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“Beside Still Waters” de Robert Sheckley
Tom Pepper
Al castellano: Non Lavoro
https://faithfulbuddhist.wordpress.com/2021/01/14/robert-sheckleys-beside-still-waters/
La edición de New York Review Books de los cuentos de Robert Sheckley termina con “Beside Still Waters” [traducido al castellano como “Las quietas aguas del espacio”] a pesar de ser uno de sus primeros cuentos en ser publicados y que el resto del volumen esté ordenado casi cronológicamente. Lo más probable es que se deba a que el Salmo 23, de donde se toma el título, se lee generalmente en los funerales y, por lo tanto, tiende a connotar finales. Si queremos leer este cuento como un comentario sobre la naturaleza de la ideología, como lo hago yo, entonces podríamos considerar cómo opera como el comienzo de una carrera como escritor de ciencia ficción.
Es, después de todo, un cuento raro como para haber sido publicado en Amazing Stories; nada sorprendente pasa en él. De hecho, no pasa mucho en absoluto. El cuento describe a un “buscador de oro” futurista que explota un asteroide, solo, a excepción de un robot trabajador que gradualmente programa para tener conversaciones rudimentarias con él. De hecho, durante la mayor parte del cuento ya ni siquiera parece buscar oro. Después de haber “dado un pequeño golpe”, simplemente vive el resto de su vida en el asteroide, teniendo la misma conversación con su robot una y otra vez, porque “nunca le importó mucho nadie”. Finalmente, envejece, su robot se oxida, su bomba de aire se rompe y muere. Parece mayormente contento con esta vida solitaria, sin hacer nada más que reparar su equipo de soporte vital, mirar las estrellas y tener la misma conversación con su robot, que le da solo las respuestas que él ha programado para dar.
¿Qué dice sobre la función ideológica del género de la ciencia ficción comenzar una carrera como narrador de cuentos pulp de esta manera?
El cuento evoca dos temas relacionados que influyen en casi toda la ciencia ficción del siglo XX: el complejo edípico no resuelto y la fantasía de escapar de la sociabilidad. Y estos temas influyen en toda la ciencia ficción porque también influyen en toda la ideología capitalista moderna.
Mark, nuestro buscador, tiene un clásico complejo edípico no resuelto. No puede concebir tener una relación con una mujer, porque “nunca ha visto una buena todavía”. Programa su robot para tener la misma conversación con él durante años:
—¿Qué opinas de las chicas?
—Oh, no lo sé. Tienes que encontrar la correcta.
—Jamás vi una buena todavía.
— Bueno, eso no es justo. Quizás no miraste lo suficiente. Hay una chica en el mundo para cada hombre.
—¡Eres un romántico!
¿Y no es éste el objetivo de gran parte de la ideología del siglo XX? ¿Evitar la resolución del complejo edípico, atrapado sin cesar entre culpar a las mujeres por no ser lo suficientemente buenas y tener ideas tontamente románticas del amor?
Por supuesto, la resolución del complejo edípico también implica la entrada en lo social, la aceptación de un sistema simbólico en el que necesitamos negociar con los demás. Mark pone a su robot el nombre de “un padre que nunca había conocido” y lo programa para que le hable como el complemento perfecto de su propia personalidad. Luego, “con el tiempo, Mark olvidó que había construido las respuestas en Charles”. La estrategia perfecta para evitar la verdadera sociabilidad es crear un “otro” que en realidad sea solo un reflejo de nosotros mismos. Entonces podemos fingir un verdadero dialogismo y al mismo tiempo evitarlo.
La función ideológica del cuento de ciencia ficción se figura perfectamente en la relación entre Mark y Charles. Estos cuentos posponen interminablemente la resolución del complejo edípico y apuntalan la ilusión de que escapar de las demandas de la socialidad, de alguna manera, algún día, producirá satisfacción. El contenido de dichos cuentos de ciencia ficción es generalmente la búsqueda de un reino de fantasía en el que tendremos poderes mágicos sobre la realidad, como el caballero Jedi o la gente azul en Avatar, y viviremos en perfecta satisfacción. El fracaso en el logro final de esto suele ser causado por el problema de las mujeres: sus manipulaciones, infidelidades y desviaciones, o simplemente la necesidad de competir por ellas, derrumba muchos de los paraísos de ciencia ficción. Y, por supuesto, todo retiro de la sociabilidad no produce placer, por eso es necesario que nos convenzan repetidamente de que sí. Al final, la recitación del robot del Salmo 23 nos recuerda simplemente que la fantasía de escapar a un reino de plenitud imaginaria, en el que todos nuestros apetitos se satisfacen sin esfuerzo de nuestra parte, es parte del proyecto ideológico fundamental y central para la civilización occidental: La religión judeocristiana.
Comenzar una carrera de autor de cuentos de ciencia ficción pulp con este extraño cuento es simplemente proclamar que su proyecto siempre será cuestionar la forma ideológica en la que está participando. Y “Beside Still Waters” nos recuerda que si alguna vez llegásemos a alcanzar nuestra fantasía estructurante, el sueño de escapar de la sociabilidad y las demandas de la necesidad corporal (que, por supuesto, no podemos), entonces todavía necesitaríamos ideología: necesitaríamos contarnos las mismas historias una y otra vez solo para hacer dicho paraíso soportable.