Pregunta de Platypus No. 7: “La política del trabajo y el, más amplio, proyecto de emancipación social”

por Jehu

Al castellano: Non Lavoro

https://therealmovement.wordpress.com/2013/12/12/platypus-question-no-7-the-politics-of-work-and-the-broader-project-of-social-emancipation/


En la pregunta 7, el grupo Platypus apunta a la relación entre “la política del trabajo” y otras luchas políticas:

“7. Dada la amplitud de los asuntos y las luchas perseguidas por la izquierda históricamente y hoy en día — la raza y el racismo, la igualdad de género, las preocupaciones ambientales, la globalización, el militarismo, etc., ¿cuál es la relación entre la política del trabajo y el, más amplio, proyecto de emancipación social? ¿Exactamente qué tan central o periférica es la política del trabajo para la emancipación social como tal?

La pregunta, como la formula Platypus, hace que parezca que la “política del trabajo” tiene, de alguna manera, un enfoque estrecho. Junto a la “estrecha” “política del trabajo” están los asuntos “más amplios”, de raza, género, medio ambiente, globalización y militarismo. Pero, ¿qué es el racismo sino un artefacto de la competencia entre los trabajadores blancos y los trabajadores negros por quién venderá su fuerza de trabajo al capital? ¿Hay alguna otra faceta del “racismo” que yo no conozca? ¿Qué es ese asunto “más amplio” de la “igualdad de género”, sino que cada trabajadora venda su fuerza de trabajo en igualdad de condiciones con los hombres?

El problema, creo, es meter la esclavitud asalariada dentro de los estrechos límites de la política — como “política del trabajo”. Reducido a la política, el tema de la esclavitud asalariada es una lucha por la venta de la fuerza de trabajo y por los términos y condiciones de dicha venta. Los problemas “más amplios”, relacionados con esta venta, aparecen como preocupaciones de individuos específicos que, en competencia con otros, sufren desventajas por diversas razones — muchas de ellas derivadas de causas históricas. Estas desventajas tienen un impacto sobre quién puede vender su fuerza de trabajo, en qué términos y con qué estipulaciones, pero nunca se refieren al trabajo asalariado en sí.

Este no es más que un ejemplo de la adopción de la opinión de apologistas burgueses y economistas ingenuos, por la izquierda. Desde ese punto de vista, la transacción entre el comprador y el vendedor de la fuerza de trabajo es totalmente voluntaria, conformada por todos los principios de libertad y de escrupulosa atención a los derechos otorgados por Dios a cada propietario. Estos dos propietarios — uno con dinero y el otro con una mercancía en venta — se reúnen en el ambiente neutral del mercado. El estado se mantiene en segundo plano para garantizar que, en ningún caso, se violen los derechos de cada uno a sus propiedades y para hacer cumplir los términos del contrato acordado mutuamente entre las partes. Este sinsentido simplista burgués se importa al pensamiento crítico de la izquierda, donde lo que debe explicarse es por qué esta atmósfera aparentemente civilizada se ve repentinamente invadida por la carnicería del genocidio y la guerra. ¿Por qué en este ambiente donde cada uno posee su propiedad y todos los intercambios son voluntarios, hay degradación ambiental, desigualdad y fuga de capitales?

En los Estados Unidos, por ejemplo, el trabajo negro recién liberado fue fuertemente regulado por el estado, después del derrocamiento de la Reconstrucción. De acuerdo con Wikipedia:

“En los Estados Unidos, los Códigos Negros más notorios fueron las leyes aprobadas por los estados del sur en 1865 y 1866, después de la Guerra Civil. Estas leyes tenían la intención y el efecto de restringir la libertad de los afroamericanos y obligarlos a trabajar en una economía laboral basada en bajos salarios o deudas”.

Wikipedia agrega: “La característica definitoria de los Códigos Negros era la ley de vagancia, que permitía a las autoridades locales arrestar a las personas liberadas y remitirlas a trabajos involuntarios”. Según la misma fuente, entre 1893–1909, “todos los estados del sur, excepto Tennessee, aprobaron nuevas leyes de vagancia”. Estas leyes fueron acompañadas por leyes que excluían a los afroamericanos de los derechos políticos esenciales, y por una intensa campaña de violencia dirigida a los trabajadores afroamericanos a medida que pasaban desde las condiciones semifeudales de la agricultura del sur a la industria.

Cualquier estudio serio de la historia de la raza en los Estados Unidos después de la reconstrucción, debe concluir que la opresión racial es solo una expresión de la competencia por la venta de la fuerza de trabajo. Por lo tanto, tratar el racismo a la par con la esclavitud asalariada es ocultar el carácter esencial del racismo y de la esclavitud asalariada. La esclavitud asalariada, en sí misma, debe verse como algo que implica no solo la venta de la fuerza de trabajo, sino también la frenética y fea competencia por venderla. No hay nada civilizado o “normal” en situar las capacidades humanas como meras mercancías a la venta en el mercado. No hay forma en que esto pueda verse como un intercambio consensuado cualquiera entre un comprador y un vendedor, como a menudo lo retrata la economía y las apologías de los burgueses simplones. Que la esclavitud asalariada pueda verse como un acto “normal”, posible de ser despojado de su carácter inhumano, nos da una medida de la estupidez de la izquierda. De alguna manera, es posible una esclavitud asalariada “civilizada” sin todo ese payaseo con el racismo o la desigualdad de género, etc.

¿Quieres ver la esclavitud asalariada como realmente es?

Esta es la esclavitud asalariada como realmente aparece a los participantes:

Y esta:

No hay esclavitud asalariada sin violencia, sin el trato más inhumano de los demás, sin la competencia más malvada entre los trabajadores. Ustedes, malditos izquierdistas, necesitan despertar. Todas sus políticas identitarias son una completa patraña de mierda que no puede siquiera comenzar a capturar la violencia de las relaciones sociales existentes, la condición normal bajo la cual se compra y vende la fuerza de trabajo a diario.