Cómo es que Benanav y Clegg de Endnotes deliberadamente debilitan el argumento de Marx sobre la abolición del trabajo asalariado
por Jehu
Al castellano: Non Lavoro
El argumento económico a favor de la comunización hecho por los ingenieros espaciales de Endnotes se debilita porque, a pesar de su afirmación de que “el comunismo requiere la abolición de una relación multifacética que ha evolucionado con el tiempo”, parecen pensar que “abolirla simplemente significa que dejamos de constituir valor, y que éste deja de constituirnos”.
Ahora, puede que me esté perdiendo de alguna sutileza, pero esta idiotez se afirma como si 7 mil millones de personas pudieran simplemente encender un interruptor y abolir todas las relaciones actuales, reemplazándolas por nuevas relaciones comunistas. En otras palabras, si el comunismo y el capitalismo estuvieran representados en un diagrama de Venn, las categorías, comunismo y capitalismo, no se superpondrían. Los cerebritos de Endnotes nos dicen que esta es ahora la única forma en que podemos concebir la transición del capitalismo al comunismo.
En mi opinión, la comunización es planteada de esta manera por nuestros amigos de Endnotes, muy probablemente, no para facilitar teóricamente al movimiento de comunización, sino para oscurecer el argumento teórico fundamental de Marx. Esta es una acusación fuerte, lo sé. Pero lo demostraré examinando el argumento de Aaron Benanav y John Clegg, en su ensayo, Miseria y deuda: Sobre la lógica y la historia de la población y el capital excedentarios.
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Ambos académicos comienzan su discusión replanteando lo que parecen creer que es el argumento básico de Marx. Ese argumento es algo así:
La condición previa esencial para el capital es el intercambio de “trabajo” por salario. Esta condición previa esencial se impone cuando la clase trabajadora carece de medios para vivir y se ve obligada a intercambiar su “trabajo” por salarios del capital. La separación del trabajador de los medios de vida debe reproducirse para que el capital y el trabajador se reúnan en el mercado una y otra vez. La reproducción de la relación trabajo asalariado-capital se mantiene así mediante una compulsión económica material. Esto, dicen los autores, es la explotación de los trabajadores asalariados. Juntos, los trabajadores pueden comprar solo una parte de los bienes que producen. El capital evita que los trabajadores abandonen la relación al apropiarse de una parte del producto del trabajo producido por los trabajadores en la forma de capital. La acumulación de capital incluye tanto la esfera de la producción como la esfera del consumo.
Las capitales deben acumularse, o se quedarán atrás en la competencia con otros capitales. La competencia entre capitales conduce a tasas de ganancia divergentes. Esto, a su vez, impulsa entre los capitales innovaciones que aumentan la eficiencia. Al reducir sus costos por debajo del promedio sectorial, los capitales pueden obtener superganancias o bajar los precios para ganar participación en el mercado. Pero la caída de los costos conducirá en cualquier caso a la caída de los precios: la competencia y la movilidad del capital entre sectores dan como resultado una igualación de las tasas de ganancia intersectoriales. A medida que el movimiento de capital en busca de mayores ganancias mueve la oferta hacia arriba y hacia abajo, los rendimientos de las nuevas inversiones fluctúan alrededor de un promedio intersectorial. El movimiento de capital entre sectores extiende innovaciones que reducen los costos — estableciendo una ley de rentabilidad que obliga a todos los capitales a maximizar las ganancias. Por el contrario, cuando cae la rentabilidad, nada puede hacerse para restablecer la acumulación salvo quiebras de empresas capitalistas y desempleo, que restablecen las condiciones de rentabilidad.
Tales crisis, sin embargo, si bien pueden restaurar la rentabilidad, no pueden asegurar una reproducción ampliada de la relación capital-trabajo asalariado. Esta relación requiere nuevas industrias y nuevos mercados. Los precios caen a medida que se introducen innovaciones que ahorran fuerza de trabajo, mientras que el mercado de los productos existentes se expande. Esta expansión eleva las ganancias, lo que fomenta la inversión. Con el tiempo, el mercado vuelve a saturarse de mercancías. Las ganancias vuelven a caer. Con este ciclo de expansión y contracción, una parte del capital y los trabajadores existentes son eliminados por el capital y absorbidos en otras partes en nuevas industrias, especialmente en nuevos sectores de producción. Cuando los ciclos de expansión y contracción coinciden en varios sectores de producción, lo cual sucede periódicamente, puesto que a menudo dependen de las mismas innovaciones, estallan las recesiones. Estas recesiones allanan el camino a un nuevo período de expansión.
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Si has estado siguiendo cuidadosamente este resumen del argumento de Benanev y Clegg, notarás que ambos académicos eliminan cuidadosamente el argumento central de Marx sobre el proceso de producción capitalista que describe en El Capital. Nos dejan con un modelo de capitalismo que es posible encontrar en cualquier libro de texto de economía burguesa de primer año. En ese modelo, los costos y precios de producción no caen porque se emplee menos trabajo en la producción de cada mercancía, sino porque la competencia impulsa innovaciones que aumentan la “eficiencia” y reducen tanto los costos como los precios.
De hecho, el término “valor”, y su término corolario, “tiempo de trabajo socialmente necesario”, no se encuentra en ninguna parte de esta supuesta reformulación del modelo de capitalismo de Marx. En lugar de la reducción progresiva del tiempo de trabajo socialmente necesario requerido para la producción de una mercancía a medida que aumenta la productividad del trabajo social, y con esto la caída en el valor contenido en cada mercancía, los torpes charlatanes de Endnotes nos hablan de la creciente “eficiencia” de las innovaciones capitalistas impulsadas por la competencia. Los precios no caen porque los valores de las mercancías caen, caen porque la competencia entre capitales obliga a cada capital a transmitir precios más bajos a medida que bajan los costos.
Los cerebritos de Endnotes se dan cuenta de que algo falta en esta presentación de libros de texto de economía para estudiantes de primer año, por lo que intentan distanciarse de ella:
El economista burgués Joseph Schumpeter describió este proceso en su teoría del ciclo económico. Señaló que la contracción de sectores antiguos rara vez se produce sin sobresaltos o de manera pacífica, y que suele ir asociada a cierres de fábricas y bancarrotas a medida que los capitales intentan reducir sus pérdidas desviándolas de unos a otros mediante guerras de precios competitivas. Cuando varios sectores se contraen al mismo tiempo (y suele ser el caso, ya que están basados en conjuntos de innovaciones tecnológicas relacionadas entre sí) se produce una recesión. (…) Muchos marxistas han hecho suya una concepción semejante a la del crecimiento cíclico de Schumpeter, a la que se limitan a añadir la resistencia obrera (o tal vez los límites de la ecología) como restricción externa. De ahí que complementen la noción marxista de la crisis como mecanismo de autorregulación con la convicción de que las crisis ofrecen oportunidades para hacer valer el poder de la fuerza de trabajo (o corregir las tendencias ecológicamente destructivas del capitalismo). En esos momentos, «otro mundo es posible». Ahora bien, la teoría del capitalismo de Marx no hace ninguna distinción semejante entre dinámica «interna» y límites «externos». Para Marx la dinámica del capital se manifiesta como su propio límite en y a través de este proceso de reproducción ampliada, no mediante ciclos de prosperidad y depresión, sino mediante el deterioro secular de sus propias condiciones de acumulación.
El modelo anterior, dicen estos tarados, podría explicar los ciclos de auges y caídas que afligen al modo de producción capitalista y constituyen la concepción burguesa de este modo de producción. Lo que el modelo no puede explicar es por qué, con el tiempo, se da lo que estos académicos denominan “un deterioro secular de las condiciones de acumulación”. El modelo puede explicar por qué, periódicamente, hay demasiado capital y demasiados trabajadores, pero no puede explicar lo que estos tarados necesitan explicar: por qué una creciente población excedente de trabajadores asalariados y una masa creciente de capital excedente se convierten en una característica secular del modo de producción.
Es esta última tendencia la que parece formar la base del argumento de Endnotes a favor de la comunización.
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Estos dos payasos, Benanev y Clegg, saben que este modelo no puede explicar un deterioro secular de las condiciones de reproducción capitalista más que el modelo encontrado en un micro libro de texto de primer año. Lo que es peor, es ampliamente reconocido que Marx ni siquiera se molestó en producir una teoría de la crisis; al parecer, nunca pensó que fuera necesario para su propósito al escribir El Capital. A este hecho, podemos agregar que Marx tampoco produjo nunca una teoría del deterioro secular de las condiciones de acumulación, como alegan los autores.
Entonces, ¿qué nos dejó Marx? La respuesta a esta pregunta puede encontrarse probablemente en el capítulo 15 del volumen 3 de El Capital; un capítulo que serviría como base para gran parte del argumento de Endnotes:
“La tasa de ganancia es la fuerza impulsora en la producción capitalista, y sólo se produce lo que se puede producir con ganancia y en la medida en que pueda producírselo con ganancia. De ahí el temor de los economistas ingleses a la disminución de la tasa de ganancia. El hecho de que la mera posibilidad inquiete a Ricardo, demuestra precisamente su profunda comprensión de las condiciones de la producción capitalista. Lo que se le reprocha es el hecho de que, al considerar la producción capitalista, se despreocupe de los “seres humanos” y sólo tenga en cuenta el desarrollo de las fuerzas productivas, cualquiera que sea el precio que por él se pague en materia de sacrificios en seres humanos y valores de capital — es precisamente eso lo que él tiene de importante. El desarrollo de las fuerzas productivas del trabajo social es la misión histórica y la justificación del capital. Precisamente con él crea inconscientemente las condiciones materiales para una forma de producción superior. Lo que preocupa a Ricardo es que la tasa de ganancia, acicate y condición de la producción capitalista, así como la impulsora de la acumulación, se vea puesta en peligro por el propio desarrollo de la producción. Y en este caso, la proporción cuantitativa lo es todo. De hecho ello se basa en algo más profundo, que Ricardo no vislumbra. Aquí se revela de una manera puramente económica — es decir desde el punto de vista burgués, dentro de los límites de la comprensión capitalista, desde el punto de vista de la propia producción capitalista — que tiene un límite, que es relativo, el hecho de no ser un modo de producción absoluto, sino solamente un modo de producción histórico, correspondiente a cierta época de desarrollo limitado de las condiciones materiales de producción.”
De alguna manera, los superdotados de Endnotes lograron pasar por alto el argumento esencial de Marx en el capítulo 15 del volumen 3:
El capital mismo, inconscientemente, crea las condiciones materiales para el comunismo.
El argumento más poderoso a favor de la comunización es que incluso si la clase trabajadora no derrocara al estado existente y reemplazara al estado con su propia asociación, el capital mismo está creando afanosamente todas las condiciones necesarias para una sociedad plenamente comunista. Una creciente población de trabajadores excedentes y una masa creciente de capital superfluo no es simplemente “un deterioro secular de las propias condiciones de acumulación [del capital]”. Aún más importante: está conduciendo a la completa abolición del trabajo asalariado en la producción de riqueza material y a una sociedad fundada en el principio: “a cada uno según sus necesidades”.
Debe notarse que en el pasaje anterior, en ninguna parte Marx introduce la noción de lucha de clases o de la acción política de la clase trabajadora para defender su caso. Incluso en ausencia de lo que los autores llaman “la resistencia obrera (o tal vez los límites de la ecología) como restricción externa”, este proceso se desarrolla inconscientemente, impulsado únicamente por el proceso de acumulación capitalista en sí.
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En el modelo de libro de texto de economía de primer año de Endnotes, el argumento de Marx ha sido cuidadosamente eliminado. Como mostraré a continuación, los autores injertan un apéndice puramente keynesiano a su debilitado modelo, para demostrar que el capitalismo puede durar para siempre.