tan bien como cualquier economista: suman dos más dos y llegan a la conclusión de que ¡el dinero es el culpable!
¡Su industria puede salvarse si se afloja la oferta monetaria!
¿Pero cómo aflojamos la oferta de dinero para salvar la industria de tejedores de telares manuales?
(* ) Esta historia nunca sucedió, por supuesto. Es pura invención de mi imaginación, con fines ilustrativos.