El “reformismo” de menos trabajo y la sosa estupidez de los marxistas
por Jehu
Al castellano: Non Lavoro
Este es un comentario en mi blog publicado en el subreddit de socialismo en Reddit:
REDORDEAD: hmm sí, en la era de la austeridad, en la que una tasa de ganancia fuera de control está causando una reducción masiva de las horas de trabajo, la automatización del trabajo y la movilización del ejército de reserva mundial de trabajo, la solución es la demanda reformista de menos horas de trabajo. ¿En qué siglo estás viviendo?
El comentario me pareció fascinante, no solo porque ya lo había oído antes, sino también porque no tuve idea de lo que significaba. ¿La reducción del trabajo es reformista? ¿Cómo es eso? ¿Sobre qué base el redditero hace este cargo? Intrigado, pedí una aclaración: “¿Puedes decirme qué es reformista acerca de exigir el fin del trabajo asalariado?”
REDORDEAD: Eso no es lo que estás exigiendo. Estás exigiendo una reducción en la jornada laboral que el capitalismo ya logra a través de la creciente composición orgánica del capital. Incluso Marx señala en Capital vol. 1 que el movimiento por la jornada laboral de 8 horas salva al capitalismo de sí mismo al regular las leyes coercitivas de la competencia que causan el abuso y el agotamiento de la clase trabajadora a largo plazo.
Eso no quiere decir que no pueda ser una demanda revolucionaria dadas las condiciones económicas correctas, casi cualquier cosa puede estar vinculada a las demandas revolucionarias del socialismo dado un partido de masas y una línea de masas disciplinada. Pero pareciera ser peor que las demás, especialmente dadas las condiciones de hoy. No estoy seguro de por qué sería importante, aunque es hora de pensar en tácticas y menos en teoría.
Esta aclaración tenía muchas características en común con otro comentario publicado en Reddit con respecto a la misma publicación del blog:
“Es completamente reformista. Toda tu estrategia es simplemente luchar por acortar las horas de trabajo, aumentar los salarios por hora, etc. Nada aquí sobre el derrocamiento revolucionario del capitalismo por parte del proletariado … Felicitaciones, has descubierto el economicismo”.
Al parecer, en el pensamiento de estos dos críticos, la reducción de horas de trabajo no es revolucionaria porque no implica el derrocamiento revolucionario del capitalismo por parte del proletariado, una demanda directa de socialismo, y un partido político dedicado a esta demanda que practique un método de liderazgo que busque aprender de la clase trabajadora.
Y este argumento tiene cierta validez y mucha precisión histórica: tanto el día de diez horas como el día de ocho horas se ganaron sin ninguna alteración fundamental en la naturaleza capitalista de las relaciones políticas. Este argumento me fascina porque, cuando se dejan de lado todas las afirmaciones dogmáticas, nos sugiere que los cambios materiales reales en el modo de producción no son reales sin su correcta política.
El problema con este razonamiento es que el capitalismo es producción de plusvalía; valor autoexpandible, etc. En sus debates con los anarquistas, Marx y Engels insistieron obstinadamente en la primacía de las relaciones económicas sobre las relaciones políticas.
Además, Marx casi nunca discute sobre el capital sin reiterar su definición del modo de producción, como lo hace, por ejemplo, en el capítulo 15 del volumen 3 de Capital:
“Sin embargo, el propósito de la producción capitalista es la autoexpansión del capital, es decir, la apropiación del trabajo excedente, la producción de plusvalor, de ganancia”.
Ahora, lo que hay que entender es que, este viejo ya se había pasado dos putos volúmenes de El Capital definiendo y discutiendo el capital, y sin embargo quiere hacer énfasis — otra vez — en lo que quiere decir con el término. En otras palabras, después de haber pasado dos volúmenes de El Capital y 15 capítulos de un tercer volumen discutiendo sobre el capital, ¡Marx siente la necesidad de volver a enfatizar exactamente qué es el capitalismo!
Ya que el capital es producción de plusvalía, y dado que la producción de plusvalía varía con la duración de la jornada laboral, ¿cómo es que la reducción de horas de trabajo es economicismo? No puede ser economicismo y no hay cantidad de alegatos microsectarios que puedan hacer que sea economicismo. Entonces, ¿qué pretenden los agitadores que le ponen esa etiqueta a la reducción de horas de trabajo? ¿Qué pretenden las personas que llaman reformista o economicista a la reducción de horas de trabajo?
Yo creo que en realidad quieren llevar la atención al hecho de que esto no necesariamente implica la dictadura del proletariado, la asociación de trabajadores. Las personas que hacen este cargo, están tratando de decir realmente, que estoy descuidando la necesidad de asociación de los productores. No tengo, en realidad, respuesta a este cargo. Solo quise abrir los oídos y por fin entender por qué siguen diciéndolo. Va implícito en este cargo, que cualquier medida, sin importar cuán lejanas sus implicancias, es una mera “reforma”, a menos que esté vinculada al gobierno político de la clase trabajadora.
Esa perspectiva podrá ser válida para cualquier medida que uno pueda imaginar, excepto para la reducción de horas de trabajo. Para entender por qué, simplemente piensa en una reducción de las horas de trabajo hasta el extremo: las horas de trabajo equivalen a cero. ¿Puede existir el capitalismo sobre esta base?
Ahora, la argumentación bien podría consistir en que no podemos llegar a cero con un estado capitalista — pero ese es un argumento completamente diferente. Ese es un argumento que no tiene nada que ver con la medida en sí, sino con la resistencia de los capitalistas y su estado. Ya que los dueños del show se han resistido siempre a la reducción del trabajo de los productores, no espero que ellos cambien repentinamente de opinión. Su resistencia, sin embargo, nada tiene que ver con la reducción de las horas de trabajo en sí. Lucharán con igual crueldad en contra de salarios más altos, del salario mínimo o de cualquier otra medida que parezca amenazar la apropiación del trabajo excedente.
La diferencia está, empero, en que no importa cuán alto lleguen los salarios, ellos nunca crearán el comunismo; no importa cuántas estampillas de comida entregues, o cuánto aumente el salario mínimo, o cuán bueno sea tu sistema de atención médica, nada de esto puede conducir al comunismo. Porque ninguna de estas medidas toca el corazón del problema: el trabajo mismo.
En cambio, reduces las horas de trabajo a cero — y tendrás comunismo incluso antes de llegar a cero. La reducción de horas de trabajo no es como cualquier otra reforma porque ninguna otra reforma toca el rol crítico que desempeña el trabajo en el modo de producción.
Puedes nacionalizar la propiedad privada todo el día si quieres; reemplazar el estado existente con una asociación de productores; o convertir el dinero en fichas de trabajo sin valor — ninguna de estas medidas afecta directamente al trabajo en sí. Solo la reducción de horas de trabajo puede hacerlo. La lógica de mi argumento se deriva directamente de la definición de Marx del capital como “apropiación del trabajo excedente, producción de plusvalía, de ganancia”.
Este es el problema que enfrentamos, el obstáculo conceptual que el marxismo posterior a la Segunda Guerra Mundial parece incapaz de superar: ¿cómo puede el proletariado resolver su propia emancipación sin volver a los fracasos de los partidos políticos en el siglo XX? ¿Cómo puede la clase trabajadora seguir concentrándose en la toma del poder estatal, cuando el desarrollo de las propias fuerzas productivas — expresado tanto en la forma de la globalización como en su respectiva ideología neoliberal — está socavando la capacidad misma de los estados nacionales para implementar una gestión soberana de sus propios capitales nacionales?
Los partidos políticos del siglo XX se basaron en la idea que hoy conocemos como aceleracionismo. Esta estrategia se afirma de manera simple en el Manifiesto comunista:
“El proletariado usará su supremacía política para arrebatar, gradualmente, todo el capital de la burguesía, para centralizar todos los instrumentos de producción en manos del Estado, es decir, del proletariado organizado como clase dominante; e incrementar las fuerzas productivas totales lo más rápido posible”.
La visión evocada por Marx y Engels en este pasaje es aquella donde el poder político en manos de esta clase haría básicamente lo que ha hecho el capital en los últimos 170 años: crear las condiciones materiales para el comunismo. Volver a los partidos políticos del siglo XX no solo es imposible, es innecesario.
Si los escritores marxistas, como Postone, Kurz, Hudis, Harman, Kidron, Mohun, Sheikh, Tonak, etc., están en lo correcto, el capitalismo ha convertido ya la mayor parte del día laboral en tiempo laboral superfluo. En este momento, el proletariado solo necesita completar el proceso: convertir el tiempo de trabajo superfluo en tiempo libre disponible para sí mismo. A menudo los marxistas afirman que el capitalismo, aún de generar su propio colapso, sería incapaz de crear una sociedad comunista; pero jamás han podido describir en qué consiste este último acto de creación.
¿Qué es lo que solo el proletariado puede lograr? Ciertamente, no es crear la condición material para el comunismo — según Marx en El Capital, volumen 3, el capital mismo lo hace sin asistencia alguna del gobierno político proletario.
“El desarrollo de las fuerzas productivas del trabajo social es la tarea histórica y la justificación del capital. Esta es la sola manera en que inconscientemente crea los requisitos materiales para un modo de producción superior”.
Entonces, ¿qué puede hacer el proletariado que la burguesía no puede hacer? Dado que, de todas las clases en la sociedad moderna, solo el proletariado nada gana con el gasto de horas de trabajo innecesarias, puede convertir el tiempo de plustrabajo de la sociedad en tiempo libre disponible para todos.