Pregunta de Platypus No. 2: ¿Es políticamente relevante la distinción entre “trabajo” [work] y “trabajo” [labor]?

por Jehu

Al castellano: Non Lavoro

https://therealmovement.wordpress.com/2013/12/07/platypus-question-no-2-is-the-distinction-between-work-and-labor-politically-relevant/


En la segunda pregunta, el grupo Platypus pregunta si la distinción entre actividad humana intencional y trabajo [labor] es políticamente relevante.

“2. A menudo, se hace una distinción entre “trabajo” [work] como actividad humana intencional (presumiblemente existente antes y después del capitalismo) y “trabajo” [labor] en el sentido de trabajo en el capitalismo, donde el trabajador realiza una actividad intencional por dinero bajo amenaza de escasez material (típicamente en la forma de trabajo asalariado). ¿Es políticamente relevante esta distinción cuando se piensa en el trabajo? En una sociedad libre, ¿se manifestaría el trabajo en uno o en ambos sentidos?

Creo que esta es una de las fuentes más importantes de confusión entre los comunistas: confundir “trabajo” [labor] con “actividad humana intencional”: el trabajo [labor] no tiene nada que ver con la actividad humana intencional. Como explica Marx en el primer capítulo del volumen 1 del El Capital, en la teoría laboral, lo único que al trabajo le concierne es la producción de valor, no de la riqueza material. La actividad humana intencionada, el trabajo útil y concreto, por el contrario, es producción de riqueza material, de objetos necesarios para satisfacer necesidades humanas. Entre la producción de valor y la producción de riqueza material no hay conexión directa.

La política es una expresión del trabajo, es decir, de la producción de valor; nada tiene que ver con la producción de riqueza material, pero seguimos tratando a la política como si pudiera afectar la producción de riqueza material. En la política, la única actividad humana relevante es la producción de valor, vale decir, el trabajo asalariado. Todos los debates, todas las políticas a las que se llegó a través de estos debates, y todas las medidas implementadas tienen que ver  únicamente con la producción de valor.

Entender esto es importante, porque, que la acción política pueda afectar a la producción de la riqueza material, es la ilusión más común. Para realmente afectar la producción de la riqueza material, debemos actuar sobre las relaciones materiales reales de producción. La acción política por sí sola es insuficiente para lograrlo. En El Manifiesto Comunista, Marx y Engels advierten que las medidas políticas serán notables en su insuficiencia económica:

“Por supuesto, al principio, esto no puede llevarse a cabo excepto mediante incursiones despóticas en los derechos de propiedad y en las condiciones de producción burguesa; por lo tanto, mediante medidas que parecen económicamente insuficientes e insostenibles, pero que, en el curso del movimiento, se superan a sí mismas, necesitan éstas un mayor avance en el antiguo orden social y son inevitables como un medio para revolucionar por completo el modo de producción.”

Es importante afirmar esto a propósito del impacto profundamente conservador que tiene el trabajo en la política que mencioné en la respuesta anterior. Las medidas puramente políticas tienen que ver con la producción de valor; dichas medidas son completamente insuficientes para abordar este problema; requerirán de una sucesión de medidas adicionales. Por ejemplo, una reducción de las horas de trabajo o el aumento del salario mínimo tienen el efecto de reducir las ganancias del capital sin aumentar la riqueza material. Pero la ganancia es en sí el motivo de la producción dentro del modo de producción capitalista.

Al reducir las ganancias, por lo tanto, se debe reducir el empleo. Las medidas que reducen las ganancias hacen que sea necesario dar nuevos pasos en este sentido.

Por dar un ejemplo contemporáneo: si el movimiento para aumentar los salarios de los trabajadores de la comida rápida tiene éxito, un gran número de establecimientos de comida rápida irán a la quiebra. Estos establecimientos solo pueden generar una tasa de ganancia promedio sobre la base de los salarios y beneficios más bajos posibles. La quiebra de establecimientos dentro de la industria de la comida rápida se acelerará, el capital fluirá fuera de este sector hacia sectores donde se pueda obtener una tasa de ganancia promedio, y la industria misma pronto dejará de existir.

Obviamente, una gran cantidad de trabajadores de la comida rápida perderá sus empleos; esta es la amenaza que el capitalista cierne sobre sus cabezas:

“Acepta los salarios de miseria que te pagamos o de lo contrario…”

¿Sugiere este escenario que no se deba hacer esfuerzos por aumentar los salarios de los trabajadores de la comida rápida? ¿Deberíamos sentirnos intimidados por las amenazas de los capitalistas? Por supuesto que no. Pero lo que sí, es que debemos marcar nuestra línea: si los capitalistas de la comida rápida no pueden pagarnos un salario decente, no tienen motivos para existir como empresa capitalista. No solo te sacaremos del negocio, sino que los salarios aumentarán incluso cuando te saquemos del negocio y sacándote a ti del negocio.

Los esfuerzos por aumentar los salarios en la industria de la comida rápida requerirán de más esfuerzos por abordar la pérdida de empleos que resulta del alza de los salarios. Pero estos esfuerzos adicionales reducirán aún más las ganancias de los capitalistas. Con este ejemplo, puede verse que, hasta las más mínimas reformas, sólo tienen sentido a la luz de un esfuerzo a más largo plazo por abolir el trabajo asalariado.

Es más, desde el punto de vista de la abolición del trabajo asalariado, también podemos entender las reformas más ambiciosas por su importancia real; por ejemplo: las leyes de trabajo infantil y de Seguridad Social, establecen los límites para el comienzo y el final de la vida laboral de un trabajador; menos horas de trabajo, establecen la duración del trabajo, dentro de este límite, de por vida; el salario garantizado y el salario mínimo, establecen el nivel mínimo de consumo para los trabajadores durante este tiempo de trabajo; y los sistemas nacionales de salud y similares, separan, cada vez más, la contribución laboral de las personas de su derecho a acceder a los medios de consumo comunes.

En suma, este tipo de reformas pueden entenderse como algo más que simples reformas: establecen límites al sistema del trabajo asalariado en sí. Llevadas a su fin lógico, amenazan todo el sistema de esclavitud asalariada.

Pero esto es cierto solo cuando las reformas se llevan hasta su fin lógico. Como fines en sí mismos, sin la abolición completa del trabajo, no tienen ningún sentido, puesto que socavan el sistema de producción por la ganancia y reducen el empleo. Estas reformas son vulnerables a las acusaciones hechas por los políticos capitalistas respecto a que impiden la expansión del empleo, es decir, impiden la expansión del sistema de esclavitud asalariada.

Nuestra respuesta a los apologistas del capitalismo es que tenemos la intención de impedir la expansión del sistema de esclavitud asalariada, porque este sistema no tiene relación alguna con la satisfacción de las necesidades de la clase trabajadora.