Respuesta a LK: Notas sobre las implicaciones históricas y monetarias del problema de la transformación

por Jehu

 Al castellano: @aederean

https://therealmovement.wordpress.com/2015/06/14/reply-to-lk-notes-on-the-historical-and-monetary-implications-of-the-transformation-problem/


 Uno de los grandes problemas con la discusión de la fórmula de Marx para la transformación de los valores trabajo en precios de producción capitalistas es que nadie, ni los marxistas ni los economistas burgueses simplones, parecen entender lo que estaba haciendo. Ahora, admitiré que este argumento es bastante arrogante, porque implica que yo, de alguna manera, he descubierto lo que todos los demás no entendieron, pero tenme paciencia y decídelo tú mismo. Si al final mi argumento no tiene sentido, corrígeme.

Como dije en mi última publicación, el problema de la transformación expresa una contradicción irreconciliable dentro del modo de producción capitalista. Los marxistas no se sorprenderán de esta afirmación; los economistas burgueses, en cambio, niegan la existencia de esta contradicción y tienen una concepción ahistórica del capital. En su opinión, la burguesía ha inventado el estado ideal del hombre que, una vez inventado, puede continuar indefinidamente a menos que sea interrumpido por un evento exógeno. Así, cuando miran la fórmula de la transformación, ven en ella una contradicción y asumen que Marx no ha logrado defender su caso.

¿Por qué?

Simple. Si no puedes explicar cómo es que los valores-trabajo se transforman en precios, no puedes explicar cómo se forman los precios en una economía capitalista en base a la idea de que las mercancías tienen valores que se expresan en sus precios. Los valores-trabajo, si es que existen, no tienen ningún mecanismo para generar precios de producción que se ajusten a ellos. No podemos explicar los precios en referencia a los valores-trabajo, porque no podemos explicar cómo es que los valores-trabajo generan los precios.

Los marxistas, por otro lado, argumentan que Marx de hecho describió el proceso, pero que no tenía las matemáticas necesarias para demostrarlo, o que no terminó su discusión, o simplemente inventan alguna mierda para explicar la contradicción. No importa qué excusa den los marxistas en todo caso, porque concuerdan con el simplón burgués en que Marx trataba de explicar cómo se forman los precios sobre la base de los valores-trabajo.

Jamás se le ocurre al simplón burgués, ni al marxista, que Marx nunca tuvo la intención de mostrar cómo es que los valores-trabajo generan los precios de producción. En cambio, Marx intentaba demostrar por qué los precios de producción de la producción de mercancías capitalista son irreconciliables con los valores-trabajo. Y esto es fundamental porque la fórmula de la transformación no es solo matemática o económica; es una predicción, distinta a todas las anteriores y posteriores.

Volviendo a la fórmula, v = v + s, podemos ver que solo puede ser verdadera si s = 0 . Si s = 0, entonces v + s = v + 0 = v. Esto puede ocurrir porque s = 0 o v = 0, ya que v (fuerza de trabajo) es en sí misma la única fuente de plusvalía. Por tanto, cuando v = 0 , v + s = 0 .

Las implicaciones históricas del problema de la transformación

Matemáticamente, Marx está describiendo dos condiciones que deben conducir al colapso del capitalismo mismo: o la producción por la ganancia termina o el trabajo vivo ya no juega ningún papel en la producción. Cualquiera de las dos condiciones conduciría al colapso del modo de producción capitalista. La irreconciliabilidad de v con v + s no es solo una fórmula para los precios, es una prueba matemática de una conocida tesis de Marx: en un cierto punto del desarrollo de las fuerzas productivas, la producción por la ganancia solo puede continuar si la fuerza de trabajo se vende por debajo de su valor. Si la tasa de ganancia cae a cero, los capitalistas aún pueden producir con ganancia solo si los salarios ya no reflejan el valor de la fuerza de trabajo.

La fórmula de Marx predice una perturbación social, un conflicto de clases, en el que el proletariado tendría que tomar el poder o ver colapsar sus salarios. En ese momento, no habría alternativa: la producción por la ganancia solo puede continuar si los salarios se reducen a la fuerza todos de una vez; para simplemente defender su existencia física, el proletariado tendría que tomar el poder. Este punto ocurre una vez que la tasa de ganancia cae a cero, como se describe en la fórmula de la transformación; sin embargo, se estableció también explícitamente en el artículo de 1929 de Henryk Grossman: La ley de la acumulación y el colapso. Además, es esta idea la que llevó a Rosa Luxemburg a acuñar su famosa frase: socialismo o barbarie.

En la teoría de Marx, la sociedad se dirigía inevitablemente a un punto en el que la producción por la ganancia sería incompatible con el valor de la fuerza de trabajo. Hasta donde yo sé, nadie más ha dado nunca una prueba matemática de un evento histórico, antes o después de Marx. Eso sí, la fórmula de Marx no predice qué lado saldrá victorioso en este conflicto; solo predice que el conflicto debe ocurrir. Henryk Grossman creía que la predicción podría ser tan precisa como para indicar el año real en que estallaría.

“He demostrado que incluso si se mantienen todas las condiciones de proporcionalidad y la acumulación ocurre dentro de los límites impuestos por la población, la preservación adicional de estos límites es objetivamente imposible. El sistema de producción descrito en el propio esquema de Bauer tiene que romperse o las condiciones especificadas para el sistema deben ser violadas. Más allá de un momento determinado, el sistema no puede sobrevivir a la tasa postulada de plusvalía del 100%. Hay una escasez creciente de plusvalía y, en las condiciones dadas, una sobreacumulación continua. la única alternativa es violar las condiciones postuladas. Hay que recortar los salarios para aumentar aún más la tasa de plusvalía. Este recorte de salarios no sería un fenómeno puramente temporal que se desvanezca una vez que se restablece el equilibrio; tendrá que ser continuo.

Esta no sería una de esas crisis periódicas dentro del sistema al que se refiere Bauer, pues una crisis de este tipo siempre podría superarse ajustando la escala del aparato productivo a la población disponible. Aquí no hay más margen para ajustes. Las condiciones de proporcionalidad exigidas por Bauer se han conservado durante todo el año y aún después del año 35 se instala una crisis, una tendencia al colapso. La dinámica real del sistema capitalista es bastante diferente de lo que supone Bauer. Sostiene que el capitalismo se caracteriza por una “tendencia a que la acumulación de capital se ajuste al crecimiento de la población”. He mostrado lo contrario: hay una tendencia hacia una sobreacumulación absoluta de capital que supera los límites impuestos por la población”.

El argumento de Grossman es claro: en algún momento definido, el “pleno empleo” sólo podría mantenerse recortando los salarios de la clase trabajadora.

En mi último post pregunté: “¿Cómo puede operar la ley del valor si los precios no tienen ninguna relación con los valores o con el tiempo de trabajo socialmente necesario requerido para la producción de mercancías?” Mi respuesta revela por qué esta pregunta es en sí misma una distracción: te deshaces del dinero mercancía si no quieres que se expresen los valores trabajo de las mercancías. Esto solo es realmente cierto para el valor-trabajo de una mercancía en particular: la fuerza de trabajo. Para deprimir los salarios por debajo del valor de la fuerza de trabajo, era necesario encontrar algún medio para suprimir la expresión del valor de la fuerza de trabajo. Dado que el dinero solo puede expresar el valor de la fuerza de trabajo, era absolutamente necesario que el Estado aboliera el dinero-mercancía.

Dinero versus moneda en la teoría de Marx

En mi publicación, “Respuesta a LK”, mostré que el autor tiene toda la razón al afirmar que la moneda fiat no es un dinero-mercancía. LK cree erróneamente que Marx sostuvo que la moneda fiat es dinero y, sobre esta base, ha argumentado que Marx está equivocado. De hecho, Marx nunca sostuvo que la moneda fiat fuera dinero y nunca sostuvo que toda moneda tiene que ser una mercancía. En opinión de Marx, el dinero en sí mismo tenía que ser una mercancía, sin embargo, la moneda podía ser un trozo de papel sin valor propio o sin valor alguno. La moneda es un símbolo de dinero que sirve como marcador del dinero y un símbolo del valor en circulación. El dinero, argumentó Marx, es mucho más que un simple símbolo, es la encarnación del valor.

Ahora bien, es obvio que, en la teoría laboral, la función del dinero no puede ser cumplida por un trozo de papel sin valor o por electrones danzantes. Como argumenta LK, refutando a los marxistas del MELT:

“[El dinero] debe ser necesariamente una mercancía producida con un valor-trabajo para que funcione siquiera como dinero, porque, en opinión de Marx, todo intercambio de mercancías se basa en el hecho de que las mercancías (incluido el dinero) se vuelven conmensurables al tener valores-trabajo cuantitativos.”

Sin embargo, como hemos visto, en la circulación, la cosa que sirve como dinero en una transacción puede ni siquiera tener algún valor apreciable. Si el dinero en sí mismo debe tener valor, pero puede representarse mediante cosas que no tienen valor en la circulación real, ¿por qué el dinero debe ser una mercancía? Ciertamente, la cosa que sirve como representante simbólico del dinero puede fácilmente cumplir este papel en la circulación sin tener realmente valor.

Sin embargo, el dinero se convierte en dinero en todo su sentido, no en la circulación, sino cuando está en reposo, atesorado. A nadie le sorprende que una pila de lingotes de oro tenga valor, mientras que una pila de dólares, sin importar cuán grande sea, no tiene valor en sí misma. El dinero, como encarnación del valor, se convierte en dinero en su pleno sentido cuando está en reposo, pero en circulación es simplemente un símbolo de sí mismo. Este es un aspecto de la teoría del dinero de Marx que es fácil pasar por alto. Mientras el dinero esté en circulación, puede ser simplemente un símbolo de sí mismo sin ningún valor. Pero una vez que sale de circulación, el dinero debe ser dinero en el sentido pleno de la palabra, debe ser una mercancía.

Pero, incluso en circulación, un símbolo del dinero es sólo una muestra del dinero en sí mismo en la medida en que es un representante del dinero en su pleno sentido. Esta relación se puede validar solo cuando la moneda se intercambia realmente por un dinero-mercancía. La moneda puede representar simbólicamente la encarnación universalmente reconocida del valor en circulación, pero la magnitud real del valor representado solo puede determinarse canjeando el papel por dinero-mercancía real. Lo que señala LK es que, por ley, esta validación ya no tiene lugar hoy en día, en ningún otro lugar que no sea en los mercados especializados de lingotes de oro. Esto constituye un cambio histórico mundial que, a primera vista, parece invalidar la teoría del dinero de Marx y, por tanto, la teoría del valor-trabajo.

¿Acaso el fin del patrón oro refutó a Marx o confirmó su teoría?

Ahora, no veo cómo alguien pueda discutir con la conclusión de LK sobre este punto, ya que todos compartimos el mismo espacio social y la evidencia para su postura es irrefutable. Solo hay una respuesta que se puede dar a LK con respecto a la validez de la teoría del valor-trabajo: si se puede demostrar que la teoría del valor-trabajo de Marx ya predice este resultado, la teoría de Marx aún sobrevive.

La teoría de Marx sostiene que siempre existe una contradicción entre el dinero y su símbolo como una posibilidad que ya está latente en la división entre el dinero y la moneda misma. Por dar dos ejemplos bastante comunes:

En una crisis financiera, una gran masa de símbolos de dinero mercancía —deudas— es exigida por los prestamistas. Cuando los prestamistas intentan canjear sus símbolos por dinero mercancía real de una sola vez, se revela la insuficiencia del dinero mercancía. Los símbolos no se validan, no pueden convertirse en dinero y la pirámide de la deuda se devalúa repentinamente, toda de una vez.

En una guerra, el Estado emite símbolos de dinero para financiar sus operaciones; compra municiones y paga salarios con su fiat. El creciente desequilibrio entre la cantidad de moneda en circulación y los valores de las mercancías denominadas en esta moneda, por las que se paga esta moneda, conduce a la depreciación de la moneda frente al dinero mercancía. Donde existía una estructura de precios, ahora dos toman su lugar: los precios de las mercancías en moneda y los precios dinerarios de las mismas mercancías.

Estos son ejemplos de cómo la relación entre el dinero y su símbolo puede y se ha roto en el pasado. La posibilidad de una ruptura en esta relación ya está dada por el hecho de que el dinero está representado por una símbolo de sí mismo en la circulación. Según la teoría laboral de Marx, la posibilidad de una ruptura se convierte en una inevitabilidad para el modo de producción capitalista. El funcionamiento de la ley del valor produce una situación en la que la moneda ya no puede servir como representante ideal o simbólico del dinero en circulación. Por lo tanto, predice una condición en la que los valores de las mercancías ya no se expresan en sus precios.

En los Grundrisse, Marx llamó a este evento “el colapso de la producción basada en el valor de cambio”.

La implicación monetaria del llamado problema de la transformación de Marx

Como he mostrado, teóricamente, la producción capitalista de mercancías contiene en su corazón una contradicción entre los valores-trabajo de las mercancías y sus precios capitalistas de producción. Esta contradicción se expresa matemáticamente en el hecho de que estas dos medidas del valor de cambio de la mercancía, v y v + s, no pueden ser iguales. La contradicción expresada matemáticamente en el llamado problema de la transformación, que v no puede ser igual a v + s, significa que, en el análisis final, dentro del modo de producción capitalista, los precios de las mercancías no pueden ser iguales a sus valores.

Sin embargo, la expresión monetaria de esta contradicción no es simplemente una divergencia entre los precios de producción y los valores trabajo. El dinero es valor de cambio, la forma fenoménica de aparición de los valores de las mercancías mismas. Por tanto, la creciente divergencia entre los precios y los valores de las mercancías debe expresarse, tarde o temprano, en la separación repentina y violenta del dinero-mercancía y su moneda simbólica. El dinero-mercancía expresa y sólo puede expresar los valores de las mercancías, en la medida en que los precios de producción difieran de los valores-trabajo contenidos en las mercancías, el dinero es incapaz de expresar estos precios de producción. La incompatibilidad de los valores y los precios de producción de las mercancías toma, en última instancia, la forma de precios, denominados en alguna moneda fiduciaria, que son incompatibles con sus valores, denominados en algún dinero-mercancía. Si la producción por la ganancia ha de continuar más allá de este punto, los valores de las mercancías ya no pueden ser expresados en la circulación.

Para LK, el colapso del patrón oro refuta decisivamente la teoría del valor trabajo de Marx; sin embargo, la realidad es otra: cuando colapsó el patrón oro, la teoría de Marx se confirmó de manera decisiva. La propia teoría del valor trabajo de Marx predice el eventual colapso del patrón oro, es decir, el colapso de la producción sobre la base del valor de cambio, en la mismísima fórmula que los economistas burgueses simplones señalan como una refutación de la teoría del valor de Marx.

Cómo el capital mismo ‘resuelve’ el problema de la transformación

Como dije en la primera parte de este artículo, el problema de la transformación sugiere que los valores-trabajo de las mercancías solo pueden ser iguales a sus precios de producción capitalistas si la plusvalía producida por los capitales es igual a cero. Esta condición, sin embargo, es justamente a lo que apunta la teoría del valor trabajo de Marx en el capítulo 15 del volumen 3 de El capital. Como lo confirma Henryk Grossman, Marx llama a esta condición: la sobreacumulación absoluta de capital, y la define de esta manera:

“Habría una sobreproducción absoluta de capital tan pronto como el capital adicional para propósitos de producción capitalista = 0. El propósito de la producción capitalista, sin embargo, es la autoexpansión del capital, es decir, la apropiación del trabajo excedente, la producción de plusvalor, de ganancia. Tan pronto como el capital, por lo tanto, hubiera superado en tal proporción a la población trabajadora que ni el tiempo de trabajo absoluto suministrado por esta población, ni el tiempo de trabajo excedente relativo, podrían expandirse más … en un punto, por lo tanto, cuando el capital aumentado produjera tanto, o incluso menos, plusvalía que antes de su aumento, habría una sobreproducción absoluta de capital; es decir, el capital aumentado C + ΔC no produciría más, o incluso menos, ganancia que el capital C antes de su expansión en ΔC.

La sobreacumulación absoluta de capital se produce cuando ninguna inversión adicional de los capitales aumenta la masa de ganancias. En este punto del desarrollo del modo de producción, la tasa de ganancia cae a cero y se cumple la condición del problema de la transformación de Marx: v = v + s , porque s = 0 ; es decir, los precios de producción de las mercancías deben ser iguales a sus valores-trabajo y nada más.

El problema de la transformación puede resolverse, por tanto, sólo si el modo de producción experimenta una sobreacumulación absoluta de capital. Pero este punto también señala el colapso de la producción basada en el valor de cambio y se expresa en el colapso del patrón oro. Así, el colapso de la producción sobre la base del valor de cambio y el colapso del patrón oro, son simplemente expresiones de un mismo evento: la sobreacumulación absoluta de capital.

Conclusión: cuando el dinero-mercancía se vuelve “no neutral”

Este argumento apunta a la Gran Depresión como el inicio histórico de la sobreacumulación absoluta. El ex presidente del Banco de la Reserva Federal, Ben Bernanke, en un artículo de 1991 titulado El patrón oro, la deflación y la crisis financiera en la Gran Depresión, argumenta que, durante la Gran Depresión, el dinero se volvió “no neutral” puesto que, en sus palabras, el patrón oro “funcionaba mal”. 

“La explicación de la Depresión basada en el patrón oro… es en muchos aspectos convincente. La duración y profundidad de la deflación durante finales de la década de 1920 y principios de la de 1930 sugieren fuertemente un origen monetario, y la estrecha correspondencia (tanto en el espacio como en el tiempo) entre la deflación y la adhesión de las naciones al patrón oro muestra el poder de ese sistema para transmitir shocks monetarios contractivos. También hay una alta correlación en los datos entre la deflación (caída de precios) y la depresión (caída de la producción), como han señalado los autores anteriores y como demostraremos nuevamente a continuación”.

Bernanke está tratando de explicar por qué la moneda emitida por el Estado no podía devaluarse durante la Gran Depresión. Lo que sus colegas descubrieron en ese momento es que el patrón oro, el vínculo de la moneda con una determinada cantidad en peso de dinero mercancía, impedía la devaluación. Dado que el dinero mercancía tiene un valor ligado al tiempo de trabajo gastado durante su producción, y dado que este valor es independiente de cualquier medida diseñada para reducir su poder adquisitivo, el intento de devaluar la moneda equivalía a un intento de devaluar el dinero mismo. Dado que el oro expresa sólo los valores de las mercancías en cualquier intercambio, para combatir el colapso de las ganancias (deflación), el Estado se vio obligado a salir del patrón oro.

Lo que Bernanke quiso decir con la frase “no neutralidad del dinero” es que el dinero mercancía se volvió incompatible con la producción por la ganancia. Pero el dinero mercancía es sólo valor de cambio, y el valor de cambio es sólo la forma fenoménica, de aparición, de los valores de las mercancías. Por lo tanto, decir que el dinero mercancía se volvió incompatible con la producción por la ganancia, significa que el valor se volvió incompatible con la producción por la ganancia.

Para ser honesto, este debe parecer un argumento bastante extraño: el capital es una forma de producción de mercancías y, por lo tanto, una forma de producción de valor. ¿Cómo puede el valor volverse incompatible con un modo de producción que produce valor? Marx tiene una explicación muy simple para esto: la inversión de capital adicional solo reduce aún más la tasa de ganancia. En el punto de sobreacumulación absoluta, las medidas que toma el capital para restaurar la tasa de ganancia ya no aumentan las ganancias, sino que las reducen.