Sobre el concepto de Postone del vaciamiento de la sociedad trabajadora
VII
por Jehu
Al castellano: Non Lavoro
Tener una idea de qué aspecto adquiere el que los precios ya no expresen el tiempo de trabajo socialmente necesario para producir las mercancías, requerirá de varios pasos.
En el primer paso tenemos que reproducir parte del trabajo que hicimos con el ejemplo de Marx de los tejedores de telares manuales en el capítulo 1 de El Capital.
Esa es la parte fácil.
Es la parte fácil porque, el trabajo abstracto homogéneo, siendo lo que es, es decir, “uno y el mismo tipo de trabajo, trabajo humano en abstracto”, podemos sustituir sin problemas el gráfico previamente desarrollado, que muestra el gasto de los tiempos de trabajo reales y los tiempos de trabajo socialmente necesarios de nuestros pobres e históricamente condenados tejedores de telares manuales de la década de 1860, por el de nuestros pobres e históricamente condenados agricultores de la década de 1930, sin mucho temor de cometer un paso en falso teórico, de esta manera:
Lo que presento en este cuadro, es simplemente la misma información estilizada presentada en la parte IV, aplicada ahora a nuestros pobres e históricamente condenados agricultores de la era de la depresión.
En otras palabras, a partir de algún momento no definido del pasado, asumo varios ciclos durante los cuales se introducen máquinas mejoradas en la agricultura de los EE. UU., de modo que cada mejora en las fuerzas de producción social reduce sucesivamente el tiempo de trabajo socialmente necesario para producir el producto de los agricultores, nuevamente a la mitad.
De nuevo, las barras rojas (en la parte posterior) muestran el tiempo de trabajo real gastado por los agricultores, mientras que las barras azules (en la parte delantera) muestran el valor del producto producido por ellos. El valor del producto se expresa en los precios pagados a los agricultores en el mercado cuando van a vender su producto.
La tabla cuenta la fea historia: los agricultores se ven obligados a trabajar largas horas para exprimir una cantidad cada vez menor de valor de su propio tiempo de trabajo. Su jornada de trabajo se está vaciando progresivamente por el simple progreso de la aplicación de la mejora de la ciencia y las máquinas.
Todo es igual que en la parte VI, excepto que esta vez estamos hablando de agricultores de tierra de la era de la depresión, en lugar de tejedores de telares manuales de mediados del siglo XIX.
*
Ahora viene la parte difícil.
Nuestros pobres e históricamente condenados agricultores estaban recibiendo una paliza salvaje en el libre mercado porque estaban siendo recompensados, no por su tiempo de trabajo real, sino solo por el tiempo de trabajo socialmente necesario dedicado a producir sus cultivos:
En el cuadro anterior, he cambiado los colores de las barras del segundo período para poder centrarme en los detalles de lo que Roosevelt quería cambiar. En amarillo tenemos la cantidad de valor de cambio pagado a los agricultores en el mercado por sus cultivos. La barra amarilla equivale al valor de cambio de los cultivos. En verde tenemos la cantidad de efectivo que Roosevelt quería realmente dar a los agricultores. La barra verde es más o menos igual al tiempo de trabajo real gastado por los agricultores.
Como puede verse, Roosevelt quiere pagar a los agricultores el doble del equivalente en efectivo que obtendrían si se les pagara el valor de sus cultivos.
Por extraño que parezca, pagar por una mercancía más que su valor no es tan fácil como parece; de hecho, es casi imposible. Por supuesto, puedes ir a un Walmart hoy y pagar U$ 2.00 por una barra de dulces de U$ 1.00, pero las mercancías mismas se vuelven muy escasas cuando las cambias por menos de su valor. Y, en un régimen de intercambio de dinero-mercancía puro, como regla general, no hay forma de pagar más que el valor por una mercancía sin aceptar menos que el valor de otra mercancía.
Por lo tanto, según Marx, en un intercambio, el dinero mercancía expresará obstinadamente el valor trabajo de otra mercancía como precio o valor de cambio de esa mercancía — ni más ni menos.
Esta es la limitante del dinero-mercancía en un sistema de producción e intercambio de mercancías.
Pero Roosevelt era un político brillante de Nueva York con asesores igualmente brillantes de Wall Street; y encontraron una forma bastante sinuosa de evitar esta limitante.