Valores decrecientes, precios en alza: hacia una explicación de la inflación por la teoría laboral

por Jehu

Al castellano: Non Lavoro

https://therealmovement.wordpress.com/2017/03/17/declining-values-rising-prices-toward-a-labor-theory-explanation-of-inflation/


Es probable que nunca lo hayas notado, pero, en lugar de desarrollar una propia, la explicación para la inflación que han venido usando los economistas marxistas, es la de Milton Friedman. Y esto pasa porque, para descartar la explicación de Friedman, tendrán que desarrollar una explicación basada en el trabajo, y no en el dinero. Y los académicos marxistas de la posguerra, en general, no creen que el trabajo explique nada sobre el capitalismo, o creen, en el mejor de los casos, que es una categoría redundante frente al dinero.

Ahora bien, tomar prestados los argumentos de los burgueses simplones no es, en sí mismo, un problema — el mismo Marx lo hizo. Pero yo tengo dos problemas con tomarse del argumento de Friedman: primero, y a tono personal, odio a Friedman y no hay nada que quiera más que demostrar que es un imbécil incompetente. Lamento haber compartido el mismo aire en esta tierra con Friedman durante tantas décadas. Mi odio absoluto hacia Friedman, el rechazo total de todo lo que él representa y la absoluta repulsión por su sola existencia me obliga a rechazar cualquier argumento que se le atribuya.

Segundo, (y, ojalá, un poco menos irracional), el argumento de Friedman tiene defectos obvios que no pueden ser ignorados por los marxistas. El argumento de Friedman requiere que creamos que el Estado, al aumentar la oferta de moneda en circulación, puede aumentar los precios de las mercancías:

“La inflación es siempre y en todas partes un fenómeno monetario en el sentido en que es y puede ser producida solo por un aumento más rápido en la cantidad de dinero que en la producción. … Una tasa constante del crecimiento monetario a un nivel moderado puede proporcionar un marco bajo el cual un país puede tener poca inflación y mucho crecimiento. No producirá una estabilidad perfecta; no producirá el cielo en la tierra; pero puede hacer una contribución importante para una sociedad económica estable”.

— Milton Friedman, ‘La contrarrevolución en la teoría monetaria’ (1970)

El problema con este argumento no es solo que sea la política estatal la que cause la inflación, el argumento de Friedman requiere que creamos que la inflación surge de la relación de intercambio, y no de las relaciones de producción. La afirmación de que la inflación sea causada por la falsificación de la moneda por parte del Estado puede ser cierta, por supuesto, pero no concuerda con la teoría laboral del valor de Marx, que propone que las relaciones de intercambio son la expresión de las relaciones de producción. Para aceptar a Friedman, tendríamos que rechazar la teoría de los precios de Marx.

Si el dinero es una expresión del tiempo de trabajo socialmente necesario, y el tiempo de trabajo socialmente necesario se gasta en la producción, la lógica sugiere que la explicación para la inflación de los precios comienza no en el intercambio sino en la producción, no con el dinero sino con el trabajo.

Pero la dificultad de derivar la inflación de precios desde el trabajo es esta: la inflación implica el aumento de los precios, mientras que las premisas de la producción capitalista en la teoría laboral suponen que el trabajo incorporado en las mercancías disminuye generalmente. Si partes por la producción y la disminución del gasto de trabajo, debes explicar cómo es que puede llegar a expresarse la disminución del trabajo contenido en las mercancías en el aumento de los precios de las mercancías. Hay que explicar, en otras palabras, qué es lo que haría que los precios se muevan de manera inversa al trabajo contenido en las mercancías. Ahora bien, este es una gran peso para la teoría laboral y, francamente, la mayoría de los académicos marxistas de hoy no están a la altura; así que prefieren confiar en la explicación monetaria de Friedman en lugar de tomarse el tiempo en desarrollar una explicación que nazca de la teoría laboral. Un argumento originado en la teoría laboral asumiría inicialmente que los valores trabajo determinan los precios de las mercancías, pero solo hasta cierto punto del desarrollo de las fuerzas productivas del modo de producción capitalista. Después de ese punto, los precios divergirían cada vez más de sus valores trabajo e incluso aumentarían a medida que cayera el valor contenido en las mercancías.

¿Qué es lo que causaría un cambio repentino en los precios y que éstos  comiencen a moverse inversamente a los valores trabajo de las mercancías? La explicación más aproximada disponible para este cambio repentino y extraño en el comportamiento de los precios es la que ofrece Marx en El Capital, volumen 3, capítulo 15: la sobreacumulación absoluta, sobre la cual,  Marx dice lo siguiente:

“Habría una sobreproducción absoluta de capital tan pronto como el capital adicional para los fines de la producción capitalista fuese = 0. Sin embargo, el propósito de la producción capitalista es la autoexpansión del capital, es decir, la apropiación del trabajo excedente, la producción de plusvalía, de ganancia. Por lo tanto, tan pronto como el capital hubiese crecido en una proporción tal respecto de la población activa, que ni el tiempo de trabajo absoluto suministrado por esta población, ni el excedente relativo de tiempo de trabajo, pudiesen ampliarse ya más (de todos modos, esto último no sería factible en el caso de que la demanda de trabajo fuese tan intensa que hubiera una tendencia a que los salarios aumentaran); en un punto, por lo tanto, cuando el aumento de capital produjera tanto o incluso menos plusvalía que antes de su aumento, habría una sobreproducción absoluta de capital; es decir, que el aumento de capital C + ΔC no produciría más ganancia, o incluso una ganancia menor que el capital C antes de su expansión por ΔC. En ambos casos habría una caída brusca y repentina en la tasa general de ganancia, pero esta vez debido a un cambio en la composición del capital no causado por el desarrollo de las fuerzas productivas, sino por un aumento en el valor dinerario del capital variable (debido al aumento de los salarios) y por la correspondiente reducción en la proporción entre el trabajo excedente y el trabajo necesario.”

En otras palabras, Marx sugiere que hay un límite absoluto para la acumulación capitalista, un límite que no puede ser excedido por el modo de producción. Una vez que el capital se encuentra con este límite, toda  inversión adicional provocaría que la masa de ganancias disminuya, en lugar de aumentar.

Ahora, el gran problema con este argumento de Marx es este: ningún académico marxista de hoy cree que esto pueda suceder. Todos los académicos marxistas que he leído, desde la escuela ortodoxa de académicos de ‘línea dura’, como Kliman, hasta la escuela neomarxista de académicos como Simon Clarke, concuerdan en que Marx no hablaba en serio en esta idea de un límite absoluto de acumulación. Marx, argumentan, solo lo decía  hipotéticamente, para ilustrar su punto; proponía un escenario, nunca imaginó que realmente podría suceder.

Mi problema con Kliman, Clarke, y los demás, es que esta es la única forma posible de explicar el comportamiento paradójico de los valores y los precios sin invocar la ingenua teoría cuantitativa del dinero de Friedman. De estar hablando Marx hipotéticamente, quedamos abandonados al argumento monetario de Friedman y eso me entristece. Así que, si hay alguna posibilidad de demostrar que ese simplón incompetente es un fraude y un charlatán, prefiero tomarla.

El apoyo textual a la idea de que Marx no estaba hablando hipotéticamente existe solo en la muy débil forma de una extraña broma que él hace cuando define lo que quiere decir con el término sobreacumulación absoluta:

“La sobreproducción de capital, y no de mercancías individuales — pese a que la sobreproducción de capital siempre implica la sobreproducción de mercancías — no significa otra cosa que la sobreacumulación de capital. Para apreciar lo que es esta sobreacumulación (cuyo análisis más detallado se realiza más adelante), uno solo necesita asumir que es absoluta. ¿Cuándo sería absoluta la sobreproducción de capital? ¿La sobreproducción que afectaría no solo a una u otra, o a ciertas esferas importantes de la producción, sino que fuese absoluta en todo su alcance, es decir, que englobase todos los campos de la producción?

Nótese en esta cita de Marx, la afirmación entre paréntesis, “cuyo análisis más detallado se realiza más adelante”. Si Marx hablaba solo hipotéticamente, ¿por qué iba a intentar examinar la sobreacumulación absoluta en más detalle más adelante en el volumen 3 de El Capital? Una posible interpretación de esta afirmación es que Marx no estaba hablando hipotéticamente; pretendía mostrar que había un límite absoluto en la acumulación capitalista.

No es sorpresa que tanto Grossman como Postone — los dos más grandes pensadores marxistas de la posguerra — aporten argumentos que concuerdan conmigo — no con Kliman y Clarke.

Para Grossman, la sobreacumulación absoluta conduce a una situación en la que la fuerza de trabajo (una mercancía) debe venderse por debajo de su valor. Para Postone, el desarrollo de las fuerzas productivas conduce a la acumulación de tiempo de trabajo superfluo. Creo que cualquiera de estas conclusiones puede ser el punto de partida de un argumento que explique cómo es que la disminución del valor contenido en las mercancías puede dar lugar a un aumento de los precios de las mercancías.

El argumento de Grossman básicamente establece que el tiempo de trabajo socialmente necesario ya no determina el precio pagado por la fuerza de trabajo; mientras que el argumento de Postone básicamente establece que el tiempo de trabajo agregado no cae, como asumíamos antes. Por lo tanto, cada cual está de acuerdo en que, en cierto punto del desarrollo de las fuerzas productivas vinculadas con el capital, el tiempo de trabajo socialmente necesario ya no determina el tiempo de trabajo real ni los precios.

Si los precios no expresan el tiempo de trabajo socialmente necesario requerido para la producción de las mercancías, deben ahora expresar cada vez más el tiempo de trabajo real de la sociedad. A medida que el tiempo de trabajo real de la sociedad aumenta en relación con el tiempo de trabajo socialmente necesario requerido para la producción de las mercancías, los precios deben aumentar en relación a los valores de las mercancías.

Téngase en cuenta que no se otorga ningún papel en la inflación a la falsificación de la moneda por parte del Estado. Esto se debe a que la falsificación estatal está determinada por la expansión del tiempo de trabajo innecesario y no es lo que la causa. Las políticas monetarias y fiscales del Estado son determinadas, no determinantes. Dado que el tiempo de trabajo agregado aumenta, el Estado debe aumentar la cantidad de moneda en circulación o se producirá un colapso.