Donald Booker: “¿Cuál es el valor de la fuerza de trabajo de un trabajador hoy? Cero es claramente una respuesta tonta … “

por Jehu

Al castellano: Non Lavoro

https://therealmovement.wordpress.com/2019/04/16/donald-booker-what-is-the-value-of-a-workers-labor-power-today-zero-is-clearly-a-bullshit-answer/


Donald Booker se opone al argumento que hice en mi publicación anterior. Intentaré parafrasear sus objeciones más importantes como mejor las entiendo:

Según Donald, es incorrecto decir que a los trabajadores se les paga en una moneda que carece de intercambiabilidad. Los trabajadores pueden comprar alimentos y otros bienes con su salario, tal como lo harían con una moneda basada en una mercancía. Los precios de las mercancías pueden aumentar, pero no es que la tasa de inflación sea intolerable. A corto plazo, los dólares fiduciarios envilecidos les sirven para comprar cosas con una previsibilidad razonable. Los trabajadores con ingresos más altos incluso tienen opciones de ahorro y jubilación. No muchos trabajadores querrían que se les pague en dinero alternativo como bitcoins o en  monedas de muchos otros países.

Entonces, pregunta Donald, ¿cuál es el valor de la fuerza de trabajo de un trabajador, hoy? Decir que el valor de la fuerza de trabajo es cero “es claramente una respuesta tonta”. Pero admite que el valor de la fuerza de trabajo “al final es turbio”. Si bien ya no podemos decir qué trabajo es necesario y qué trabajo es superfluo, podemos ver empíricamente que el trabajo sigue siendo necesario en general.

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Debo dejar claro aquí que no niego que la moneda en la que se nos paga tiene intercambiabilidad — de hecho, es casi universalmente intercambiable en el mercado mundial. Es solo que no sé qué relevancia tiene eso para esta discusión.

Un diccionario define la intercambiabilidad como la cualidad de ser capaz de intercambio“. Chris Arthur, en un artículo de 2003, define el valor como un poder de intercambiabilidad y dice que el dólar fiduciario envilecido emitido por el estado posterior a 1971 es dinero y “tiene una intercambiabilidad inmediata tanto como cualquier otro dinero-mercancía”. (Aunque no parece ser capaz de explicar por qué el dólar y el oro continúan ofreciendo dos precios separados y cada vez más divergentes para las mismas mercancías desde 1929. Es casi como si ni siquiera se hubiera dado cuenta de que esto está sucediendo, mientras está “reescribiendo” afanosamente El Capital de Marx).

Arthur luego dice:

“… El dinero es la única medida de valor porque tiene intercambiabilidad inmediata y por lo tanto es el referente esencial para medir cualquier valor putativo intrínseco a las mercancías. Además, el dinero es la condición a obtener de tal valor, en la medida en que establece la forma de equivalente universal y, con ello, proporciona un marco en el que las mercancías pueden ser proporcionales”.

Es una teoría fascinante, si es que no tremendamente hilarante, pero, como admitirá el propio Arthur, no es la teoría de Marx. Yo estoy discutiendo la teoría de Marx; y, en la teoría de Marx, el dólar posterior a 1971 no es más dinero de lo que es dinero un bono de empresa.

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Precisamente para no hacer el ridículo como el señor Arthur, quien, ante la abrumadora evidencia contraria a su argumento, sigue insistiendo en que los dólares envilecidos se comportan como el oro, debemos insistir en observar estrictamente el primer axioma de la teoría laboral del valor: a saber, que el valor de una mercancía sólo puede manifestarse como su valor de cambio.

¿Y por qué es esto? ¿Es porque somos los apóstoles de Marx? ¿Su iglesia? ¿Su sacerdocio? Difícilmente.

Si entiendo El Capital, Marx se propone probar su tesis de los Grundrisse de que el desarrollo de las fuerzas de producción social ligadas al capitalismo debe conducir al colapso de la producción basada en el valor de cambio; que, como afirmó, volarán por los aires. Para hacer esto, tiene que demostrar que existe un vínculo entre el trabajo gastado en la producción de mercancías (que disminuye a medida que aumenta la productividad del trabajo social) y sus valores de cambio.

Este es el primer punto crítico de su argumento; el punto que la mayoría de los marxistas de hoy, siguiendo a Arthur, quieren dejar de lado.

Hoy estamos en el otro extremo de ese proceso. Ésta es la razón por la que insisto en que el valor de la fuerza de trabajo hoy es cero. El dólar puede tener lo que Arthur llama intercambiabilidad, pero incluso él admitirá — y lo ha admitido en forma impresa — que no tiene valor. Si el dólar no tiene valor y ya no está vinculado a una mercancía que tenga valor, no puede expresar el valor de las mercancías por las que se intercambia en las transacciones. Todo intercambio de una mercancía por dólares expresa el valor incorporado en la mercancía como cero.

Existen, en realidad, varias explicaciones posibles para este fenómeno, pero no se puede ignorar ni pasar por alto como si no tuviera importancia. Últimamente, he ofrecido la explicación de que las mercancías como la fuerza de trabajo no tienen valor de cambio porque no tienen valor. El valor no es una cualidad natural de los productos del trabajo humano, sino una relación puramente social. Pero también es posible que el valor de la fuerza de trabajo simplemente esté siendo suprimido, como sugirió Grossman que tendría que hacerse. También existe la idea, ofrecida por Fred Moseley, de que la moneda envilecida puede expresar el valor de las mercancías. Sin embargo, su argumento a favor de ello es bastante insatisfactorio, en mi opinión.

Además, no se trata solo de que los dólares no tengan valor y, por lo tanto, no puedan expresar el valor de las mercancías, todo indica que si los dólares tuvieran valor o estuvieran vinculados a una mercancía que tuviera valor, no podrían servir como medio para la circulación de mercancías. dentro del mercado mundial de hoy. Nadie se separaría de ellos para ese propósito, al igual que nadie se separa del  oro para comprar alimentos. Si los dólares tuvieran valor, rápidamente desaparecerían en tesoros en algún lugar o colgarían del cuello de alguien como si fueran joyas. La evidencia histórica demuestra de manera concluyente que los dólares carecen de valor no como consecuencia de la política estatal, sino porque el modo de producción ya no tolera el valor de cambio y la producción llevada a cabo de forma independiente y por cuenta de particulares.

Desde la Gran Depresión, ningún dinero-mercancía ha podido servir como medio para la circulación de mercancías; esto constituye una historia mundial. En cualquier caso, sabemos que el valor de cambio de la fuerza de trabajo es cero. Esto es significativo y su causa debe explicarse. Los académicos marxistas no pueden simplemente seguir ignorando un fenómeno con tantas implicaciones para el modo de producción capitalista y para el comunismo.