DINERO-MERCANCÍA VERSUS DINERO NO-MERCANCÍA
[ÍNDICE DE LA SERIE]

El comercio mundial

Sam Williams

Al castellano: @aederean

https://critiqueofcrisistheory.wordpress.com/world-trade/


La producción capitalista está basada en el mercado mundial. Para entender las leyes que gobiernan el sistema capitalista, debe uno entender aquellas que gobiernan el comercio mundial. La teoría ortodoxa o neoclásica del comercio exterior se basa en la teoría de la ventaja comparativa. [Ver “Comercio mundial y la falsa teoría de la ventaja comparativa” y “Ventaja comparativa, monopolio, dinero, John Maynard Keynes y Anwar Shaikh” ]

La teoría de la ventaja comparativa sostiene que en el comercio nacional: el capitalista industrial con el precio de costo más bajo al producir una mercancía de un valor de uso y calidad determinados, prevalece en la competencia. En el comercio internacional: el capitalista con la ventaja comparativa prevalece.

La visión de que son leyes diferentes las que gobiernan el comercio nacional e internacional precede a la economía neoclásica. El creador de esta teoría es el economista británico clásico David Ricardo, quien formuló la ley comparativa con mayor claridad que los economistas neoclásicos. Esto se debe a su teoría del valor basada en el trabajo, donde el valor de una mercancía de un valor de uso y una calidad dados está determinado por la cantidad de trabajo necesaria para producirla.

Ricardo demostró que si los trabajadores de cada nación estuvieran empleados solo en los campos de producción en los que son mejores en relación con el promedio global, incluso si estuviesen por debajo del promedio global en todas las ramas de la producción, la productividad global del trabajo se maximizaría. Si se quiere maximizar la productividad global del trabajo, una nación que exceda el promedio debe abandonar aquellas ramas de la producción donde está menos por encima del promedio. [1]

Dentro de un estado-nación, asumiendo salarios iguales, prevalece el capitalista que puede producir una mercancía dada, de un valor de uso y calidad dados, con la menor cantidad de trabajo humano. [2] Sin embargo, Ricardo afirmó que esta ley, llamada la ley de la ventaja absoluta por Anwar Shaikh, no era cierta en el comercio entre capitalistas en diferentes estados-nación. En cambio, Ricardo avanzó la idea de que un capitalista en un estado-nación que usara más mano de obra para producir una mercancía, incluso suponiendo salarios iguales en todas las naciones, prevalecería contra los capitalistas de otra nación que usaran menos mano de obra bajo ciertas circunstancias.

Según Ricardo, esas circunstancias son aquellos capitalistas que producen bajo una mayor productividad laboral, cuya ventaja de productividad en esa industria es menor que la ventaja de productividad promedio de los capitalistas de otra nación en la industria en su conjunto (incluida la agricultura). En ese caso, aquellos capitalistas que producen a una productividad laboral más baja pueden vender menos que los capitalistas que producen a una productividad laboral más alta en otra nación. A partir de esto, Ricardo y sus seguidores liberales —los neoliberales de hoy— concluyen que el libre comercio favorece los intereses de las naciones industrialmente avanzadas con una productividad superior a la media en la mayoría de las ramas de la industria y a las naciones subdesarrolladas con una productividad laboral inferior a la media.

Shaikh señala que el comercio mundial bajo el modo de producción capitalista es entre empresas capitalistas, no entre estados-nación. A este respecto, el comercio mundial no es diferente del comercio entre empresas capitalistas dentro de un estado-nación. Cuando un capitalista industrial compra insumos para la producción, puede comprárselos a otro capitalista que opere dentro del estado-nación o en un estado externo. Lo mismo ocurre cuando se trata de encontrar compradores para las mercancías producidas. Los capitalistas pueden encontrar clientes fuera o dentro de su estado-nación.

Shaikh concluye que, a pesar de Ricardo y de la economía neoclásica moderna, las mismas leyes económicas que prevalecen dentro del estado-nación prevalecen en el comercio entre capitalistas de diferentes estados-nación. Muchos opositores a la globalización o al libre comercio señalan que los estudios empíricos no respaldan la teoría de la ventaja comparativa. Dicen que cualquier país que quiera industrializarse sobre una base capitalista debería proteger sus industrias mediante barreras arancelarias o no arancelarias e imponer restricciones a la salida de dinero del país. Estas son las políticas recomendadas por los economistas mercantilistas que dominaron la economía política anterior a Adam Smith.

Los neomercantilistas de hoy son confrontandos con afirmaciones respecto de que las políticas que ellos favorecen han sido refutadas por la ciencia económica moderna. Los economistas heterodoxos responden que si prevaleciera la competencia perfecta, la oposición de los economistas neoliberales a las políticas neomercantilistas de los países en desarrollo sería correcta. Dicen que ya no vivimos en el mundo de Ricardo y el resto de los primeros economistas liberales. Hoy, poderosos monopolios con sede en los países imperialistas, pero que operan internacionalmente, dominan el comercio mundial. Utilizan el poder del monopolio para imponer un intercambio desigual a los países pobres.

En términos ricardianos, los monopolios en la era del imperialismo son tan poderosos que obligan a los países del Sur Global a intercambiar mercancías con más horas de trabajo incorporado que las mercancías que obtienen de los países ricos. Una hora de trabajo realizada en el Sur Global se intercambia por quizás 15 minutos de trabajo realizado en el Norte Global. Esto lleva al enriquecimiento de los países del Norte Global a expensas de los del Sur Global.

Al analizar la explotación de la clase trabajadora por la clase capitalista, Marx explicó el enriquecimiento de los capitalistas a expensas de los trabajadores sobre la base de un intercambio igual (de cantidades iguales de trabajo). Esta es la piedra angular de la teoría de la plusvalía de Marx. Los modernos opositores de izquierda al libre comercio bajo el imperialismo explican la explotación del Sur Global por parte del Norte Global sobre la base de un intercambio desigual. Es el poder del monopolio ejercido por las corporaciones monopolistas del Norte Global lo que impone el intercambio desigual. El poder del monopolio impide que la ley ricardiana de la ventaja comparativa opere para beneficiar tanto al Norte como al Sur Global.

Anwar Shaikh rechaza este argumento. Escribe: “La teoría convencional (ricardiana) del libre comercio está equivocada por sus propios motivos presuntos de competencia internacional, precisamente porque la competencia real es muy diferente de la competencia perfecta [que incorpora la ventaja comparativa ricardiana —SW]. … No es el mundo real el que es ‘imperfecto’ porque no esté a la altura de la teoría convencional. Más bien, la teoría estándar es inadecuada para el mundo que pretende explicar”. [págs. 495, “Capitalismo”]

La ventaja comparativa ricardiana y la teoría cuantitativa del dinero

La afirmación ricardiana de que la ventaja absoluta prevalece en el mercado interno y la ventaja comparativa prevalece en el mercado mundial se basa en la aceptación de la teoría cuantitativa del dinero. Pero una vez que rechazamos la teoría cuantitativa del dinero, ningún mecanismo opera dentro de una economía capitalista global internacional para imponer una ventaja comparativa.

Para repasar, Ricardo supuso que a los capitalistas les interesaba mantener el capital dinerario en circulación. Cuando se le dejaba estancado en un tesoro, ello reducía la tasa de ganancia sobre el capital total. Ricardo asumió que nunca había una cantidad significativa de dinero inactivo en las cajas fuertes capitalistas o en los bancos. Supuso que lo que era cierto para el capital dinerario lo era también para el capital real. Asumió que todo el capital se utilizaba por completo. Razonó que cualquier cambio en la cantidad de dinero afectaba solo a los precios y salarios nominales, no a la producción o la capacidad de utilización, que él asumía siempre al 100%.

El descubrimiento de nuevas y ricas minas de oro aumentaba los precios y los salarios monetarios en términos de oro. Pero no aceleraba el crecimiento económico ni afectaba a los salarios reales. Una reducción en la cantidad de dinero dentro de un país reducía los precios y los salarios monetarios, pero no reducía la producción, el empleo o los salarios reales. Si Ricardo hubiese estado en lo correcto, la ventaja comparativa prevalecería en el mercado mundial. El problema es que la teoría cuantitativa del dinero no es válida.

Shaikh se da cuenta de que incluso si no suponemos monopolios, aparte del monopolio de la clase capitalista sobre los medios de producción sin los cuales el capitalismo no puede existir, una vez que rechazamos la teoría cuantitativa del dinero, no existe ningún mecanismo que imponga la ventaja comparativa en el comercio internacional. Esto no significa que no haya monopolios. Shaikh niega que haya más poder monopólico ahora que en los días de Ricardo. Esa es una cuestión aparte, para una(s) publicación(es) futura(s).

Ya está claro que la teoría del dinero juega un papel esencial en el análisis del comercio mundial. En nuestras publicaciones sobre Keynes y el mercantilismo, vimos que una vez que Keynes rechazó la teoría cuantitativa del dinero, desarrolló un respeto por los economistas mercantilistas. Aunque Shaikh no apoya la teoría cuantitativa del dinero, cree que el dinero moderno es dinero fiat puro —dinero no-mercancía. Shaikh comparte esto con los economistas neoclásicos, economistas keynesianos, economistas poskeynesianos, partidarios de la teoría monetaria moderna y la mayoría de los académicos marxistas. Para desarrollar una teoría correcta del comercio mundial, creo que tenemos que deshacernos de la idea de que el dinero moderno es dinero no-mercancía. Además, dado que las crisis cíclicas periódicas de sobreproducción relativa de mercancías son crisis del mercado mundial, necesitamos una teoría correcta tanto del dinero como del comercio internacional para comprenderlas. Y finalmente, el comercio mundial plantea cuestiones relacionadas con la teoría del valor-trabajo de Marx que no surgen si examinamos solo un estado-nación capitalista individual, o por simplifición, como lo hizo a veces Marx, que todo el mundo capitalista era un solo país.

Si asumimos que el mundo entero es un solo país, podemos suponer que los salarios para un tipo dado de fuerza de trabajo son iguales en todo el mundo. Sin embargo, este no es el caso en el mundo real con diferentes estados nacionales y naciones explotadoras y explotadas. El fracaso de Shaikh para comprender la naturaleza del dinero moderno apunta a un problema más profundo. No ha analizado adecuadamente las propiedades creadoras de valor del trabajo humano. Su teoría del valor está más cerca de la de Ricardo que de la de Marx. Parto por analizar el sistema monetario internacional y su función en el comercio mundial. Esto tomará varias publicaciones. Después de eso, tendremos que lidiar con los rincones más oscuros de la teoría del valor de Marx y cómo difiere de la de Ricardo.

Ventaja comparativa, oro y papel moneda

Hay dos versiones de la ventaja comparativa. Una es para la era del patrón oro internacional. La otra es por un sistema de tipos de cambio de libre flotación en el que ninguna moneda es convertible en oro a un tipo fijo por la autoridad monetaria —un banco central como el Banco de Inglaterra. Bajo el patrón oro británico, los billetes del Banco de Inglaterra eran pagaderos en soberanos de oro —una moneda de oro británica de un peso fijo— a razón de un soberano de oro por cada libra de billete. En la época de Marx, el billete de dominación más bajo era el billete de cinco libras. El propietario de un billete de cinco libras podría ir a la sucursal más cercana del Banco de Inglaterra y cobrarlo por cinco monedas soberanas de oro.

Si Gran Bretaña tenía un déficit en su balanza de pagos como resultado de un déficit en su balanza comercial, el tipo de cambio de la libra caía en relación con las monedas con las que Gran Bretaña tenía un déficit en la balanza comercial. Si el tipo de cambio caía a un cierto nivel —el del oro— costaba menos absorber el costo de envío y asegurar el oro que absorber la pérdida de divisas. Como resultado, las reservas de oro del banco se agotarían. Para salvaguardar la convertibilidad de los billetes en oro, el banco se veía obligado a reducir su cantidad. Según la teoría cuantitativa del dinero, esto debía conducir a una caída de los precios y salarios nominales en Gran Bretaña.

La caída de los precios haría que las mercancías británicas fueran más competitivas en el mercado mundial. Según Ricardo y sus seguidores, conocidos como la escuela monetaria, el resultado sería que el déficit comercial de Gran Bretaña, causado por precios demasiado altos en relación con los precios del mercado mundial, desaparecería a medida que cayeran los precios británicos. Si Gran Bretaña tenía un superávit comercial, esto significaba que los precios británicos eran demasiado bajos en relación con los precios del mercado mundial. La escuela monetaria asumía entonces que el oro fluiría hacia Gran Bretaña desde las naciones que tenían déficits comerciales con él; a medida que crecía la cantidad de oro en las bóvedas del banco, aumentaba el número de billetes. El aumento de la cantidad de dinero, provocado por el superávit comercial, hace que aumenten los precios y los salarios. Esto hace que las mercancías británicas se vuelvan menos competitivos en el país y en el extranjero, y Gran Bretaña importa más y exporta menos. Esto continúa hasta que desaparece su superávit comercial. Ni un superávit comercial ni un déficit comercial podían durar mucho tiempo.

La escuela monetaria asumía que la oferta mundial de oro monetario se distribuye, de tal manera que el comercio se equilibraría entre todas las naciones comerciantes. Cualquier cambio en el comercio mundial que genere superávit para algunas naciones y déficit para otras se corregirá rápidamente. Esto se debía a que las naciones con una productividad inferior a la media tienen menos oro y, por lo tanto, menos dinero en circulación. Esto hace que los precios en el país de menor productividad estén por debajo del valor de las mercancías. Los países con una productividad laboral superior a la media tienen más oro y más dinero en circulación. Dicha mayor cantidad de oro implica que los precios de las mercancías están por encima de sus valores.

La conclusión es que el libre comercio, definido como la no interferencia del gobierno en el comercio exterior a través de aranceles u otras barreras comerciales, es de interés para los países con una productividad laboral superior al promedio, y así también para los países subdesarrollados con una productividad laboral inferior al promedio. Gran Bretaña, industrialmente desarrollada, tenía más oro en su banco central que cualquier otro país, pero el oro británico se deprecia por debajo de su valor. La menor cantidad de oro en los países subdesarrollados se aprecia por encima de su valor. Al final, todo se equilibraba en los intereses comunes de las naciones desarrolladas y subdesarrolladas por igual.

La versión moderna de la ventaja comparativa

Como muestro a lo largo de este blog, las crisis económicas mundiales de 1847, 1857 y 1866 demostraron que la teoría de Ricardo no estaba funcionando en la práctica. [Ver “Teoría del comercio internacional de Ricardo” y “Teorías de Ricardo desafiadas por las crisis de 1825 y 1837”] Los economistas neoclásicos modernos afirman que el error de sus predecesores, de la escuela monetaria ricardiana, radica en su definición incorrecta del dinero. Definieron el dinero como oro, plata, monedas de metales comunes de curso legal y billetes del Banco de Inglaterra. Los economistas de hoy incluyen en su definición de dinero las monedas, el papel moneda y las cuentas bancarias a la vista, que, desde mediados del siglo XIX en adelante, comprenden la mayor parte de los medios de circulación totales en Gran Bretaña. A medida que avanzaba el siglo XIX, circularon menos billetes, pues su lugar fue ocupado por las cuentas bancarias a la vista.

Hoy la convertibilidad de las monedas nacionales en oro a tasa fija por parte de la autoridad monetaria ha desaparecido. En los Estados Unidos, no puedes ir a la sucursal más cercana del Banco de la Reserva Federal de tu distrito y cambiar tu billete de U$100 por monedas de oro. Los empleados del Banco de la Reserva Federal te explicarían que un billete de la Reserva Federal de curso legal de $100 es la forma de dinero más básica que existe, y que no puede cambiarse por ninguna otra forma de dinero. Lo máximo que podrían hacer es cambiar un billete desgastado de la Reserva Federal por uno nuevo y recién impreso. Los billetes de la Reserva Federal, y las monedas de metal base de curso legal, son dinero no porque estén hechos de materiales valiosos, como las monedas de oro, sino porque son dinero por decreto [fíat] del gobierno. De ahí la expresión dinero fiat.

Entonces, ¿cómo funciona la ventaja comparativa bajo el sistema de dinero fiat? Tanto los partidarios de Milton Friedman, por la derecha, como los de la Teoría Monetaria Moderna, por la izquierda, abogan por lo que se denomina una moneda flotante limpia. Los gobiernos y los bancos centrales no intentan mantener ningún tipo de cambio particular entre la moneda nacional u otras monedas nacionales. En cambio, los tipos de cambio están determinados por la oferta y la demanda en el mercado abierto. Ni los ministerios de finanzas ni el banco central mantienen reservas de oro o divisas para respaldar sus monedas nacionales.

Supongamos que Estados Unidos tiene un déficit en la balanza de pagos debido a un déficit en su balanza comercial. El dólar cae frente a otras monedas, lo que significa que los dólares compran menos divisas y, por lo tanto, menos mercancías extranjeras. Pero dado que las monedas extranjeras compran más dólares que antes, los productos fabricados en EE. UU. con precios en dólares se vuelven más baratos a medida que el dólar cae en términos de estas monedas extranjeras. Como resultado, los productos estadounidenses se vuelven más competitivos tanto en los mercados internacionales como en el país. Las exportaciones estadounidenses aumentan a medida que los extranjeros compran más productos estadounidenses, mientras que las importaciones caen a medida que los estadounidenses compran menos productos extranjeros. Esto continúa hasta que el déficit comercial desaparece.

Supongamos que tenemos la situación contraria. Estados Unidos tiene superávit comercial. Esto hace que las mercancías cotizadas en dólares se vuelvan más caros en moneda extranjera, mientras que las importaciones se vuelven más baratas porque el dólar puede comprar más moneda extranjera. Como resultado, las mercancías se vuelven más caras en moneda extranjera, mientras que las mercancías extranjeras se vuelven más baratas en dólares, y las exportaciones estadounidenses disminuyen mientras que las importaciones aumentan. El superávit comercial disminuye y desaparece. El libre mercado de divisas asegura que los tipos de cambio de divisas se establezcan en niveles que equilibren el comercio internacional.

La conclusión: el comercio exterior se equilibrará si los gobiernos dejan de interferir con el comercio exterior y los tipos de cambio. Ningún país tendrá, por mucho tiempo, ni un superávit comercial ni un déficit comercial. Si un país tiene déficits comerciales crónicos (como ha sido en los EE. UU. durante décadas) mientras que otros tienen superávits comerciales crónicos, es porque algunas monedas (como el dólar) están sobrevaluadas mientras que otras (como el yen japonés o el yuan chino) están infravaloradas. Si se permite que los tipos de cambio de divisas se muevan libremente, pronto encontrarán un nivel que equilibrará el comercio mundial. Así ningún país experimenta déficit comerciales crónicos o superávits comerciales. Ningún país se endeuda con otro país. La solución a los problemas de la deuda internacional es eliminar todas las barreras comerciales, tanto arancelarias como no arancelarias. Los gobiernos y los bancos centrales deben dejar de manipular los tipos de cambio mediante la compra o venta de divisas. Si se hace esto, la ley de la ventaja comparativa entrará en juego. Todos los países, desde los más desarrollados hasta los más subdesarrollados, se beneficiarán por igual del comercio exterior y se maximizará la productividad global del trabajo.

La versión moderna de la teoría de la ventaja comparativa depende de la validez de la teoría cuantitativa del dinero. El nivel general de precios dentro de un país, en la moneda nacional, depende de la cantidad de la moneda nacional en relación con el número de mercancías dentro de ese país. Si bien se reconoce que los precios de las mercancías importadas en moneda local aumentarán si el tipo de cambio de la moneda nacional cae frente a las monedas extranjeras o bajarán si la moneda nacional sube frente a las monedas extranjeras, esto tendrá poco efecto en el nivel general de precios nacionales, que está determinado por la relación entre la moneda y las mercancías. Entonces, ya sea que prevalezca el patrón oro a la antigua o los tipos de cambio de libre flotación, la teoría cuantitativa del dinero debe ser cierta para que la ley de la ventaja comparativa prevalezca sobre la ventaja absoluta en el comercio internacional.

Shaikh tiene razón al rechazar la teoría de la ventaja comparativa, ya sea para un mundo de patrón oro o para nuestro mundo de monedas flotantes. Pero se ve obstaculizado por su aceptación de la aseveració de que el dinero de hoy es dinero fiat puro, no-mercancía. Shaikh acepta la afirmación de que el estado tiene el poder de transformar billetes de papel y fichas hechas de pedazos de papel sin valor y metales básicos en dinero por puro decreto.

Cada vez que Shaikh siente que está en terreno inestable, recurre a los modelos de input-output tan amados por los seguidores de Piero Sraffa y otros neorricardianos. Lo que haré aquí es formular una teoría del comercio mundial basada en la teoría del valor de Marx y el precio dinerario como forma de valor. Según Marx, el dinero debe ser una mercancía. No negó que existiera dinero simbólico de curso legal con circulación forzada. Pero tales fichas siguen representando, en cualquier punto dado, una cantidad real de oro medida por el precio del oro en términos de esas fichas. Según la teoría del valor de Marx, el dinero fiat puro de Shaikh no puede existir bajo el sistema capitalista. Al igual que Keynes en la “Teoría general”, Shaikh rechaza la teoría cuantitativa del dinero sin comprender que el dinero debe ser una mercancía. Su teoría del dinero moderno es cercana a la de Keynes. Shaikh entiende que incluso con un rechazo keynesiano de la teoría cuantitativa del dinero, la teoría de la ventaja comparativa cae. No es necesario introducir el monopolio para explicar por qué la ventaja comparativa no funciona en la práctica. [3]

Shaikh entiende que los capitalistas que producen una mercancía de un valor de uso y una calidad dados al precio unitario más barato —el precio de costo en la terminología de Marx— prevalecen con el tiempo en la competencia tanto nacional como internacional. El precio de costo es lo que paga el capitalista para producir una mercancía, mientras que el precio de producción, que forma el eje alrededor del cual fluctúan los precios del mercado, es lo que la sociedad paga por las mercancías. Shaikh demuestra en “Capitalismo” que los precios de producción son aproximadamente iguales a los precios directos. Shaikh usa estudios empíricos para demostrar que, en el mundo real, los precios de producción están bastante cerca, generalmente dentro del 10%, de los precios directos. Una vez que nos deshacemos del dinero fiat puro de Shaikh, encontramos que el precio directo es la cantidad de oro cuyo valor coincide con el valor de la mercancía cuyo valor se mide en oro.

Los precios de costo están determinados, aproximadamente, por el valor de las mercancías utilizadas en la producción de mercancías más el valor de la fuerza de trabajo. Dos factores determinan el precio de costo de un bien. Uno es la cantidad de trabajo necesaria para producir una mercancía. El otro es el valor del salario que pagan los capitalistas por la fuerza de trabajo utilizada para producir las mercancías. Cuanto menor sea el valor de la fuerza de trabajo, mayor será la cantidad de trabajo no remunerado en relación con el trabajo remunerado. El capitalista está interesado en minimizar la cantidad de trabajo pagado —salario— pero maximizando el valor del trabajo no pagado —plusvalía. Solo el costo del trabajo pagado, la fuerza de trabajo más el valor del capital constante utilizado, entra en el precio de costo.

Esto nos lleva a la diferencia más importante entre el comercio nacional e internacional. Incluso a principios del siglo XXI, el mercado mundial no ha avanzado hasta el punto en que las mercancías de un valor de uso y una calidad determinados tengan el mismo valor social en todos los países. Esto es cierto para la mercancía más importante de todas, la mercancía fuerza de trabajo, que es la única que produce valor y plusvalía. Para analizar el comercio mundial, tenemos que examinar qué es el estado-nación y cómo su existencia afecta al valor de la fuerza de trabajo.

El estado-nación

El Estado-nación moderno es en sí mismo un producto de la producción capitalista. No debe confundirse con la nación. La nación es mucho más antigua. Originalmente estaba formada por tribus, que a su vez estaban formadas por clanes. Los clanes eran familias extendidas. Todos los miembros de un clan comparten un ancestro común. Este era originalmente un antepasado materno y luego un antepasado paterno. Las tribus eran un grupo de clanes que compartían un ancestro común más o menos ficticio muchas generaciones atrás. La nación comenzó como un grupo de tribus unidas por este antepasado común incluso más generaciones atrás. La nación se veía a sí misma como una familia extendida. En su forma original, la nación no incluía al estado. La nación no estaba atada a ningún territorio en particular. La membresía se definía por parentesco, no por geografía. Las naciones podían emigrar y lo hicieron.

Con el surgimiento de la propiedad privada, la nación se dividió en clases. Algunas clases realizaban trabajo mientras que la clase dominante vivía del trabajo excedente que realizaba(n) la(s) clase(s) explotada(s) pero cuyos frutos no llegaban a consumir. Esto condujo al surgimiento del estado como una organización especial de personas armadas para controlar a las clases que se ven obligadas a trabajar en interés de las clases que no trabajan.

La nación dividida en clases se estableció en un área geográfica definida llamada ciudad-estado. La nación ya no migraba sino que tenía una ubicación fija. A partir de esta etapa, la geografía, más que el parentesco, definía a qué nación pertenecías, ¿qué tipo de parentesco puede existir entre explotados y explotadores? Surgieron grandes imperios, como el Imperio Romano, en el que una ciudad-estado llegó a dominar a otras ciudades-estado en un gran área geográfica. El más grande de estos imperios gobernó sobre grandes áreas que a veces equivalían al tamaño de un gran estado-nación moderno. A diferencia de los ciudadanos de los estados-nación modernos, la gente de estos imperios no compartía un idioma, nacionalidad, religión o cultura comunes.

El surgimiento del estado-nación moderno

En la Europa medieval, los reinos feudales, vagamente organizados, tenían barreras comerciales internas y diferentes idiomas. Algunos de estos reinos evolucionaron —con la ayuda de una revolución ocasional— hasta convertirse en los estados-nación capitalistas modernos de hoy. Surgió un idioma que era hablado por todas las personas que vivían allí. Se establecieron un sistema común de pesos y medidas y una moneda común. Se eliminaron las barreras al comercio interno, estableciéndose el libre comercio dentro del mismo, dando origen al mercado nacional. Cada estado-nación estaba rodeado de aranceles y otras barreras comerciales. Cada cual estaba organizado en torno a una clase capitalista dominante y se convirtió en el arma principal de los capitalistas dominantes en su competencia comercial con otros estados-nación. Esta competencia, a menudo condujo a guerras a tiros. Este era el mundo que los primeros economistas llamaban mercantilistas.

Ningún estado-nación logró la forma ideal en la que todas las personas hablaran el mismo idioma, practicaran la misma religión y se consideraran parte de una nación. Por ejemplo, el estado-nación británico contenía, no una, sino cuatro naciones: Inglaterra, Gales, Escocia e Irlanda. Inicialmente, estas naciones hablaban cuatro idiomas diferentes, pero con el tiempo todas las naciones de las Islas Británicas adoptaron el idioma inglés, considerando a Inglaterra como la nación gobernante. Hoy, los nacionalistas irlandeses, galeses y escoceses están reviviendo sus idiomas originales. En el siglo XX, los irlandeses establecieron su estado mientras que los escoceses, los galeses y las naciones inglesas dominantes viven en un solo estado. Hoy existe un fuerte movimiento independentista escocés que busca establecer un estado-nación independiente.

En el siglo XIX, los capitalistas de Gran Bretaña (a veces llamada Inglaterra por su nación dominante), debido a la adopción del vapor como fuerza motriz, lograron tal superioridad en la productividad laboral que encontraron ventajoso eliminar la mayoría de las barreras comerciales que rodeaban el estado británico. Veían los mercados nacionales del mundo como un solo mercado mundial.

Gran Bretaña siguió siendo un estado-nación capitalista con la victoria del libre comercio en 1846, que se produjo con la derogación de las leyes del maíz, que protegían a los agricultores y terratenientes capitalistas británicos. Gran Bretaña tenía su idioma nacional y su sistema de pesos y medidas. No todas las mercancías tenían el mismo valor en Gran Bretaña que en otros lugares. Mientras que el valor del oro y la plata —las mercancías dinerarias— era el mismo en todas partes, otras mercancías tenían valores nacionales diferentes. El valor de la fuerza de trabajo era diferente que en Gran Bretaña. Las frutas y las materias primas agrícolas como el algodón, que no podían cultivarse en Gran Bretaña por razones climáticas, tenían un valor más alto allí que en los países donde se producían, debido al costo de transportar estos productos a Gran Bretaña. Gran Bretaña tenía (y tiene) su propia moneda nacional, la libra esterlina, y retuvo el poder de imponer barreras comerciales si fuese en interés de la clase capitalista dominante, como lo hizo cuando Gran Bretaña perdió su monopolio industrial en el mercado mundial.

La mercancía fuerza de trabajo, la más importante de todas, ya que sin fuerza de trabajo no existe ninguna otra mercancía, tiene diferentes valores en diferentes naciones. El valor de la fuerza de trabajo está determinado por la fuerza de trabajo promedio. Está formado por dos partes. Una parte es el valor de la fuerza de trabajo determinado por las mercancías biológicamente necesarias para mantener la vida de los trabajadores y criar una nueva generación. Una parte moral adicional está determinada por la historia de un país y su historia de lucha de clases. Esta segunda parte o parte moral del valor de la fuerza de trabajo es sustancial en algunos países pero apenas existe en otros. La fuerza de trabajo calificada tiene un valor que es un múltiplo de la fuerza de trabajo promedio.

En los estados nación capitalistas que comenzaron como estados de colonos —como Estados Unidos, Australia y Canadá— las poblaciones aborígenes fueron parcialmente exterminadas. Los sobrevivientes han sido absorbidos sólo en parte por el proletariado trabajador activo de estas naciones. En los Estados Unidos, los africanos esclavizados no participaban en el mercado laboral. Sus personas enteras, no su fuerza de trabajo, eran mercancías que podían comprarse y venderse en el mercado (de personas esclavizadas). Desde el final de la esclavitud, sus descendientes se han visto obligados a participar en el mercado laboral en condiciones desventajosas.

En los estados coloniales, la población blanca se apoderó de la tierra de la población aborigen y se convirtió en una clase de agricultores que poseía la tierra y los medios de producción. La población obligada a vender su fuerza de trabajo era pequeña en relación con la demanda de la misma. La fuerza de trabajo en las colonias blancas tenía un alto valor desde el principio, a pesar de la productividad inicial del trabajo más baja en comparación con Gran Bretaña. En estos países, la parte moral, sumada al valor determinado por la mera subsistencia biológica, forma una parte importante del valor de la fuerza de trabajo.

En otros países, como Gran Bretaña, Alemania y Francia, se desarrollaron fuertes sindicatos y más tarde movimientos políticos de la clase trabajadora. Esto condujo a un mayor valor de la fuerza de trabajo. Donde es más alto que el promedio, los capitalistas usan más capital constante que donde el valor es más bajo. Los valores nacionales de las mercancías tienden a ser más bajos en los países con salarios altos que en los países con salarios bajos.

Dentro de un estado-nación capitalista, el valor de la fuerza de trabajo puede variar de una región a otra, pero no tanto como puede hacerlo entre estados-nación. Si así sucediera, los trabajadores se trasladarían de regiones con salarios bajos a regiones con salarios altos. Las nacionalidades oprimidas y los grupos raciales dentro de algunos estados nacionales reciben salarios más bajos por el mismo trabajo. Esto es cierto para los descendientes de africanos esclavizados en los Estados Unidos. Como resultado, el valor de la fuerza de trabajo es más bajo en los estados del sur, no solo para los descendientes de los esclavos sino también para los trabajadores blancos.

El movimiento de los trabajadores es más restringido entre estados-nación (migración externa de un estado-nación a otro) que dentro (migración interna de una región a otra dentro de un estado-nación). Los trabajadores se trasladan de regiones de bajos salarios a aquellas donde los salarios son más altos. En Estados Unidos, Canadá, Australia, Nueva Zelanda y Europa occidental y septentrional, los políticos reaccionarios se aprovechan de esto manteniendo un toque de tambor contra los inmigrantes externos que, según ellos, traen el crimen y amenazan los salarios de los trabajadores blancos. El capital se mueve en la dirección opuesta, de regiones donde el valor de la fuerza de trabajo es alto a regiones donde es más bajo. Este proceso se denomina arbitraje laboral internacional.

Dentro de un estado-nación capitalista donde la fuerza de trabajo simple [4]  tiene un valor nacional común, la capacidad de los capitalistas para expulsar a un rival mediante el pago de salarios más bajos sigue siendo limitada. Hay una tendencia a igualar el valor de la fuerza de trabajo junto con todas las demás mercancías en el mercado mundial. Esto está lejos de lograrse. Desde la segunda mitad del siglo XX en adelante, los capitalistas han ido abandonando los viejos países industriales de salarios altos por países de salarios bajos. Esto da como resultado la desindustrialización de los viejos países industriales donde el valor de la fuerza de trabajo es relativamente alto y el rápido desarrollo del capitalismo en algunos países de salarios bajos donde el valor de la fuerza de trabajo es bajo.

Esto ejerce una presión a la baja sobre el valor de la fuerza de trabajo en los países antiguamente industrializados mientras aumenta el valor de la fuerza de trabajo en los países recientemente industrializados. El capital a escala mundial está forzando cada vez más el valor de la fuerza de trabajo al nivel más bajo posible, determinado por la subsistencia biológica. Esto se ha denominado la carrera hacia el abismo [o “competición a la baja”].

Lo que tenemos no es un mercado mundial completamente unido, sino uno dividido en áreas cercadas por aranceles y barreras comerciales. Si bien muchas mercancías tienen valores globales, otras tienen diferentes valores nacionales. Hay dos mercancías especiales en el capitalismo, la mercancía dinero —el oro en lingotes— y la fuerza de trabajo. El oro tiene un valor global común. La mercancía fuerza de trabajo tiene diferentes valores nacionales. Exploraremos el significado de esto en las próximas publicaciones.

Dinero y comercio mundial

La forma más fácil de entender los principios básicos del comercio mundial es comenzar con la suposición de que el mundo usa monedas de oro como moneda. El oro se extrae y se refina en algunos países, mientras que otros deben intercambiar productos no dinerarios para obtener material dinerario de los países productores de oro. Los lingotes de oro se entregan a las casas de moneda de los países y se acuñan en monedas nacionales. Si un país tiene un déficit en la balanza de pagos debido a un déficit en su balanza comercial, el déficit reduce la cantidad de oro —dinero— en ese país. Ricardo asumió que los precios dentro del país, incluido el precio de (la fuerza de) trabajo, caerían a medida que la oferta monetaria se contrajera hasta que la balanza comercial volviera a inclinarse a favor del país. Esta es la base sobre la que Ricardo construyó su teoría de que la ventaja comparativa, no la absoluta, prevalece en el comercio internacional.

Dentro del país deficitario, parte del dinero —oro— está en circulación, mientras que otra parte del dinero forma un tesoro de reserva. Aquí es donde comienza el error de Ricardo. Asumió que el tesoro de reserva era mínimo, pero no era así. Lo que sucede es que una parte del dinero del tesoro de reserva tiene que ponerse en circulación para reemplazar la moneda de oro que sale del país. El cada vez más reducido tesoro de reservas provoca un mercado monetario más contraído y un aumento de las tasas de interés.

Suponiendo que no haya escasez de oro en el mercado mundial, el aumento de las tasas de interés atrae dinero caliente [hot money] que busca la tasa de interés más alta para fluir desde el extranjero. Este dinero detiene el declive de la acumulación de oro nacional. Esto termina con un nuevo aumento en las tasas de interés, volviendo a equilibrar los pagos. La balanza comercial negativa se compensa con una entrada de capital dinerario del extranjero. En términos económicos, un saldo negativo en la cuenta corriente se compensa con una balanza de pagos positiva en la cuenta de capital. Mientras continúe la entrada de capital dinerario, el país puede importar más de lo que exporta. Sin embargo, esto es a costa de tasas de interés más altas y una deuda internacional creciente, una mayor propiedad extranjera de la industria y la tierra, o una combinación de ambas.

¿Qué le sucede a un país en la situación inversa? Un país tiene un superávit en la balanza de pagos porque tiene un superávit en la balanza comercial. Ricardo creía que a medida que crece la oferta monetaria, los precios nominales y los salarios aumentan porque creía (erróneamente) que casi todo el dinero dentro de un país estaría en circulación. Como resultado, un país con un superávit en la balanza comercial y de pagos pronto queda fuera del mercado mundial. Esto continúa hasta que desaparece su superávit comercial. Ni los déficits comerciales ni los superávits comerciales pueden persistir por mucho tiempo.

La raíz del error de Ricardo fue su creencia de que la mayor parte del dinero de un país está en circulación. Esta es la teoría cuantitativa del dinero. En realidad, una parte de la oferta monetaria dentro de un país, así como en el mercado mundial, forma un tesoro de reserva cuyo tamaño varía con la fase del ciclo industrial. Este tesoro de reserva se puede aprovechar cuando sea necesario para obtener moneda adicional. Puede reforzarse con una porción de moneda circulante siempre que disminuyan las necesidades de circulación, que haga redundante una porción. Tomas Tooke y la escuela bancaria señaló esto, desafiando los puntos de vista de la escuela monetaria basada en la teoría cuantitativa del dinero. Durante el siglo XIX, los economistas estaban divididos entre la escuela monetaria dominante, que aceptaba la teoría cuantitativa del dinero, y la escuela bancaria que la rechazaba. La escuela monetaria era cercana a la ortodoxia neoclásica actual, que acepta una versión de la teoría. La escuela bancaria se acerca a las opiniones de John Maynard Keynes, que rechaza esa teoría.

Podemos establecer algunas leyes básicas del comercio internacional que se aplican a todo sistema monetario internacional capitalista. Los países con superávit comerciales, correspondientes a lo que los economistas burgueses llaman superávit en la cuenta corriente, tienen déficits compensatorios en la cuenta de capital. Son exportadores netos de capital-dinerario y emergen como acreedores internacionales. Si los países acreedores no prestan su excedente de capital dinerario, los países deudores no pueden seguir comprando mercancías excedentarias de las mercancías que venden a los países acreedores. Los países acreedores internacionales tienen tasas de interés internas más bajas que los países deudores. Es más fácil para los de los países acreedores pedir dinero prestado dentro de ese país que para los de los países deudores. Contrariamente a Ricardo y la escuela monetaria, algunos países pueden tener superávit en la balanza comercial durante períodos prolongados, mientras que otros tienen déficit en la balanza comercial. Nada impide que la deuda internacional se acumule a niveles peligrosos, y que eventualmente colapsa en las crisis.

Shaikh explica que estos patrones surgen del comercio realizado entre capitalistas individuales que buscan obtener la mayor ganancia posible. El comercio internacional no está más planificado que el comercio y la producción dentro de un país capitalista. Al igual que con la producción y el comercio domésticos, en el comercio internacional, el orden emerge del desorden. Pero ese orden es explotador e inestable.

La naturaleza del dinero y el tipo de cambio.

La división del mercado mundial en mercados nacionales separados implica que el dinero universal, el oro, se divide en monedas nacionales. La tasa de cambio de una moneda por otra se llama tasa de cambio [o tipo de cambio]. Hoy en día, todas las monedas nacionales son de curso legal o monedas fiat que no son convertibles en oro a una tasa fija por una autoridad monetaria nacional. Todas las monedas se pueden cambiar por oro a tipos de cambio variables en el mercado abierto. La tasa de cambio de la moneda con el oro es el precio del oro en esa moneda.

El precio del oro no es un precio real, sino lo que Marx llamó una expresión del argot económico. El precio en el sentido científico es la tasa de intercambio de una mercancía no-dineraria, que representa una cantidad de trabajo humano abstracto, con la mercancía dineraria, que, como todas las mercancías, también representa en cualquier momento una cantidad de trabajo humano abstracto. La mercancía dinero representa una cantidad de trabajo humano abstracto que refleja la cantidad de trabajo necesaria para producirla en las condiciones de producción prevalecientes. El precio de una mercancía es una cantidad dada del valor de uso de la mercancía dinero medida por una unidad de medida apropiada para el valor de uso de la mercancía que funciona como dinero.

El precio del oro es un tipo de cambio especial.

El precio monetario del oro —por ejemplo, el precio del oro en dólares— no representa una relación entre dos mercancías que son productos del trabajo humano. Mientras que una onza troy de oro es una mercancía, el dólar es una unidad de cuenta arbitraria decretada por el estado. Estamos midiendo una cierta cantidad del valor de uso de la mercancía dinero —una onza de oro en este ejemplo— que determina cuánto dinero real (oro) representa esa unidad de contabilidad creada por el estado llamada moneda en circulación en un momento dado. El lingote de una pieza de oro antigua de cierta denominación le cuesta a la sociedad el doble de la cantidad de trabajo para producirla que el oro de una pieza de oro de la mitad de la denominación de la primera pieza de oro. Por el contrario, a la sociedad no le cuesta el doble de trabajo ni más trabajo imprimir un billete de $20 que imprimir un billete de $10.

Si el precio de una onza de oro es igual a $1500 en un momento determinado, un dólar representa 1/1500 de una onza de oro. El precio del oro no es un precio sino un tipo de cambio especial que ancla todos los demás tipos de cambio. Por ejemplo, si el tipo de cambio entre el dólar y la libra esterlina es de U$2 por libra esterlina y el precio del oro en dólares es de U$1500 la onza, la libra esterlina representa 1/750 de una onza de oro. En la jerga económica, el precio del oro en libras esterlinas es de 750 libras esterlinas la onza. Cuando citamos el tipo de cambio de la libra esterlina como 1 libra esterlina por 2 dólares, no estamos midiendo la cantidad de oro que representa una libra esterlina directamente, sino la cantidad de oro que representa indirectamente una libra esterlina a través de la mediación del dólar. Esta es la esencia del sistema del dólar que ha dominado el sistema monetario internacional desde el final de la Primera Guerra Mundial.

Durante la infame hiperinflación que se apoderó de Alemania en 1923, los alemanes estaban pegados al vertiginoso precio del dólar en términos del marco alemán, que subía por horas. Los trabajadores pagados en marcos corrían en estampida para comprar los productos que necesitaban para mantenerse con vida (no podían permitirse comprar nada más) antes de que el precio en marcos del dólar subiera tanto que los marcos de papel que se les pagaban no pudieran comprar las necesidades biológicas básicas. En 1923, la moneda estadounidense estaba dentro del patrón oro. La cantidad de oro que representaba un dólar fue fijada por el Tesoro de los Estados Unidos y el Sistema de la Reserva Federal en U$1 equivalente a 1/20,67 de una onza de oro. A través de la mediación del dólar, los alemanes estaban midiendo la cantidad, que se reducía rápidamente, de dinero real —oro— que representaban los marcos de papel que les pagaban.

Dos factores determinan el tipo de cambio

Dos factores gobiernan los cambios en el tipo de cambio entre monedas. Uno es la balanza de pagos. Si un país tiene una balanza de pagos positiva, más personas comprarán la moneda de ese país de las que la venderán al tipo de cambio actual. El tipo de cambio de un país con balanza de pagos positiva aumenta en relación con aquellos con balanza de pagos negativa. El segundo factor que rige las variaciones del tipo de cambio entre países es la variación de la cantidad de una moneda medida en unidades monetarias de cuenta (dólares, libras, etc.) en relación con las variaciones de las cantidades de otras monedas. En el mundo actual, con monedas no convertibles en oro a tipos de cambio fijos, las fluctuaciones constantes de las monedas entre sí se rigen por una combinación de estos dos factores.

Si se duplica la cantidad de una moneda dada, su tipo de cambio se reducirá a la mitad frente al oro y otras monedas cuyas cantidades permanecen sin cambios. Si la cantidad de dólares se duplica pero las cantidades de otras monedas permanecen sin cambios, se necesitará el doble de dólares para comprar una cantidad determinada de lingotes de oro, libras esterlinas, dólares canadienses, euros, rublos rusos, rupias indias, yuanes chinos, etc. que antes.

El otro factor que hace que cambie el tipo de cambio entre monedas son los cambios en la balanza de pagos entre monedas. Si la balanza de pagos se desplaza a favor de un país, el tipo de cambio de su moneda sube frente a otras monedas. Si la balanza de pagos se desplaza en contra de un país, el tipo de cambio de su moneda cae. Estos dos factores están entrelazados en las fluctuaciones diarias de los mercados de divisas internacionales. A veces se cruzan y otras veces se refuerzan.

Voy a presentar un nuevo concepto que generalmente no se encuentra en la literatura económica. Y es que el dinero puede entrar y salir de las monedas nacionales. La mayoría de los economistas modernos creen que el dinero moderno es dinero no-mercancía, que consiste en monedas de curso legal y billetes de papel con poco valor en sí mismos, que los gobiernos declaran por decreto que son dinero. O que tal vez sean cuentas corrientes bancarias y anotaciones contables electrónicas, ¿o también podrían ser esas anotaciones contables electrónicas llamadas bitcoin y criptomonedas? Existe un debate sobre si bitcoin y otras criptomonedas son dinero. A fin de cuentas, los economistas que creen en el dinero no-mercancía no están seguros de qué es el dinero finalmente. ¿Y qué es realmente?

El dinero es una sustancia social que debe ser representada por una sustancia física.

Marx explicó que el oro y la plata no son por naturaleza dinero, sino que el dinero es por naturaleza oro y plata. Solo en los últimos años los científicos han comenzado a comprender cómo se crea el elemento oro en la naturaleza. La mayoría de los metales más pesados ​​que el hierro se crean cuando las estrellas gigantes, más masivas que nuestro sol, llegan al final de su vida y comienzan a fusionar átomos creando metales pesados. Los científicos no podían resolver cómo es que el oro se creaba de esta manera. Ahora entienden que la mayor parte del oro en el universo se crea cuando chocan dos estrellas de neutrones, que son restos de estrellas masivas. Estas colisiones crean lluvias de partículas subatómicas tan intensas que fusionan protones en núcleos atómicos que forman el elemento que llamamos oro.

¿Las estrellas de neutrones en colisión generan dinero? No. Ni el oro ni ningún otro elemento o compuesto puede funcionar como dinero en ausencia de una sociedad basada en la producción y el intercambio de mercancías. La única sociedad de este tipo que conocemos existe en nuestro planeta, aunque, dado nuestro conocimiento actual, no podemos descartar la posibilidad de que existan otras sociedades productoras de mercancías en otras partes del universo. Pero sabemos que la mayor parte del oro en el universo no es y nunca será dinero. El dinero es una relación social de producción. Como todo valor, el dinero consiste en trabajo humano abstracto incorporado en mercancías. El valor del dinero difiere del valor en general porque el trabajo humano abstracto que constituye su valor es directamente social. Este trabajo directamente social está incorporado en cualquier mercancía que funcione como dinero.

Los trabajos privados que producen mercancías son una fracción discreta del trabajo social total en la medida en que las mercancías producidas se intercambian por dinero. Por esta razón, el trabajo humano privado que produce oro es diferente al trabajo humano que produce otras mercancías porque no tiene que ser intercambiado para demostrar que es una fracción del trabajo social total. Esto es lo que los partidarios del Equivalente Monetario del Tiempo de Trabajo (MELT) y Anwar Shaikh no logran entender. No podemos tratar el trabajo privado que produce mercancías no dinerarias como trabajo social antes de que las mercancías que produce se intercambien por dinero. Debemos recordar esto para entender qué es el dinero y qué no lo es. Por eso, sólo el trabajo humano encarnado en la mercancía dinero puede ser considerado dinero. Cuando hablamos de MELT, tratamos el tiempo de trabajo incorporado en todas las mercancías como dinero, lo cual es un error.

Durante el último par de siglos, los reformadores soñaron con establecer una moneda que representara el trabajo directamente mientras conservara todas las demás características del capitalismo. En lugar de denominarse en términos de dólares, libras, etc., representando diferentes pesos de oro (o plata) y representando el trabajo humano a través de la mercancía dinero, los partidarios del dinero-trabajo proponen una moneda que represente cantidades de trabajo denominadas en alguna unidad de tiempo, por ejemplo, una hora de trabajo. En lugar de un billete de U$1, tenemos un billete de una hora. Como he explicado antes, tal sistema eliminaría el dinero-mercancía y las crisis de sobreproducción relativa general de mercancías.

Los defensores del dinero-trabajo imaginan que una vez que se produce una mercancía, alguna autoridad, como un banco especial, contabilizaría la cantidad de trabajo que se dedicó a su producción. El productor de la mercancía la cambiaría en el banco por un billete con la cantidad de trabajo que se utilizó impresa en el billete. Por ejemplo, una mercancía que requirió 100 horas de trabajo para producirla se cambiaría por un billete de 100 horas. El problema es que si el valor de las mercancías pudiera realizarse a través del dinero-trabajo, no habría forma de determinar si el trabajo privado gastado satisface alguna necesidad humana real. Dado que la economía seguiría estando impulsada por las ganancias y sin planificación, no habría ningún mecanismo para establecer que las mercancías estuviesen en las proporciones necesarias para mantener la producción y la sociedad humana.

Hay otra razón por la que el dinero-trabajo no funcionaría bajo el capitalismo, aunque la razón dada anteriormente es decisiva. Supongamos que un trabajador trabaja ocho horas diarias con una tasa de plusvalía del 100%. El trabajador recibiría un billete con cuatro horas de trabajo impresas que representan el valor de la fuerza de trabajo del trabajador. El trabajador se daría cuenta de que trabajó ocho horas pero le pagaron solo cuatro. El trabajo no remunerado que realiza el trabajador cuando la mercancía trabajo se vende por su valor, tan astutamente oculto bajo el sistema del dinero-mercancía, quedaría al descubierto.

El dinero se define como una relación social de producción. Es una sustancia social del trabajo humano que es directamente social, encarnada en una mercancía dineraria física, y mide el valor de todas las demás mercancías en términos de su valor de uso. La sustancia social del dinero está representada por una sustancia física que puede transportarse en forma de oro acuñado. Si una mercancía dada tiene un precio, en términos de la mercancía dineraria, de una onza de oro por unidad, y se vende por una onza de oro, esto muestra que el trabajo privado que se dedicó a producir esa mercancía satisfizo una necesidad social. El trabajo privado utilizado se mostró a través del acto de venta a su valor, que era una fracción del trabajo social total. Las unidades contables que llamamos dólares estadounidenses, libras esterlinas, etc., representan dinero solo en la medida en que pueden intercambiarse por oro físico en el mercado abierto.

Si el tipo de cambio de un dólar sube por cualquier motivo frente a la mercancía dinero, el precio en dólares del oro cae y la cantidad de dinero que representa un dólar aumenta. Si el tipo de cambio que representa un dólar cae, el precio del oro en dólares sube y el dólar representa menos dinero. Lo que es cierto para el dólar es cierto para otras monedas capitalistas, ya sea que expresen su valor en términos de oro directamente como precio monetario del oro o indirectamente a través de su tipo de cambio con el dólar.

Cambios en el tipo de cambio

Como hemos visto, si el dólar sube frente a otras monedas, no por menor cantidad sino porque la balanza de pagos es favorable a Estados Unidos, cada dólar representa más dinero. La sustancia social que constituye el dinero fluye hacia el dólar. Las autoridades monetarias, los gobiernos y los economistas nos alientan a pensar que los dólares son dinero en sí mismos por decreto estatal, al igual que las libras esterlinas, los euros europeos, los rublos rusos, el yuan chino y el yen japonés. El hecho de que diferentes monedas representen dinero y sean intercambiables entre sí a un tipo de cambio dado muestra que el dinero en sí mismo no es dólares, libras, rublos, yuanes o rublos. El dinero es otra cosa. Es trabajo humano abstracto encarnado en una mercancía especial, el oro, que difiere del trabajo humano abstracto en mercancías no dinerarias solo en el sentido de que es directamente social. Una vez que se entiende esto, entendemos que el dinero puede entrar y salir de diferentes monedas. Cuando fluye hacia dentro, el tipo de cambio de la moneda sube. Cuando fluye hacia afuera, el tipo de cambio cae.

Por ejemplo, si el dinero fluye hacia el dólar porque Estados Unidos tiene una balanza de pagos favorable, la cantidad total de dólares representa más dinero que antes. Si sale dinero del dólar, la cantidad total de dólares representa menos dinero que antes.

Esto debe distinguirse de una situación en la que el tipo de cambio del dólar (u otra moneda) cae porque su cantidad ha aumentado o sube porque ha disminuido. Supongamos que la cantidad de dólares se duplica, pero todo lo demás permanece sin cambios. El dinero no entra ni sale del dólar. Duplicar la cantidad significa que la cantidad de dinero que representa la cantidad total de dólares no cambia. Cada dólar ahora representa la mitad de la cantidad de dinero que antes.

El sistema del dólar

Bajo el actual sistema monetario mundial, no todas las monedas son iguales. El dólar es la moneda central del sistema monetario internacional. En el mercado del oro de Londres, el precio del oro se cotiza en dólares. Si sigues los altibajos del mercado del oro diariamente, a menudo leerás algo en el sentido de que el oro cayó bruscamente frente a un dólar fuerte. En realidad, el dinero fluyó de otras monedas al dólar ese día en particular. Dado que la cantidad de dólares no cambia mucho durante un día de negociación, decir que el dólar subió frente al oro significa que la cantidad total de dólares en el mercado mundial representa más dinero real (oro) que el día anterior. O el dólar podría estar débil, su tipo de cambio cae frente a otras monedas y el precio del oro en dólares sube. Otra vez, los dólares en su conjunto representan menos dinero que el día anterior porque el dinero salió del dólar.

No siempre es cierto que un dólar fuerte frente a otras monedas vaya acompañado de una caída del precio del oro en dólares, mientras que un dólar débil vaya acompañado de una subida. A veces hay una fuerte caída en la confianza que los capitalistas tienen en el papel moneda en general, no solo en una moneda en particular. Luego, el dinero huye del papel moneda en su conjunto, como cuando sale de los mercados bursátiles mundiales, provocando un desplome. El dólar puede sostenerse o subir frente a otras monedas y caer frente al oro; en este caso, está saliendo de todas las monedas. La cantidad total de monedas globales representa entonces menos dinero. O si sucede lo contrario y la cantidad total de divisas representa más dinero, el precio del oro en dólares cae incluso si el dólar no es particularmente fuerte frente a otras divisas. Bajo el sistema del dólar, un dólar fuerte frente al dinero real significa una caída del precio del oro en dólares, y un dólar débil significa un aumento del precio del oro en dólares.

Los cambios en los tipos de cambio de la moneda, tanto contra otras monedas como contra el oro —el material dinerario— cambian minuto a minuto. Esto refleja cambios en la balanza de pagos y la cantidad de dólares, la cantidad de otras monedas por las que se cambia el dólar, el cambio en la cantidad de oro que se ofrece por la moneda en un momento dado y la confianza de los capitalistas en el sistema monetario internacional centrado el dólar en general, y en los papel monedas particulares.

Bajo un patrón oro, la principal responsabilidad de la autoridad monetaria es mantener dentro de límites estrictos la cantidad de oro que representa una determinada unidad monetaria legalmente definida en el mercado abierto. La autoridad monetaria no tiene control sobre la cantidad de moneda, definida como billetes y monedas de curso legal. Bajo este sistema, el movimiento de dinero hacia o desde un país se manifiesta en el cambio en la cantidad de la moneda nacional.

La cantidad de una moneda nacional no es lo mismo que la moneda en circulación porque parte de la moneda total debe ser mantenida en reserva por los bancos comerciales. Como sabemos, la relación entre la cantidad de moneda en circulación y la cantidad de dinero en los fondos de reserva de los bancos puede variar con las distintas fases del ciclo industrial. [5] La cantidad del fondo de reserva es mayor después de una crisis, cuando la circulación de mercancías está estancada, que durante un auge. Bajo un sistema de dinero simbólico de curso legal —dinero fiat— la autoridad monetaria tiene el control de la cantidad de moneda —la moneda de curso legal— pero pierde el control de cuánto dinero representa cada unidad monetaria. Cuanto más control tiene la autoridad monetaria sobre el número de unidades monetarias, menos control tiene sobre la cantidad de dinero que representa cada unidad monetaria, y cuanto más control tiene la autoridad monetaria sobre la cantidad de dinero que representa una unidad monetaria, menos control tiene sobre la cantidad total.

Bajo un sistema fiduciario, si el dinero sale del país, la cantidad total de unidades monetarias no necesariamente cae; incluso podría aumentar, tal vez de forma explosiva. Pero la cantidad de dinero (oro) que representa la cantidad total de unidades estrictamente definidas seguirá cayendo. Si el dinero fluye hacia una moneda, es posible que no se exprese en forma de un aumento en la cantidad de esa moneda. En cambio, podría expresarse en un aumento en el tipo de cambio de esa moneda y una caída en el precio del oro en esa moneda.

 

Continuará.

 


NOTAS:

[1] Ricardo asume aquí que todos los potenciales trabajadores que producen productos comercializados internacionalmente están empleados. En realidad, esto está lejos de ser así.

[2]  Ricardo asume que los salarios que pagó el capitalista por un determinado tipo de (fuerza de) trabajo son iguales. Como primera aproximación, esta es una suposición razonable para los trabajadores dentro de una nación determinada.

[3] Shaikh piensa que Ricardo fue inconsistente en su teoría del valor en el comercio exterior. Ricardo sostenía que los precios de producción cercanos a los precios directos están determinados por la cantidad de trabajo social necesario para producir mercancías de un valor de uso dado y una calidad dada. Modificó esto en el mercado mundial con su suposición de que el oro —el dinero mundial— se distribuye entre las naciones comerciantes en proporciones tales que aquellas naciones con capitalistas industriales que usan más mano de obra para producir mercancías que el promedio las venderían a precios por debajo de sus valores nacionales en los mercados domésticos y globales. Las naciones que producen mercancías con menos trabajo las venderían a precios superiores a sus valores nacionales. Ricardo afirma esto debido a que la menor cantidad de oro en las naciones con una productividad laboral por debajo del promedio hace que el oro se aprecie por encima de su valor, mientras que la mayor cantidad de oro en las naciones con una productividad laboral superior a la media hace que el oro se deprecie por debajo de su valor.

[4]  Una hora de trabajo realizada por la fuerza de trabajo de un trabajador promedio de habilidad promedio crea una hora de valor. El valor es el trabajo humano medio, general o abstracto incorporado en alguna mercancía. La fuerza de trabajo más valiosa de los trabajadores calificados consiste en múltiples fuerzas de trabajo simples. Por ejemplo, una hora de trabajo de un trabajador calificado puede generar cuatro horas de valor. El mercado trata la fuerza de trabajo de un trabajador calificado como cuatro fuerzas de trabajo simples. Para calcular el valor creado por una hora de trabajo realizada por este tipo de trabajador, multiplicamos la hora de trabajo por cuatro.

Además de los trabajadores calificados, que trabajan con fuerza de trabajo adicional, hay trabajadores cuya fuerza de trabajo crea menos del valor de una hora en una hora de trabajo. Para calcular cuántas fuerzas de trabajo trabajan estos trabajadores desfavorecidos, tenemos que multiplicar su fuerza de trabajo por un número menor que uno. Por ejemplo, el mercado podría tratar el trabajo de un trabajador particularmente desfavorecido como equivalente a solo 15 minutos de trabajo. Para averiguar cuánto valor crea un trabajador de este tipo en una hora de trabajo, multiplicamos la hora por ¼, lo que nos da un cuarto de hora o 15 minutos de valor.

Una hora de trabajo realizada por un trabajador promedio, no por un trabajador individual en particular, crea una hora de valor, sin importar el nivel de habilidad o la productividad del trabajador promedio. Si la mano de obra se vuelve más calificada, la cantidad de valor creado por una hora de trabajo promedio no aumentará, ni disminuirá si la mano de obra se vuelve menos calificada. Este es un tema complejo y controvertido entre los marxistas. Sin embargo, es muy importante si queremos entender correctamente el imperialismo. Por esta razón, dedicaré una(s) publicación(es) futura(s) de esta serie a examinar y criticar el trabajo de Anwar Shaikh sobre este tema.

[5]  O cualquier otra cosa que interrumpa la circulación de mercancías. Cuando se produjeron los cierres del COVID-19 en marzo de 2020, las reservas de los bancos, así como las reservas de moneda en poder de particulares, se expandieron a medida que la moneda quedaba fuera de circulación y se acumulaba en tesoros estancados.