El colapso ya sucedió, Adam

por Jehu

 Al castellano: Non Lavoro

https://therealmovement.wordpress.com/2019/04/03/the-collapse-already-happened-adam/


En su ensayo: ¿Está colapsando el capitalismo?, Adam Buick se muestra escéptico de que el capitalismo colapse en algún momento cercano, como ha argumentado Ben Reynolds en su libro The Coming Revolution. Capitalism in the 21st Century.

Según Adam, el argumento de Ben se basa en una descontextualización de un  fragmento extraído de los escritos de Marx en los Grundrisse que pretende predecir el eventual colapso del capitalismo dada a la reducción progresiva del tiempo de trabajo requerido para producir las mercancías.

De esta predicción, Adam dice:

“Este, de hecho, es el único lugar en la totalidad de los escritos publicados e inéditos de Marx donde usa la palabra ‘colapsar’ (zusammenbrechen) en relación con el capitalismo como sistema económico. No es que así fuera como él esperaba que el capitalismo llegara a su fin. Este pasaje era un experimento mental sobre lo que sucedería si el capitalismo continuara indefinidamente y que de hecho demuestra que no podría hacerlo. La visión de Marx sobre cómo esperaba él que terminara el capitalismo se expone al final del último capítulo de El capital sobre la “Tendencia histórica de la acumulación capitalista”, donde escribió que la clase trabajadora acabaría con el capitalismo al “expropiar a los expropiadores”, es decir, por acción humana, no por colapso mecánico”.

Primero, permítanme decir que el concepto de “colapso mecánico” introducido aquí por Adam es una tontería. No hay nada “mecánico” en la idea de un colapso capitalista. El capitalismo es una relación social compuesta íntegramente por seres humanos. Toda acción dentro del modo de producción resulta de acciones humanas. El hecho de que el evento ocurra por fuera del control humano no lo hace más mecánico que el cambio climático antropogénico o la ley del valor, los cuales operan fuera del control humano pero ambos resultan de la acción humana.

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Dicho esto, aunque Adam está parcialmente en lo cierto en esta afirmación — este es, de hecho, el único lugar donde Marx realmente predice un “colapso” — permítanme ser lo suficientemente irritante y pedante como para insistir en que Marx en realidad no predice el colapso del capitalismo. Permítanme defender una lectura de Marx que sea más precisa y a la vez menos restrictiva. Más precisa porque se enfoca precisamente en lo que Marx realmente dijo y menos restrictiva porque une argumentos que Marx plantea en una serie de textos y que los autores no suelen explorar juntos.

Por supuesto, está bien rechazar mi aproximación a esta cuestión, ya que estoy muy alejado del pensamiento convencional, pero ténganme paciencia porque normalmente tengo razón sobre estas cosas.

Entonces, ¿cuándo predijo Marx el colapso capitalista?

Veamos la predicción real de Marx en los Grundrisse y comparémosla con la desafortunada paráfrasis de Adam:

Marx dice:

“Tan pronto como el trabajo en su forma directa ha dejado de ser el gran manantial de la riqueza, el tiempo de trabajo cesa y debe dejar de ser su medida, y por los tanto el valor de cambio [debe dejar de ser la medida] del valor de uso … Con eso, la producción basada en el valor de cambio colapsa…“

Adam dice que esto significa:

“En otras palabras, las mercancías serían tan baratos que tendrían que ofrecerse gratis, lo que eliminaría el incentivo de las empresas capitalistas para producirlos, ya que no se obtendría ningún beneficio al hacerlo. La producción para la venta con vistas a obtener beneficios cesaría”.

En mi opinión, esta es la interpretación más común del argumento de Marx. ¿Pero es exacto? En realidad no. Puesto que estamos tratando con la producción por la ganancia, todo lo que se necesitaría para que la producción cesara es que las mercancías ya no pudieran venderse con ganancias. Las mercancías aún podrían venderse, pero los capitales no obtendrían ganancias vendiéndolas.

Es importante señalar esto porque, a decir verdad, Marx en realidad solo predice el colapso de la producción basada en el valor de cambio. ¿Por qué colapsa la producción basada en el valor de cambio? La explicación más probable es que la producción basada en el valor de cambio se ha vuelto incompatible con la producción por la ganancia; es decir, el capitalista no puede obtener ganancias vendiendo mercancías a su valor.

Otra forma de decir esto es que, por alguna razón, la tasa de ganancia ha caído a cero. Dado que la tasa de ganancia ha caído a cero, las mercancías deben venderse a un precio superior a sus valores. Esto es imposible mientras la producción esté basada en el valor de cambio. Henryk Grossman propuso otra solución en 1929: la fuerza de trabajo tendría que venderse por debajo de su valor. Y esto también sería imposible mientras la producción se base en el valor de cambio.

De cualquier manera, si la producción por la ganancia continuara, la producción basada en el valor de cambio tendría que desaparecer. Si bien la producción de plusvalía y la producción basada en el valor de cambio suelen confundirse, no son lo mismo. Marx no predijo el fin del capitalismo en ese fragmento, predijo el fin de la producción basada en el valor de cambio.

Hay, en mi opinión, otro término para la producción basada en el valor de cambioComo deja en claro Marx en El Capital, el valor de cambio es el valor de una mercancía expresado en la forma del valor de uso de otra mercancía. La forma universal de valor de cambio es el dinero-mercancía. Cuando Marx predice el colapso de la producción basada en el valor de cambio, estaba esencialmente prediciendo el colapso de la producción basada en el dinero-mercancía — a lo que los economistas solían llamar el patrón oro.

El patrón oro colapsó en realidad al comienzo de la Gran Depresión, en la década de 1930 — y esto probablemente marca el final de la producción basada en el valor de cambio.

La producción basada en el valor de cambio no solo colapsó como predijo Marx, sino que además colapsó hace casi 90 años. Los marxistas, sin embargo, siguen  analizando el capitalismo como si la producción por la ganancia todavía fuera compatible con la producción basada en el valor de cambio. Por ende, no pueden explicar cómo es que el capitalismo sigue produciendo ganancias décadas después de que la tasa de ganancia haya caído a cero — o, lo que es lo mismo, no pueden explicar por qué los precios de las mercancías siguen aumentando incluso cuando el valor contenido en las mercancías sigue cayendo.

La tasa de ganancia cae a cero

Como dije, el colapso de la producción basada en el valor de cambio predicho por Marx en los Grundrisse fue gatillado por la reducción del trabajo necesario en la producción de mercancías, pero esta reducción desencadena además otro evento también predicho por Marx, pero esta vez en el capítulo 15 del volumen 3 de Capital. En ese texto, leemos la predicción única de que la reducción del tiempo de trabajo directo en la producción debe también conducir tanto a una caída en la tasa de ganancia a cero como a la sobreproducción absoluta de capital.

Marx luego define lo que quiere decir con esto:

“Habría una sobreproducción absoluta de capital tan pronto como el capital adicional para propósitos de la producción capitalista fuese = 0. El propósito de la producción capitalista, sin embargo, es la autoexpansión del capital, es decir, la apropiación del plustrabajo, la producción de plusvalía, de ganancia. Tan pronto como el capital hubiera crecido en tal proporción a la población trabajadora que ni el tiempo de trabajo absoluto suministrado por esta población, ni el tiempo de trabajo excedente relativo, podrían expandirse más (esto último no sería factible en cualquier caso, en el caso de que la demanda de trabajo fuera tan fuerte que hubiera una tendencia al alza de los salarios); en un punto, por lo tanto, en que el capital incrementado produzca tanto o incluso menos plusvalía que antes de su incremento, habría una sobreproducción absoluta de capital; es decir, el aumento de capital C + ΔC no produciría más, o incluso menos, ganancia que el capital C antes de su expansión en ΔC. En ambos casos se produciría una caída abrupta y repentina de la tasa general de ganancia, pero esta vez debido a un cambio en la composición del capital no causado por el desarrollo de las fuerzas productivas, sino por un aumento en el valor dinerario  del capital variable (debido al aumento de los salarios) y la correspondiente reducción en la proporción entre el plustrabajo y el trabajo necesario”.

Una serie de marxistas también han intentado descartar la predicción de Marx de la sobreproducción absoluta de capital como un otro supuesto experimento mental por razones obvias: la idea de que el capitalismo pudiese llegar a una sobreproducción absoluta implica que ha alcanzado el límite material absoluto de su desarrollo, un punto donde toda la plusvalía adicional producida simplemente desplazaría una cantidad igual o mayor de capital existente empleado ya activamente en la producción de plusvalía.

Una parte del capital ya no podría actuar como capital, ya no podría producir valor. O bien el nuevo capital se vería obligado a permanecer inactivo, o una parte del antiguo capital se vería obligado a ceder y permanecer inactivo, mientras que el  nuevo capital ocuparía su lugar. La caída en la tasa de ganancia iría acompañada de una caída en la masa absoluta de ganancia. Esto daría lugar a una feroz lucha entre los capitales mientras cada cual intenta encontrar un lugar en la producción. Esta situación no podría resolverse con una crisis.

Como he dicho, es muy posible que esto sea lo que presenciamos en la Gran Depresión de la década de 1930 — cuando colapsó la producción basada en el valor de cambio.

¿Quién expropia a los expropiadores?

Para cerrar el círculo de esta discusión, volvamos a la declaración de Adam sobre el fin del capitalismo y el papel de la clase trabajadora. Para ser absolutamente exactos, en el capítulo 32 del volumen uno de El Capital, Marx no escribe en realidad que la clase trabajadora acabaría con el capitalismo expropiando a los expropiadores. Hace una declaración mucho más ambigua.

Simplemente dice:

“Los expropiadores son expropiados”.

Curiosamente, en esta predicción excepcional, Marx emplea la voz pasiva, por lo que nunca sabemos exactamente quién está expropiando. Naturalmente, asumimos que la clase trabajadora realiza esta expropiación, y hasta la Gran Depresión habría sido correcto acusarme de malinterpretar a Marx. Pero luego la depresión golpeó y la clase trabajadora no logró expropiar nada.

Aquí está la cuestión: el capítulo 32 trata sobre el capital. En realidad, el texto trata sobre el papel que juega el capital en la más cruel expropiación de los pequeños productores, que son arrojados sumariamente a las filas de los proletarios. Una vez que este desagradable proceso se completa en su mayor parte en los países avanzados, el capital dirige su atención al sangriento fratricidio de capitales más pequeños y luego progresivamente más grandes, además de extender su bárbaro reinado de terror a las regiones menos desarrolladas del mercado mundial, donde  vuelve a comenzar  el proceso anterior.

En ninguna parte de este proceso, como lo describe Marx en el capítulo 32, los proletarios hacen acto de presencia, sin embargo, se supone que debemos creer que al final, la clase trabajadora simplemente sube al escenario y expropia a los expropiadores.

¿Me estás jodiendo?

Ignoremos, por un momento, el registro histórico real de la Gran Depresión. En su lugar, examinemos el propio argumento de Marx y Engels en el popular y ampliamente leído Del socialismo utópico al socialismo científicoEn ese tratado, Marx y Engels proponen que es probable que los capitalistas sean expropiados no por la clase trabajadora, sino por el propio estado burgués:

“En cualquier caso, con trusts o sin ellos, el representante oficial de la sociedad capitalista, el Estado, tendrá que asumir en última instancia la dirección de la producción. Esta necesidad de conversión en propiedad del Estado se siente primero en las grandes instituciones del intercambio y la comunicación: la oficina de correos, los telégrafos, los ferrocarriles.”

Las crisis capitalistas, escriben, demuestran que la burguesía es incapaz de gestionar las fuerzas productivas modernas; se ha vuelto superflua. El modo de producción los está reduciendo activamente a las filas de la población excedente, “aunque no inmediatamente a las del ejército industrial de reserva”. No importa lo que haga el proletariado en última instancia, el estado se verá obligado a intervenir por acontecimientos que escapan a su control. Además, esta intervención del estado no sería una cuestión de política. El estado se vería obligado a convertirse en el explotador directo del proletariado por derecho propio, el capitalista nacional. En una nota a pie de página, los dos autores señalan que esta intervención representaría un avance económico real. No sería socialismo, pero técnicamente prepararía el camino para el socialismo.

Hay que destacar que Del socialismo utópico al socialismo científico no fue una obra  menor. En el momento de su publicación, eclipsó fácilmente el Manifiesto Comunista en su distribución. Aunque la mayoría de los comunistas identifican la teoría de Marx con este último, Del socialismo era la declaración definitiva de Marx y Engels sobre el tema en el momento de su redacción.

Es probable también que este evento haya ocurrido durante la Gran Depresión de la década de 1930. En los Estados Unidos, lo llamamos New Deal; mientras que en Alemania alababan a Hitler por traer de vuelta el “pleno empleo”.

Estados Unidos o Alemania, el mismo animal: el fascismo.

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Si el colapso de la producción basada en el valor de cambio ocurrió en la década de 1930, cuando la tasa de ganancia cayó a cero y el capitalismo alcanzó una sobreproducción absoluta de capital, no sería de extrañar que este evento también viera los primeros intentos sistemáticos de varios estados para gestionar las economías nacionales en todo el mercado mundial. Nada de esto requería que las mercancías se volvieran tan baratas que tuvieran que regalarse. Solo requería que las mercancías ya no pudieran venderse a su valor trabajo para obtener ganancias.

Marx esencialmente predijo décadas antes un evento que precedería al colapso final del capitalismo. La producción por la ganancia eventualmente se volvería incompatible con la producción basada en el valor de cambio. Como dijo Engels en Del socialismo utópico al socialismo científico, en las crisis “El modo de producción se rebela contra el modo de intercambio”. Esta rebelión se intensifica hasta llegar al punto en que el modo de producción es literalmente incompatible con su propia premisa.

En ese momento, el modo de intercambio debe colapsar.