Sobre el concepto de Postone del vaciamiento de la sociedad trabajadora
XXII

por Jehu

Al castellano: Non Lavoro

https://therealmovement.wordpress.com/2021/01/24/on-postones-concept-of-the-hollowing-out-of-working-society-xxii/


Esa conclusión fue como una especie de anticlímax, ¿no crees?

O sea, si después de esta cada vez más tediosa serie, todo lo que tengo que decir es que el gráfico que todos y sus madres piensan que es una representación precisa del estado de la economía nacional de los Estados Unidos durante los últimos noventa años —más precisa incluso que mi representación favorita, en base a unidades físicas de oro, del estado del capital nacional de los Estados Unidos durante los últimos noventa años— entonces, ¿cuál era el maldito punto de estas serie?

Bueno, sí, una representación más precisa ¿de qué?

¿Cuál?” era el maldito punto de esta serie.

Déjame explicar.

Este primer gráfico es una representación bastante precisa del producto interno bruto de la economía nacional de los Estados Unidos —nótese el término: economía nacional— durante los últimos noventa años aproximadamente.

Y este segundo gráfico, creo yo, es una representación bastante precisa del producto interno bruto del capital nacional de los Estados Unidos —nótese nuevamente el término: capital nacional— durante los últimos noventa años más o menos.

Muchos autores, e incluso, vergonzosamente, muchos autores marxistas, confunden una economía nacional con un capital nacional, pero una economía nacional puede estar, y estará, poblada con muchos más actores que solo capitales.

En el Manifiesto Comunista, por ejemplo, Marx y Engels mencionan una gran variedad de actores que existían en su época: señores feudales, vasallos, maestros de gremios, jornaleros, aprendices, siervos, pequeños fabricantes, tenderos, artesanos, campesinos, comerciantes, terratenientes, prestamistas y el lumpenproletariado — todos los cuales conviven con los capitalistas.

Uno de esos actores, cada vez más masivo durante el siglo XX, ha sido el Estado nación. El Estado, decididamente, tampoco es un capital, ni siquiera es un productor de mercancías. A falta de un mejor término, se le puede incluso considerar (al menos provisionalmente) como un anti-productor, en el sentido de que no solo no produce mercancías para la venta en el mercado, sino que consume de manera improductiva las mercancías que otros en la sociedad han producido.

Además, opto por el término anti-productor en lugar del término consumidor por la obvia razón de que este último término no nos dice nada. Cada miembro de la sociedad que es productor es también consumidor. Esto significa, por ejemplo, que todo capital es un consumidor, un consumidor productivo. La producción en sí misma, como explicó Marx, es también un acto de consumo. El Estado se diferencia de estos otros consumidores en que solamente él en la sociedad consume sin producir nada.

(NOTA: Por supuesto, puede haber excepciones a esta regla, pero, para los propósitos de esta publicación, asumo que sirve como caso general).

Pero la composición de lo que llamamos economía ha cambiado mucho desde los días del Manifiesto Comunista. Por un lado, ¿con cuántos señores feudales, vasallos, maestros de gremio, jornaleros, aprendices, siervos, pequeños fabricantes, comerciantes, artesanos, campesinos, comerciantes, terratenientes, prestamistas y lumpenproletarios intercambias mercancías en un día cualquiera? Personalmente, yo no he almorzado con un señor feudal o uno de sus vasallos desde … desde nunca, y lo más parecido a un lumpen que conozco es el tipo que puede o puede que no venda drogas en la esquina —dependiendo de cuán bien me conozca.

El Estado, por otro lado —al que Marx llamó ese “espantoso cuerpo parasitario, que se enreda en el cuerpo de la sociedad francesa como una red y ahoga todos sus poros”— pudo haber sido más que un actor insignificante en la economía en la época de Marx, pero no mucho más. En los Estados Unidos, que disfrutaba de las condiciones más libres y favorables en ese momento en términos de no heredar una extensa maquinaria feudal parasitaria, los gobiernos federal, estatal y local juntos representaban probablemente menos del cinco por ciento del producto interno bruto.

Como muestra este tercer gráfico, ese mismo Estado representa ahora alrededor del treinta y cinco por ciento del producto interno bruto en tiempos de paz —tal vez tres veces el tamaño del Estado en toda la economía durante el apogeo de una guerra civil librada por su propia existencia en toda la extensión de su propio territorio!

Agregué los marcadores habituales para orientarnos en la línea de tiempo, que, en este gráfico, se remonta más atrás en la historia que cualquiera de los gráficos producidos para esta serie hasta ahora —hasta 1860, justo antes del estallido de la Guerra Civil. Hice esto para ofrecer una perspectiva a largo plazo sobre el tamaño real de la maquinaria estatal de Estados Unidos en relación con el resto de la llamada economía nacional.

Echemos un vistazo a esta línea de tiempo, pero concéntrate solo en los gastos en tiempo de paz, ¿de acuerdo?

• 1860: Antes de la Guerra Civil, el Estado absorbía menos del cinco por ciento del PIB.
• 1866-1917: Después de la Guerra Civil, el tamaño del Estado aumentó significativamente a alrededor del siete por ciento del PIB.
• 1920-1929: Después de la Primera Guerra Mundial, pero antes de la Gran Depresión, la participación estatal en el PIB volvió a aumentar, esta vez a alrededor del doce por ciento del PIB.
• 1930-1941: Con el inicio de la Gran Depresión, el PIB cayó drásticamente, por supuesto, pero, sorprendentemente, a pesar de esta caída, la participación estatal en el PIB casi se duplicó a casi el veinte por ciento.
• 1947-2020: Una vez más, saltándonos la Segunda Guerra Mundial, encontramos que, en el período de la posguerra, el reclamo del Estado sobre una parte del PIB de los EE. UU. se ha incrementado, gradual y constantemente, del veintitrés por ciento en 1947 al cuarenta y cuatro por ciento en 2020 —con un promedio de alrededor del treinta y dos por ciento durante todo el período.

Ha habido un aumento constante en la proporción del PIB absorbido por el Estado incluso cuando nos abstraemos de los enormes conflictos militares librados durante los 160 años después la Guerra Civil. De hecho, cada guerra parece simplemente acelerar el crecimiento constante de la proporción del PIB agregado que absorbe el Estado.

Ahora bien, ¿por qué esto podría ser significativo?

Tú sabes la respuesta; o, al menos, puedes adivinar lo que voy a decir en la siguiente parte.